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Madrid: El Alcázar Madrileño

En el siglo XIV el Alcázar Madrileño empieza a adquirir una cierta entidad debido a las cada vez más frecuentes estancias de los reyes de la dinastía Trastámara. Por lo tanto, la dinastía de los Trastámaras convirtió el edificio en su residencia temporal, de tal modo que, a finales del siglo XV, el Alcázar de Madrid era ya una de las principales fortalezas de Castilla y la villa madrileña sede habitual en la convocatoria de las Cortes del Reino. En consonancia con su nueva función, el castillo incorporó en su topónimo el apelativo de real, indicativo de su uso exclusivo por la monarquía castellana.

 Nuestro protagonista: Felipe II se traslado a este Alcázar desde Noviembre de 1532  hasta el 17 de Febrero de 1533.

El desaparecido Real Alcázar de Madrid estuvo situado en el solar donde actualmente se erige el Palacio Real, en la ciudad española de Madrid. Construido como fortaleza musulmana en el siglo IX, el edificio fue ampliándose y mejorándose con el paso de los siglos, hasta convertirse en palacio real. Pese a ello, siguió conservando su primitiva denominación de alcázar.

La primera ampliación de importancia acometida en el edificio se efectuó en el año 1537, por encargo del emperador Carlos I, pero su aspecto exterior final corresponde a las obras realizadas en 1636 por el arquitecto Juan Gómez de Mora, impulsadas por el rey Felipe IV. Fue residencia de la Familia Real española y sede de la Corte desde la dinastía de los Trastámara hasta su destrucción en un incendio en la Nochebuena de 1734, en tiempos de Felipe V.

Existe una amplia documentación sobre la planta y el aspecto exterior que tuvo el edificio entre el siglo XVI y 1734, cuando desapareció en un incendio: numerosos textos, grabados, planos, maquetas y pinturas. Sin embargo, las imágenes de su interior son muy escasas y las referencias sobre su origen tampoco son abundantes.

Por lo que refiere al incendio como anécdota podemos decir que ocurrió en la Nochebuena de 1734, con la Corte desplazada al Palacio de El Pardo, se declaró un pavoroso incendio en el Real Alcázar de Madrid. El fuego, que pudo tener su origen en un aposento del pintor de Corte Jean Ranc, se propagó rápidamente, sin que pudiera ser controlado en ningún momento. Se extendió a lo largo de cuatro días.

Según el relato de Félix de Salabert, marqués de Torrecillas, realizado días después de producirse el suceso, la primera voz de aviso se dio aproximadamente hacia las 00:15, por parte de unos centinelas que hacían su guardia. El carácter festivo de la jornada impidió que la alerta saltase de inmediato a la calle e, incluso, el toque a fuego de los campanarios fue inicialmente desatendido, ya que la gente «discurría que eran maitines» (rezos de antes del amanecer), en palabras del citado autor. Los primeros en colaborar, tanto en la extinción del fuego como en el rescate de personas y objetos, fueron los frailes de la congregación de San Gil.

Se hizo un ímprobo esfuerzo en la recuperación de los objetos religiosos que se custodiaban en la Capilla Real, además de dinero en efectivo y joyas de la Familia Real. La recuperación de los numerosos cuadros del Alcázar se dejó en un segundo plano, ante las dificultades que implicaba por su tamaño y ubicación a varias alturas y en múltiples salas. De ahí que se perdiera un buen número de las pinturas que se guardaban en el edificio en aquel momento. No obstante, una buena parte de las colecciones pictóricas había sido trasladada previamente al Palacio del Buen Retiro, para preservarla de las obras de reforma que estaban teniendo lugar en el interior del Real Alcázar, lo que las salvó de una probable destrucción.

Extinguido el incendio, el edificio quedó reducido a escombros. Los muros que quedaron en pie tuvieron que ser demolidos, dado su estado de deterioro. Cuatro años después de su desaparición, en 1738, Felipe V ordenó la construcción del actual Palacio Real de Madrid, cuyas obras se extendieron a lo largo de tres decenios. El nuevo edificio fue habitado por primera vez por Carlos III en el año 1764.

Os adjuntamos este video para que podáis ver la evolución del Alcázar:

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Segovia: El Alcázar de Segovia

Felipe II se traslado a Segovia, donde junto a su madre y la corte se hospedaron en el Alcázar de la ciudad desde  Septiembre de 1532 hasta  Octubre de 1532.

