Justo ayer se inauguró en La Casa de los Caracoles de Castellón de la Plana la exposición en honor a Concha Alós. Pincha aquí si quieres ver la galería de fotos. El colofón a este homenaje será el próximo viernes 24 con la participación de las cuatro Alosianas, así en mayúscula, donde cada una hablará de un aspecto diferente de la literatura de Concha Alós. Pero eso ya os lo contaré en la segunda parte de esta entrada. Ahora me detengo en el making off del homenaje hasta llegar al gran día de ayer.
Podría retrotraerme al pasado julio. Ola de calor en Berlín (para ellos 35º C es muerte súbita). He estado más de ocho horas viajando en trenes regionales desde Frankfurt haciendo malabares con los horarios y los trasbordos (esto se explica porque tenía el abono de verano alemán y viajar así era muy económico). El atracón de tren mereció la pena. Había quedado con la que sería mi futura antorcha alosiana en una brasería de comida española frente a un hotel berlinés más o menos céntrico. La Alosiana original. Amparo Ayora del Olmo. Ella lleva trabajando en Concha Alós desde hace varios años. Yo había leído su ensayo Las guerras de Concha Alós: Castellón, historia y relato de 2015. Para mí era muy importante conocerla, hablarle de mi investigación.
A riesgo de repetirme, creo que no he contado cómo insistí a Verónica Bernardini, nuestra Alosiana de Nápoles, para que me pasara el contacto de Amparo Ayora. Ella también había estado años antes con Amparo y, gracias a ella, Verónica conoció y entrevistó a la hermana de Concha Alós. Francamente, he de confesaros que, como buena friki Alosiana que soy, a mí me daba vueltas la cabeza y mataba por poder hacer lo mismo que Verónica. Así que me convertí en una chica pesada y acribillé a correos la bandeja de entrada de Bernardini. Y ahí me vi, semanas más tarde, sentada en la brasería de comida española en Berlín, con tremendo sudor en la espalda porque los 35ºC apretaban, conociendo a la mujer que iluminaría mi camino alosiano con su energía y empeño.
Allí le conté a Amparo Ayora mi lucha, sin demasiado éxito, por conseguir que la figura de Concha Alós fuera revalorada porque, hasta hace bien poquito, su nicho era un número perdido entre las sinuosas colinas de Montjuïc. El nombre de Concha Alós estaba siendo rescatado por el mundo editorial, pero necesitaba un toque, un empuje, algo grande… Amparo lo tenía claro. Me dijo: «Mira, bonica, hace tiempo que tengo una idea. De hecho, estuve hablando con María del Mar Bonet, pero no pudo ser. Ahora será diferente. Vamos a traer a Concha Alós a Castellón, junto a su familia. Donde debe estar». No me acuerdo si fueron sus palabras exactas, estoy ficcionalizando el momento, pero creo que la idea queda bastante clara.
Nos pusimos manos a la obra. La misión consistía en conseguir hablar con María del Mar Bonet, la persona que tenía los derechos de la tumba de Concha Alós, ya que fue ella quien se hizo cargo de los gastos del sepelio cuando Concha Alós falleció en julio de 2011. Tiré de contactos, hablé con Biel Mesquida pidiéndole ayuda, él me dijo que sí, que hablaría con Bonet. El escritor mallorquín es amigo de María del Mar Bonet y también estuvo en el entierro de Concha Alós. Pero debió pasar que o tenían la agenda muy apretada o yo era una mindundi para tomarme en serio. Yo deseaba por todos los medios ayudar a Amparo Ayora para retomar unas conversaciones entre Bonet y Ayora que se quedaron congeladas en 2017, cuando ambas se conocieron en el Auditorio de Castellón y Amparo le regaló un ejemplar de su libro. En aquel encuentro ya proyectaron la idea de gestionar el traslado de los restos mortales de Concha Alós a Castellón, pero por cuestiones de agenda y otros eventos personales, la idea fue quedando relegada… hasta ahora.
De manera que, cinco años después, se inició la burocracia. Amparo Ayora consiguió contactar de nuevo con María del Mar Bonet que facilitó la documentación que necesitaba Ayora. Amparo fue al Ayuntamiento y se reunió con la alcaldesa Amparo Marco que desde el primer momento se entusiasmó con el proyecto de Ayora. Se dio luz verde y Amparo Ayora comenzó a trabajar duro.
