Hasta mediados del siglo XVII, los estudios de la Botánica se limitaron a la tarea de recoger y clasificar datos, y apenas fueron influidos por la Revolución matemática del pensamiento científico.
El doble interés de los médicos por la botánica descriptiva y por la Anatomía, que continuó durante el siglo XVI, hizo que éstos fueran los primeros aspectos de la Biología en ser estudiados y que su estudio fuera casi obra de los médicos.
Por todo ello, los primeros libros de botánica que se imprimieron eran casi todos herbarios. Los mejores de éstos, como el Herbario Latino (1484) y el Herbario Alemán (1485), eran compilaciones de los autores clásicos, árabes y latinos medievales y además, incluían también las descripciones e ilustraciones de plantas locales.
En este sentido, el Herbario (1530) de Otto Brunfels es un hito en su especialidad, debido sobre todo al valor de sus láminas de una gran calidad, realizadas por Hans Weiditz, discípulo de Durero.