El Alcázar de Segovia es uno de los monumentos más destacados de Segovia, que se alza sobre un cerro en la confluencia de los ríos Eresma y Clamores.

Construido entre los siglos XII y XVI, fue numerosas veces restaurado y ampliado, posiblemente desde Alfonso X hasta Felipe II. A este último se debe su aspecto actual, su “silueta” lo hace único entre los castillos españoles.

En la Edad Media, por su seguridad como por la proximidad de zonas de caza, el Alcázar se convirtió en una de las residencias favoritas de los Reyes de Castilla, en especial de Alfonso X. Fue habitado muchas veces y llegó a ser uno de los más suntuosos palacio-castillos en el siglo XV.

La fortaleza sirvió posteriormente como prisión de Estado hasta que en 1762 Carlos II fundó en Segovia el Real Colegio de Artillería que tuvo su sede en el alcázar. En 1862, un incendio destruyó las suntuosas techumbres de las salas nobles, que pudieron ser reconstruidas fielmente con posterioridad gracias a la existencia de grabados.

 

 

 

La distribución del castillo se articula en dos áreas:

 La exterior con un patio herreriano, foso, puente levadizo y la torre del homenaje las dependencias interiores que incluyen una capilla y varias salas nobles (sala del Trono, de la Galera, de las Piñas, de los Reyes, etc.) que pueden visitarse en la actualidad. Su planta es muy irregular y se adapta al cerro sobre el que se levanta. Destaca la muy bella torre del homenaje, cuadrada con cuatro torreones, estancia cubierta de cañón apuntado y ventanales germinados. Fue levantada por Juan II y en un principio sirvió de sala de armas.

En el interior, los salones y estancias fueron decorados con gran lujo y belleza por pintores y artistas mudéjares. Actualmente, alberga un Museo de Armas y Archivo Militar.

Una vez finalizadas las obras de restauración del Alcázar de Segovia, motivadas por el incendio producido en 1862, por Real Orden de 14 de enero de 1896 se dispuso que por el Ministerio de Fomento se cediera al de Guerra, con destino exclusivo a dependencias del Cuerpo de Artillería, el edificio del Alcázar de Segovia. Por otra de 26 de enero de 1909 se hizo cargo del edificio, una parte del cual estaba ocupado por el Archivo general Militar, el Coronel Director de la Academia de Artillería, en nombre del Arma.  En el mismo tiempo, con la cooperación de las diversas dependencias artilleras, se realizaron, con muy loable deseo, y en la medida que los recursos lo consintieron, algunas obras de restauración, que no tuvieron la continuidad apetecible.

Para remediar esta falta y atender a la costosa conservación del edificio se dispuso la creación del Patronato del Alcázar de Segovia, por Decreto de la Presidencia del Gobierno de 18 de enero de 1951, que establece que el Alcazar seguirá perpetuamente usufructuado por el Ejército y adscrito al Arma de Artillería, de cuyo patrimonio espiritual forma parte. La misión del Patronato es la de regular la utilización del edificio y sus anexos en beneficio del común acervo cultural; la de velar por la conservación, entretenimiento y protección artística antedicha, y la de fomentar todas las actividades e iniciativas relacionadas con su significación.

En 1931 fue declarado monumento histórico artístico. En el año 1953 se creó el patronato del alcázar que es el responsable del museo que se puede visitar en su interior.

 

 

Para más información y para poder ver las exposiciones y actividades vigentes, podéis visitar la Web que os detallamos:

http://www.alcazardesegovia.com/index.htm

 

O si preferís ir directamente  estos son los datos:

PATRONATO DEL ALCÁZAR DE SEGOVIA

 Plaza de la Reina Victoria Eugenia, s/n

 40003  Segovia (España)

 Teléfono  921. 460759  –  921. 460452

patronato@alcazardesegovia.com

reservas@alcazardesegovia.com

 

 HORARIOS DE APERTURA

VERANO                (Abril-Septiembre)             De 10 a 19 h.

 INVIERNO             (Octubre-Marzo)                De 10 a 18 h.

