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Erasmo de Rotterdam

Erasmo y El elogio de la locura

     Antes de analizar el contenido de la obra es interesante responder a esta pregunta: ¿qué nos dice el Elogio de la locura de su autor? Es cierto que hay mucho de la personalidad y del pensamiento de Erasmo en él, pero también hay elementos que no encontramos en otras partes y que sólo podemos entender si profundizamos en el contexto que rodea al humanista en el momento en el que lo redacta, pero, ¿qué es lo que lleva a un defensor de la razón a escribir una obra en la que la locura habla en primera persona?

     Erasmo es, tal vez, un hombre demasiado idealista. Sueña con un mundo en paz (de hecho, está convencido de que esto es posible), en el que el cristianismo vuelva a su forma primitiva, en el que importe más lo que hay en el interior de cada individuo que lo que manifiesta exteriormente a través de complejos rituales y oraciones repetitivas. Quiere, por tanto, que las cosas sean como deberían ser, como le parece lógico que tienen que ser: no resulta racional que el ser humano se destruya a sí mismo o a sus propias obras, que Dios prefiera una plegaria recitada mecánicamente a un sentimiento verdadero. Sin embargo, él no vive al margen de la realidad, aunque a veces ésta le golpee más fuerte de lo que espera. Es en uno de estos momentos cuando escribe su Elogio. La idea se le ocurre durante un viaje en el que se dirige a Inglaterra procedente de Italia. Allí ha visto una Iglesia, y en definitiva un mundo, en plena decadencia: los obispos viven rodeados de lujos y de placeres, el papa (Julio II) es un guerrero más, el pueblo está en la miseria, los príncipes se destrozan unos a otros… Entonces, se da cuenta de que la razón apenas tiene poder y de que por doquier reina una insensata confusión. Piensa en todo lo que ha escrito, leído y visto, en la ambición, el orgullo, la vanagloria y el engaño y, considerando que no es momento para meditaciones serias, decide divertirse escribiendo.

     El pensador elabora una obra en la que ensalza la locura (o más bien en la que la locura se ensalza a sí misma). Todo lo que ha visto, le lleva a pensar que ésta es la fuerza que mueve el mundo. La razón, la cordura, al parecer no lleva a ningún lugar: cuanto más sensata es una persona peor vive, el cuerdo no emprende a menudo grandes acciones (el miedo al fracaso es un freno), se ensalza la ignorancia o el error, se admira a quien más incompetente resulta, las ciencias no conducen a la felicidad, la civilización es un castigo. Pero afirmar todo esto es reconocer también su propio fracaso y el de todo su pensamiento. Tal vez, por eso, Erasmo haya optado en este caso por divertirse escribiendo el encomio de la estulticia. Reflexionar ahora sería demasiado duro. ¿Es posible que por un momento desee no ser consciente de todo esto, vivir en la ignorancia, dejarse arrastrar por la insensatez? Aunque así lo sienta, Erasmo no se da por vencido. Esta obra no es fruto de su pesimismo, sino de una ironía llevada al extremo, que busca, como siempre, llevar a la reflexión (en este caso de una forma más provocadora). El autor está convencido de que Estulticia no debe gobernar el mundo y ataca a todos los que la ensalzan a través de su propio encomio.

     En definitiva, Erasmo no puede evitar resistirse a un mundo en el que la insensatez es la madre, el origen, de todo lo que se valora, en el que la incompetencia se premia, la ignorancia proporciona una vida agradable y la sabiduría sólo supone desdicha. ¿No es un mundo sorprendentemente actual? El imperio de Estulticia se sigue manteniendo hoy, con muchos más matices con muchas nuevas formas. Ése todo que abarca la locura ha ido colonizando nuevos terrenos conforme lo ha hecho el hombre, tan íntimamente ligado a ella.

     Fuentes:

-DE ROTTERDAM, Erasmo, Elogio de la locura o encomio de la estulticia, edición y traducción a cargo de Pedro Voltes, introducción de Juan Antonio Marina, Madrid, Espasa Calpe, colección Austral, 2008, 16ª ed.

