El siglo XVIII español se inauguró con el conflicto sucesorio que enfrento al futuro Felipe V de España y al futuro emperador Carlos IV; este enfrentamiento dinástico entre borbones y austracistas afecto a muy diversos territorios, entre los que se encontraba la villa valenciana de Elche. A continuación pasaremos a realizar un rápido repaso sobre lo que supuso este acontecimiento para las tierras ilicitanas del silo XVIII.
Dependiendo de la fuente consultada (Sempere y Pastor, 1992. p. 36), Elche fue ocupada por los astracistas entre junio y julio de 1706, extendiéndose ésta ocupación hasta octubre del mismo año; el único documento conservado de este periodo data del 1 de agosto de 1706, y en él se habla del envío de 72 mulas y varios hombres para ayudar a desembarcar algunos cañones de la armada inglesa, la cual se encontraba anclada en la bahía de Alicante. Pese a las interpretaciones tradicionales, que hablan del apoyo ilicitano a la causa del Archiduque, hay diversos indicios que nos llevan a pensar que la estancia austracista en Elche estuvo más cercana a la invasión que a la aceptación voluntaria de los ilicitanos; uno de los indicios comentados es una carta del Consell a fecha de 6 de enero de 1706, la cual está firmada por don Francisco de Ávila e insta a las gentes de Elche a prestar su obediencia a Carlos III.
La llegada de las tropas de Berwick y del Cardenal Belluga el 21 de octubre de 1706 supuso el fin del periodo austracista en Elche y la implantación de los Decretos de Nueva Planta en el Reino de Valencia, produciéndose a partir de estos mismos ciertas anomalistas institucionales. Con la batalla de Almansa del 25 de abril de 1707, el bando austracista recibió un duro golpe, sin embargo, el conflicto siguió vivo en otras zonas del país. Finalmente, en 1713 se firmó la Paz de Utrech, quedando solamente por capitular el último reducto austracista, Barcelona.