Octubre: Viernes, Sábados : Horario de Verano

Resto Semana: Horario de Invierno                       

          

PRECIOS

ENTRADA GENERAL             4 €

ENTRADA REDUCIDA           3€

TORRE DE JUAN II 2€

VISITA CON GUIA  (Suplemento)      1€

TERCER MARTES DE CADA MES GRATIS. MIEMBROS DE LA U.E.  (EXCEPTO FESTIVOS)

COLEGIOS Y GRUPOS PREVIA PETICIÓN DE HORA

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Medina del Campo: El Palacio de los Dueñas

Felipe II vivio en El Palacio de los Dueñas (Medina del Campo) desde Diciembre de 1531 hasta  Agosto de 1532.

Medina del Campo es una villa española de origen prerromano situada en la Comunidad Autónoma de Castilla y León, en la provincia de Valladolid, España. Se sitúa en el suroeste de la provincia de Valladolid, de cuya capital dista 52 km. Medina del Campo se encuentra a 721 msnm a orillas del río Zapardiel extendiéndose su término municipal sobre 153 km².

Medina del Campo está considerada como Conjunto Histórico Artístico desde el 14 de octubre de 1978 por conservar un extraordinario patrimonio monumental de la época, presidido por la robusta figura del Castillo de La Mota.

La construcción data del siglo XV, iniciada durante el reinado de Juan II de Castilla, llevándose a cabo importantes reformas bajo el gobierno de los Reyes Católicos, que en 1493 le darían su perfil definitivo. Sin embargo anteriormente la fortaleza había tenido participación en acontecimientos sucedidos durante el reinado de Pedro I de Castilla. César Borgia, que conseguiría fugarse desde una ventana, el Duque de Calabria o Hernando Pizarro sufrirían aquí su cautiverio. Su hermosa portada gótica del Patio de Armas, la escalera de Honor, el mirador de la Reina y la torre del Homenaje con sus artesanados mudéjares, son hoy solemnes decorados para numerosas reuniones culturales, políticas y sociales.

Volviendo a lo que nos concierne, saber que en el casco antiguo brilla una colección de casas nobles, como el palacio renacentista de Dueñas, donde residió nuestro personaje.

 

 

 

El Palacio de los Dueñas es, sin duda alguna, uno de los edificios civiles de mayor calidad artística de cuantos se levantaron en la Medina del Renacimiento. Construido a instancias del primer Consejero de Indias Dr. Diego Beltrán (su escudo de armas es el que preside la portada de acceso) durante el segundo cuarto del siglo XVI, su traza y ejecución corresponde al arquitecto real Luis de Vega, participando en su ornamentación, entre otros, el escultor Esteban Jamete; los maestros de cantería Pedro de la Piedra, Diego de Soba y Aparicio de la Vega; el rejero Cristóbal González, y el carpintero Francisco de la Fuente que es quien realiza los espléndidos artesonados, de los cuales aún subsiste el del zaguán de entrada.

Muerto el Dr. Beltrán, la mansión pasa a manos de su hijo Ventura; posteriormente, al matrimonio formado por Francisco de Dueñas y Mariana Beltrán (nieta del fundador) y, a partir de entonces, a los herederos de su mayorazgo. Alojamiento eventual de reyes -recuérdese la famosa escena de Carlos V, camino de Yuste- y sede provisional de la Chancillería entre 1602 y 1604, fue la última morada, en su destierro, del Marqués de la Ensenada. Ya en nuestro siglo, en el otoño de 1916, los Marqueses de Argüeso adquieren el edificio a los descendientes de los Dueñas con la intención de replantear el patio y la escalera en Madrid, traslado que afortunadamente no llegó a producirse. En diciembre de 1950, el Estado compra el inmueble a los propietarios de entonces, los duques de Sueca, para instalar en él un instituto laboral y desde entonces ha servido como centro de enseñanza. Los testimonios más antiguos que conocemos acerca de su construcción se remontan a 1528 y se refieren a la labra de la puerta del zaguán que da paso al magnífico patio porticado. En abril de 1529 se cierra la fachada de la entonces calle de Santiago, se cubren el zaguán y el piso principal, y, en diciembre de 1530, comienza la construcción de los tejados; en 1533 se labran la mayor parte de las medallas y demás aderezos del patio, y diez años más tarde las obras se dan por terminadas, aunque hay constancia de intervenciones posteriores de reparación, como, por ejemplo, la de las molduras y otros elementos ornamentales del patio en 1581.