-DE ROTTERDAM, Erasmo, Elogio de la locura, edición a cargo de Teresa Suero Roca, Barcelona, Bruguera, 1974.

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Erasmo de Rotterdam

Erasmismo y antierasmismo: Erasmo y su obra en el tiempo y el espacio

      “Dios conceda una larga vida al Gran Inquisidor pues él ha sido mucho más generoso con los hombres de entendimiento que el Papa. Porque si él aparta de nosotros los Adagia de Erasmo, como el Papa hizo en su catálogo, ciertamente digo que sudaríamos sangre y agua” (Lorenzo Palmireno, humanista aragonés).

     Hemos visto como en España se produce un cambio en la visión de la figura de Erasmo y su obra, especialmente a partir de su muerte. Esta evolución forma parte de algo más amplio: tiene que ver con lo que está sucediendo en Europa en este momento, con la posición de los distintos territorios y gobernantes respecto a la Reforma, con las corrientes de pensamiento que imperan en cada momento… Así, a continuación, analizaremos los avatares de la figura de Erasmo, de sus ideas y de su obra a lo largo del tiempo y el espacio.

     Mientras vive, su pensamiento y su filosofía de Cristo se extienden por toda Europa gracias a la imprenta, que difunde sus obras; a sus amigos, repartidos por todo occidente, con los que mantiene unas fluidas relaciones episcopales, que le sirven para intercambiar ideas y opiniones; a los gobernantes de distintos países, que pugnan por su presencia y se rodean en sus Cortes de erasmistas…

     Sin embargo, una obra como la suya deja una huella que va más allá de su propia época. Así, de su doctrina derivará todo un movimiento, que recibirá el nombre de erasmismo. Del mismo modo, la oposición a sus ideas empieza a conocerse -también en vida del pensador- como antierasmismo. Podemos distinguir entre un erasmismo filológico y otro teológico, que lleva a menudo al protestantismo.

     Durante el Renacimiento, el pensamiento de Erasmo tendrá una gran influencia en los países de Europa occidental. En los Países Bajos el principal centro receptor y difusor será el Colegio Trilingües de Lovaina. En la facultad lovaniense de Teología predominan los antierasmistas, aunque también habrá algunos erasmistas moderados: Martin Dorp y Adriano de Utrecht (el futuro papa Adriano VI, que acabará convirtiéndose en uno más de sus protectores). En los confines orientales del Imperio prevalecen las ideas pacifistas de Erasmo; Segismundo I de Polonia y Ladislao I de Hungría se relacionan con él. La ciudad de Cracovia se convierte en un centro receptor bajo la influencia de Laski, de Cricius y de Iohannes A. Cassoviensis. En Inglaterra, nación del antierasmista Edward Lee, la mayoría de los humanistas siguen el ejemplo de Fisher o de More. En Francia tiene la simpatía de la Corte de Francisco I, con el contrapeso del rechazo de la Sorbona. En lo que hoy conocemos como Italia, el erasmismo literario tiene en el cardenal Pietro Bembo (Venecia) a uno de sus mejores representantes. Entre los miembros de la curia pontificia hay favorables y desfavorables a Erasmo. Mientras vive, papas como Julio II, León X y Adriano VI le tienen en consideración. Sin embargo, también será quien acabe prohibiendo toda su obra (Paulo IV). Por último, en España, como ya hemos visto, sus doctrinas se difunden durante la primera mitad del siglo XVI bajo la protección de Carlos V, pero tras la abdicación de éste su éxito empieza a declinar, hasta que su obra acaba siendo perseguida y prohibida por la Inquisición.

     Los años en los que las voces de Reforma de Lutero se empiezan a consolidar suponen un punto importante en esta evolución: marcan el ascenso de los antierasmistas, cuyas opiniones se oyen ahora mucho mejor. En la lucha entre partidarios de la ortodoxia católica y luteranos, Erasmo no quiere apoyar firmemente a ningún bando. Esto le ganará el desprecio de los dos: unos consideran que sus ideas son el germen de la Reforma, otros piensan que es demasiado cobarde para dar el paso hacia la ruptura. Sin embargo, ambos grupos han bebido en un primer momento de sus pensamientos. Los reformadores suizos y los de la alta Alemania son discípulos suyos; le reprochan su actitud, pero siguen respetándole, ya que gracias a él se ha iniciado todo el movimiento. Hay también católicos que le consideran un gran dirigente y muchos de ellos piensan que sólo él puede impedir la división de la Iglesia.

