<< La utilización de la imagen como documento histórico, especialmente en soportes como la fotografía o el cine, es una de las recientes novedades en el campo de la historiografía[1]>>. Con esta frase doy comienzo a un comentario crítico de un largometraje “Alba de América”
En primer lugar, a modo introductorio, debemos recalcar la influencia que ha tenido y tiene el cine como medio de transmisión de conocimientos para gran cantidad de individuos en todo el mundo. En este caso, dicha herramienta, es utilizada como instrumento didáctico, no tanto en el sentido de aprendizaje de una serie de acontecimientos pasados, sino más bien la forma de observar como concretamente la generación del franquismo ha fraguado una imagen más o menos estereotipada del acontecimiento, además de tratarse de una cruzada cuyo objetivo era la legitimación del nuevo Estado[2]. Es más que evidente que en el caso de Alba de América el rigor histórico queda delegado a un segundo puesto, creándose una historia “oficial” tejida de gran ambigüedad, así como una visión estereotipada y falsa de lo comprendido en dicho momento.
Se trata de una película asociada al género de cine histórico[4], pero más bien podría considerarse como una película de propaganda, de difusión del franquismo[5]. El film refleja la visión del descubrimiento interpretado desde el franquismo. A la par, también, se puede incluir dicha película al cine colonial en donde se pretende exaltar la presencia histórica española en América.
El franquismo estableció una política cinematográfica encaminada a la restricción ideológica y a la protección de la industria española. Se realiza un cine dirigido desde el poder, un cine que aboga por los términos de defensa del nacionalismo y el catolicismo.
Juan de Orduña, el director del largometraje, tenía calada la mentalidad imperialista del Nuevo Estado y los valores que propugnaba[3].
Respecto al film reproducido Alba de América, ya desde el primer minuto se denota la dirección que se va a seguir durante toda la película. A pesar de narrarse el hito que supuso el descubrimiento de América, de forma encubierta se pretendía dar propaganda al régimen impuesto en España desde 1939: el Franquismo. Hay una clara intencionalidad política en la que se pretendía legitimar el sistema dictatorial impuesto. Se pretendía legitimidad a una serie de principios morales y religiosos a través de su entroncamiento en un pasado histórico “mítico” jalonado de “grandes éxitos”, en este caso las figuras de los Reyes Católicos, como unificadores del Estado español como transposición de la figura del Caudillo.
Si vemos en el año en el que fue producida, 1951, podemos observar una coyuntura política caracterizada por el cambio de una autarquía con tendencias fascistas a un régimen corporativista dominado por los sectores más conservadores de la Iglesia Católica. Es por ello que a lo largo de la trama se verá una clara concepción católica[6]. Hubo un gran interés por ensalzar el seno católico, puesto que el catolicismo se encontraba implantado y muy arraigado en el régimen. Se plasma en el largometraje la visión que se tenía en aquella época de que dicha empresa había tenido un carácter evangelizador y misionero[7]. Junto a esa concepción providencialista y mesiánica, perceptible tanto por escenas como por partes del guión, también se plasman conceptos como el de Hispanidad como forma de unificar las diferentes corrientes ideológicas del régimen con el objetivo de <<desterrar la imagen del totalitarismo del gobierno franquista al exterior y legitimar el sistema impuesto[8]>>.
Ya desde los títulos iniciales se observa como los patrocinadores de la misma son todo instituciones hispánicas y más concretamente de las altas esferas del régimen, como son el Archivo de Toledo, el Museo Naval, CIFESA[9], entre otras. A través de los créditos iniciales se puede observar el carácter militarista, religioso y estatal del film. Al fin y al cabo, y de acuerdo con Santiago Juan, tras ser vista la película se percibe como la historia que se narra está plagada de paralelismo del propio régimen franquista.
En dicha película se muestra la gesta de Cristóbal Colón por conseguir el apoyo de los Reyes Católicos, tras la repudia por parte de otros reinos, para conseguir llevar a cabo su ideal de cruzar el Atlántico. Todo comienza en un momento tenso en el que la tripulación del barco, presidido por Colón y Pinzón, piensa en amotinarse al no hallar tierra firme. Es desde ese momento cuando se produce un flashback en el que, en alrededor de dos horas, se muestran los acontecimientos acaecidos antes del viaje.
La embarcación es una alegoría de la nación y ésta se compone de diferentes regiones, todas ellas representadas a través de los diferentes componentes que se encuentran en la nave, pues cada personaje procede de un lugar diferente del territorio peninsular. Además de ello, también aparecen representadas todas las clases sociales, pues se pueden ver burgueses, aristócratas, campesinos[10]…
Añado la escena de la rebelión a borde, en alusión al último párrafo.
[kml_flashembed movie="http://www.youtube.com/v/W9X79lBviUM" width="425" height="350" wmode="transparent" /]
[1] BARRIO BARRIO, Juan Antonio (2005): “ La Edad Media en el cine del siglo XX”
Medievalismo: Boletín de la Sociedad Española de Estudios Medievales, Vol. 15, Nº 15: 241 p.
[2] SÁNCHEZ NORIEGA, JOSÉ LUIS (2003): Historia del cine. Teoría y géneros cinematográficos, fotografía y televisión, Alianza, Madrid, p. 374.
[4] El cine histórico es utilizado para tomar en el presente el valor ejemplar de hechos del pasado (Ibídem, p.376).
[5] JUAN-NAVARRO, Santiago (2008): “De los orígenes del Estado español al Nuevo Estado: La construcción de la ideología franquista en Alba de América, de Juan de Orduña.” Anales de la Literatura Española Contemporánea, Vol. 33. Nº 1, p. 79.
[6] El sector falangista es desplazado de los órganos del poder y cobra mayor fuerza y poder la presencia de la Iglesia. (SÁNCHEZ NORIEGA, JOSÉ LUIS, op. cit., p.376).
[7] Si algo destaca de la época representada en por carácter espiritual, y en el cine, también concretamente en esta película que se viene analizando, ese matiz religioso de la época es aprovechado por el régimen dejando incluso en un segundo planto la acción y de la aventura. Esta jerarquía de los aspectos religiosos por encima de otros ya han sido comentados por Juan Antonio Barrio Bario en “La edad Media en el cine del siglo XX”.
[8] JUAN-NAVARRO, Santiago, op. cit., p. 80.
[9] CIFESA, era productora cinematográfica, portavoz ideológica del régimen franquista (Ibídem, p. 81).