Los inicios de la casa de Austria en España suponen un momento clave en la evolución histórica. El siglo XVI es un siglo de hegemonía hispana y de primer esplendor. La Monarquía de Carlos I y de Felipe II se extiende por todos los confines del mundo. Tal imperio fue construido gracias a la fuerza de la política, la diplomacia y las armas.
Carlos V recibió por herencia un extenso territorio, con posesiones en media Europa y el norte de Africa. Felipe II, hijo y sucesor de Carlos I, heredará los territorios de éste, excepto el Imperio, si bien más adelante añadirá Portugal. Además, el siglo XVI ve cómo se incrementa la presencia española en América y Filipinas.
Carlos I y Felipe II, los Austrias Mayores, gobernaban sobre un conjunto de múltiples territorios que, sin unirse entre sí, reconocían particularmente su dominio. Sin embargo, por fuerza habría de resultar enormemente complicado atender al gobierno de naciones y pueblos tan heterogéneos. Así, entre los críticos años de 1598 y 1700 la hegemonía política y militar de España cede al empuje de otros países como Fancia e Inglaterra, que ya se anuncian como potencias en el panorama europeo. Ha pasado ya, de modo definitivo, la hora de España como imperio universal.