     Sin embargo, dentro de ambos colectivos Erasmo también se gana una imagen negativa. Dentro de los partidarios de la ortodoxia católica se desarrolla, ya desde el momento en el que sus ideas se consolidan y difunden, una imagen negativa del pensador: su obra derriba y critica sin atenerse a norma alguna. Es la época de los ataques de los teólogos de Lovaina de Edward Lee, de López de Zúñiga… Los múltiples ataques tienen un punto común de partida: a través de una exégesis de la Biblia que no sigue la pauta de la tradición eclesiástica, Erasmo socava el dogma y abre así una vía a todas las formas de herejía posibles, incluida la Reforma.

     Por otro lado, también los defensores de la Reforma tienen una imagen negativa de Erasmo. Para Hutten en un hombre débil, sin conciencia, cobarde, codicioso y dispuesto siempre a ponerse al servicio de la facción vencedora. Según su parecer, estos fallos de carácter se han visto sobre todo en su actitud respecto a Lutero: a pesar de las coincidencias con él, Erasmo se retracta por miedo.

     El ascenso de la imagen negativa se inicia a mediados de la década de 1520 y se refuerza tras su muerte (1536): San Ignacio de Loyola, interesado primero por sus escritos, prohíbe más tarde sus obras; Eck lo considera católico en 1528, pero en 1540 afirma: “Él, junto con los luteranos, aniquiló la auténtica filosofía cristiana”. “Puso el huevo que incubaron Lutero y Zwinglio”. El punto culminante de los ataques llegará cuando en 1559 el papa Paulo IV  decida incluir todas sus obras en el Index librorum prohibitorum romano, la lista de los libros prohibidos que aparece este mismo año. Desde entonces, el único país en que pueden leerse es España, donde Felipe II, en su deseo de controlar a un papa anti-hispano, se arroga el derecho de publicar un Index propio, más moderado que el romano.

     Sin embargo, aunque reprimido durante largo tiempo, el espíritu racionalista y crítico del erasmismo consigue sobrevivir y resurge durante el siglo XVIII. En el siglo XIX, la historia de la cultura se interesa por Erasmo y por su obra, como prototipo del Renacimiento europeo fuera de Italia. En este sentido, un paso importante en los estudios sobre este humanista es la edición oxoniense de Allen del Opus epistolarum erasmiano (1906-1958).

     Fuentes

-DE ROTTERDAM, Erasmo, Elogio de la locura o encomio de la estulticia, edición y traducción a cargo de Pedro Voltes, introducción de Juan Antonio Marina, Madrid, Espasa Calpe, colección Austral, 2008, 16ª ed.

-DE ROTTERDAM, Erasmo, Elogio de la locura, Barcelona, Bosh, 1976.

-AUGUSTIJN, Cornelis, Erasmo de Rotterdam. Vida y obra, Barcelona, Crítica, 1990.

