…al menos, no será lo primero que haga al comenzar la jornada. Hoy comienza mi desintoxicación.
Ayer desactivé el notificador de nuevo correo… (intentaré no apretar compulsivamente el botón de “Recibir”).
Hoy no dejaré abierto el correo mientras realice otras tareas.
Me lo pensaré dos veces antes de escribir un correo (el teléfono tal vez sea más ágil y evite malentendidos).
Cuando lo escriba cuidaré la redacción y la precisión, desde el “asunto” hasta el último detalle. ¿Conseguiré ser conciso y breve?
A medida que supere mi adicción conseguiré este objetivo :
«Atención al tiempo-energía que te roba el Email.
Que tu aplicación de correo no se convierta en el centro de tu día;
que los mensajes que te llegan no marquen tu ritmo de trabajo;
y que su ficticia urgencia no dicte tus prioridades»
(Berto Pena, blog Thinkwasabi,).
—
¿El fin del ‘e-mail’? Pues mi buzón está lleno, El País, 20/09/2011.
La extensión de las redes sociales no ha servido para reducir un flujo asfixiante de correo – El exceso de mensajes repercute en las relaciones personales y en la productividad en las empresas.
—
No envíe ’emails’, El País, 28/08/2011.
Las empresas buscan alternativas para mejorar la colaboración entre empleados.
—
Y el síndrome de Diógenes llegó al ordenador, El País, 31/03/2009.
La manía de almacenar basura aterriza en el ‘e-mail’ – Algunos se enganchan a sus recuerdos y convierten el buzón en un trastero digital.
—