Mi aportación quedó al margen, apoyo moral, poco podía hacer desde Granada (una vez que volví de Frankfurt) con una mudanza a Alicante a la vuelta de la esquina. Es una justificación barata, lo reconozco. Pero ella estaba en Castellón, tenía los contactos, la documentación, tenía todo el poder en su mano para conseguir ese algo grande, como de hecho ha conseguido. Lo primero fue organizar la vuelta póstuma a casa de Concha Alós. Burocracia. Espera. Contactos con el cementerio de Castellón, con el de Barcelona… Y finalmente, el pasado 24 de noviembre, se hizo realidad: Concha Alós volvió a Castellón después de muchas décadas desde que saliera con su marido para instalarse en la isla de Mallorca.
No fue un traslado común. El Ayuntamiento, guiado por los consejos de Amparo Ayora, deseaba otorgarle un espacio conmemorativo a la tumba de Concha Alós en un enclave visible y acompañado de una escultura de Juan Cabeza. El nicho ya está culminado y el próximo viernes 24 será la celebración oficial del entierro de Concha Alós en su nuevo merecido lugar de reconocimiento. El empeño de Amparo Ayora del Olmo y la gentileza del Ayuntamiento de Castellón han permitido que sea posible este viernes para que las Alosianas podamos estar en el acto. Prometo fotos en la próxima entrada.
El periodista Ximo Górriz se alza como cronista de estos eventos en el diario digital Castellón Plaza porque, en consonancia con el evento oficial del funeral póstumo con toda la pompa que en su día no tuvo, tiene carácter y motivo la exposición de honor a Concha Alós en la que, de nuevo, nuestra Alosiana original, ha puesto toda la carne en el asador. Ha pintado y limpiado vitrinas, ha escrito paneles informativos, ha ayudado en las tareas de montaje museístico… También ha cedido su material bibliográfico a la causa. En este punto, es necesario agradecer la confianza y el material fotográfico y personal cedido por la familia Alós, su hermana Mercedes y sus hijos Elena y José Francisco, importantísimo para que esto fuera posible, así como el aporte desinteresado de Montserrat Badal (ya os contaré sobre esta gran mujer) y a más personas que han colaborado activamente en la preparación de unos actos que están diseñados desde el amor y el respeto a la figura de Concha Alós.
Estas personas merecen ser nombradas y reconocidas: Delfina Miravete, María Rubert ayudando en el montaje de la exposición, José Luis Lorenz y Paco Mezquita por permitir el acceso al Archivo del Instituto Ribalta, donde estudió Concha Alós, Joan Font del Archivo de la Universidad de las Islas Baleares, Virginia Lloret, Raúl Fuertes, Virginia Fuertes, José Manuel Román y Concha Pascual que durante la inauguración leyeron fragmentos de la novela El caballo rojo; Ximo Roses, Ramón Marín, las hijas de Rosa Tena, amiga de la infancia de Concha Alós… Todos estos nombres salen del muro de Facebook de Amparo Ayora, porque en su trabajo infinito ha dado espacio para agradecer toda la ayuda brindada y yo, en mi posición pasiva hasta el viernes 24, no me queda más que copiar como un loro.
Y lo que surgió de una conversación en un lugar anodino de Berlín ⸺en verdad no surgió, Amparo ya lo tenía en mente desde 2017, pero me gusta pensar que mi ingenuidad investigadora empujó a que se retomaran unas ideas que estaban relegadas en un cajón cualquiera⸺ ha cobrado vida y se ha hecho realidad gracias al trabajo desinteresado de muchas personas contagiadas por ese espíritu alosiano insuflado por Amparo Ayora del Olmo. Yo volví a Frankfurt feliz en un tren Flix con olor a ganado y poca ventilación, pero por lo menos tardé cuatro horas en vez de ocho. Supe que ese viaje había sido el inicio de algo hermoso y de enjundia para el mundo alosiano. Y eso es lo que me llevé de aquella aventura.
La cosa es seria, pues, el Ayuntamiento de Castellón de la Plana cuenta con la colaboración de la Diputación Provincial de Castellón y de la Generalitat Valenciana (los créditos públicos no pueden dejarse de lado). Las Alosianas se pondrán cara este viernes 24, nos conocemos vía e-mail, vía WhatsApp, pero todavía no hemos llegado a la corporalidad de las tres dimensiones. Llegamos en lo bonito, para poner la guinda a todo un esfuerzo titánico de este homenaje tan emotivo y necesario. Y mientras llega el día mágico, no queda más que decir gracias. Gracias, Amparo, por reunirnos, por conseguirlo, por contagiarnos tu tesón.