 

La planta del edificio es cuadrada, dispone de dos plantas y en uno de sus ángulos se alza una torreta; los vanos de la fachada se cubren, en la planta baja, por buena piezas de forja con forma de celosía. La portada de acceso es adintelada y flanqueada por columnas; el cuerpo superior, rematado con frontón triangular, recoge el escudo de los Beltrán entre dos angelotes y, más arriba, dos bustos en relieve enmarcados por medallones circulares. El zaguán de entrada, cubierto por un extraordinario artesonado, da paso al magnífico patio rectangular porticado de dos plantas, formado por arcos rebajados y columnas que ofrecen bellas decoraciones escultóricas en sus capiteles; una hermosa escalera de tipo claustral nos permite el acceso a la planta noble.

 

 

El patio porticado

El conjunto de medallas dispuestas en las enjutas de los arcos de este patio es un signo de homenaje a la monarquía por parte de sus primeros propietarios, cuyo modelo inmediato hay que buscarlo en la serie similar del palacio de D. Francisco de los Cobos (hoy Capitanía General) de Valladolid, obra del mismo arquitecto y de los mismos escultores. Idealizando sus facciones, van apareciendo de forma sucesiva los bustos de los reyes castellanos desde Fernando I hasta Felipe el Hermoso, ya fallecido cuando se ejecuta la obra. Incomprensiblemente falta Sancho II, y se incluyen los dos reyes de la secesión leonesa, Fernando II y Alfonso el de Badajoz, así como los reyes consortes Alfonso el Batallador, Fernando el Católico y el ya citado Felipe el Hermoso; la ausencia de Dª Juana (+1555) nos da a entender que en momento de terminar el conjunto, la desdichada reina aún no había fallecido.

 Para una lectura correcta de estas medallas, hemos de situarnos en el ángulo más cercano al arranque de las escaleras y, comenzando por la galería del noreste (la más alejada de la entrada principal), recorrer el perímetro del patio en sentido contrario a las agujas del reloj hasta llegar al punto de partida: Los monarcas representados entre los arcos de la planta baja son los reinantes entre los siglos XI y XIII: Fernando I, Alfonso VI, Dª Urraca, / Alfonso VII, Alfonso IX, Fernando II (estos dos últimos, reyes privativos de León y colocados en orden contrario), Alfonso VIII, / Sancho III, Alfonso IX, Enrique I, / Dª Berenguela, Fernando III, Alfonso X y Sancho IV.

Los siguientes se encuentran entre los arcos de la galería alta, pero dispuestos en sentido contrario al que hemos observado hasta el momento; es decir, recorriendo ahora el patio con el sentido de las agujas del reloj, veremos, desde el punto de partida primitivo y de forma sucesiva, las efigies de Fernando IV, Alfonso XI, Pedro I, Enrique II, / Juan I, Enrique III, Juan II, / Enrique IV, Isabel I, Fernando V y Felipe I. Las tres medallas restantes (galería superior del ala noreste) son copias instaladas durante la restauración del patio llevada a cabo entre 1985 y 1986 y representan a los reyes que se encuentran en el pórtico de enfrente, pero con el orden invertido; dichos espacios, según el planteamiento original de la serie, deberían corresponder a Juana I, Carlos I y Felipe II. Conviene recordar que en el antepecho del coro de la iglesia conventual de Santa María la Real de Dueñas pueden admirarse dos medallones ejecutados con la misma traza que los aquí dispuestos.

 

Para poder visitarlo el horario es el siguiente:

De Lunes a Viernes de 9.00h a 14:45h.

Julio y Agosto cerrados.

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RESIDENCIAS DE FELIPE II ( De 1531 a 1533 )

Después de este primer viaje de nuestro protagonista Felipe II, la familia real se asentó en las siguientes residencias reales:

De Diciembre de 1531 hasta  Agosto de 1532 en El Palacio de los Dueñas (Medina del Campo)

De Septiembre de 1532 hasta  Octubre de 1532 en el Alcázar de Segovia

De Noviembre de 1532 al 17 de Febrero de 1533 en el Alcázar Madrileño

Comentar que  durante estos años el padre de Felipe II, no cesa de viajar.

Con lo que en muchos periodos Felipe II convivirá únicamente con su madre y la Corte,  y posteriormente con su hermana María.

Vamos a adentrarnos un poquito más en estas residencias reales.