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Las rentas del Marquesado de Elche

Dentro de las cuestiones administrativas, llama la atención el estado de las rentas del dominio directo ejercido sobre la villa de Elche. Dicho dominio no generaba grandes cantidades económicas, como muestran los registros, y era ampliamente superado por la participación en diezmos como por las regalías (Gil y Canales, 1993: 227 – 228).

En total, las rentas del marquesado ilicitano muestran una productividad relativamente baja a mediados – finales del siglo XVIII. Aunque, como hemos visto, se produjo a principios de siglo un aumento de la productividad, no perduró demasiado en el tiempo (como muestra la crisis de los años 60 de este siglo o la de principios de siglo XIX). Ello se debe, en parte, a la ausencia de más parcelas enfitéuticas, presentes únicamente en la tratada colonización de los Carrizales/Bassa Llarguera; además de la gran cantidad de tierras francas.

Este bajo nivel de las rentas del dominio directo es consecuencia de diversos factores, aunque dos son los más importantes: la carencia ya comentada de parcelas enfitéuticas y los bajos réditos de los censos. Estos estaban fijados en 6 dineros/libra para las propiedades de cristianos viejos y de 8 dineros/libra para las parcelas establecidas después de la expulsión de los moriscos (Gil y Canales, 1993: 228).

Como se ha comentado anteriormente, la principal fuente de ingresos para el marquesado era el cobre del terciodiezmo, por la contribución de cultivos como, sobre todo, el olivar, pero también los cereales y la barrilla. Sin embargo, es necesario apuntar que todas las cosechas eran inferiores al décimo, quedando la siguiente proporción, según Gil y Canales (1993: 229 – 231): doceava parte de cereales, treceava de aceitunas y dieciseisava de la barrilla.

Por otra parte, otra de las fuentes principales de ingresos eran las regalías, que englobaban a todos los vasallos ilicitanos e incluían diversos derechos exclusivos, prohibitivos o incluso privativos. Ejemplo de ellos es el monopolio de la pesca en la albufera de Elche; o también el de aduana, que consistía en obrar el 5% del importe del género vendido en la villa ilicitana.

Es decir, la mayoría de los ingresos del marquesado era producto de otros conceptos no relacionados con el dominio directo, sino de diezmos y regalías. Es por ello que, tras la supresión de los primeros y la abolición de las segundas, se explica la crisis económica que atravesó el Marquesado de Elche.

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