http://riowang.blogspot.com/2009/09/erasmo-adagia-y-el-index-romano.html

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Erasmo de Rotterdam

Erasmo en España

     El influjo de la figura de Erasmo de Rotterdam en tierras españolas ha sido estudiado, fundamentalmente, en una obra de Marcel Bataillon: Erasme et l’ Espagne. Pero antes de iniciar nosotros el análisis, debemos tener en cuenta que en época de Erasmo, está teniendo lugar en los territorios de la monarquía hispánica una reforma religiosa con unas características propias. El Renacimiento religioso promovido por Cisneros, reforzado a nivel local por hombres como Hernando de Talavera (arzobispo de Granada y confesor de Isabel la Católica), y prolongado durante el siglo XVI por los reformadores como san Pedro de Alcántara, santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz, tiene resultados profundos. Por una parte, mejora las órdenes monásticas y la situación del alto clero en España, de modo que, durante los años iniciales de la Reforma, éste puede jugar un papel de peso en los concilios de la iglesia.  Por otra, la reactivación teológica llevada a cabo por los dominicos de la escuela de Salamanca y desarrollada por la Compañía de Jesús, hace posible que teólogos españoles expongan la doctrina católica en el gran debate con el protestantismo.  A la vez, el hecho de que la iglesia española haya emprendido por sí misma la reforma, inmuniza en cierta medida a estos territorios frente a la propaganda protestante. Enlazando con todo esto, la entrada de Erasmo inaugura una nueva fase en el Renacimiento español. Sin embargo, no se trata tan sólo de una recepción pasiva de su pensamiento, sino que, dada la trayectoria reformista española, podemos hablar más bien de una síntesis e interconexión de ambas corrientes.

     Sin embargo, Erasmo, no visitará nunca estos territorios, cosa que no resulta incompatible con la gran influencia que tiene sobre ellos. De forma algo más concreta los principales focos del erasmismo serán ciudades como Barcelona o Valencia y universidades como la de Alcalá, adonde Cisneros quiere atraer al humanista para que colabore en la elaboración de la Biblia Políglota. En relación con uno de estos focos de influencia, con el valenciano, se encuentra uno de los mejores amigos que tiene dentro de la península: Luís Vives. Esta íntima amistad, traducida en un rico epistolario, es de gran importancia a la hora de construir el puente entre Erasmo y España.

     Por la parte de Erasmo, éste admira a Vives, joven humanista que, como él, viaja por Europa. Pero, a su vez, el valenciano representa un importante papel en la influencia del pensamiento del holandés  en nuestro país, ya que a través de él se encuentra presente en considerables proporciones en la vida religiosa y cultural de España.    

     La amistad entre ambos pensadores tiene lugar al efectuarse la transición de la España cisneriana a la erasmizante. Erasmo, con su Novum Instrumentum llena de entusiasmo a quienes están redactando en ese momento la Biblia Políglota y llega a ser invitado por Cisneros a venir, oferta que rechaza (siempre le asustó enfrentarse a una nación tan semitizada).

                             

Luís Vives

Imagen obtenida de:

http://contextuspablofeliperezg.blogspot.com/2009/11/las-conversaciones-y-las-buenas.html

     Sin embargo, es con el advenimiento de Carlos I cuando la penetración del Erasmismo en estos territorios llega a su máximo esplendor. En ello influyen notablemente los personajes de la corte que rodean el rey: Vives, Valdés, Maldonado, Juan de Vergara y eclesiásticos como el arzobispo Fonseca o el inquisidor Manrique.

     No obstante, el movimiento se extiende en poco tiempo a una parte considerable de la población. Esto no quiere decir que no haya detractores, como es el caso de Zúñiga (de la universidad de Alcalá) y su polémica contra el Nuevo Testamento de Erasmo o los frailes molestos por las críticas del erasmismo a  la estructura eclesiástica y en especial a los religiosos. Las tensiones con estos últimos tienen un buen ejemplo en la Junta de Valladolid (1527), donde los partidarios de Erasmo parecen vencer. Sin embargo, la verdadera victoria será de los antierasmistas, de modo que, a partir de este momento, comenzará el período de crepúsculo de Erasmo en España, sin que ello quiera decir que su influencia no siga presente en la cultura de los siglos XVI y XVII (en autores como Cervantes, Quevedo, fray Luís de Granada…). Así pues, el espíritu erasmiano, la crítica de la falsa devoción y de las supersticiones, la defensa de una vida espiritual interior y realmente cristiana penetran en los escritores españoles y en sus obras, incluso en las puramente literarias.

     En la primera mitad del siglo XVI, no se encuentra en España a un humanista que no participe del fervor erasmista. Literatos, filólogos, teólogos y políticos engrosan sus líneas y hacen prever una era de esplendor y de regeneración intelectual. En este momento, la literatura se empapa de la sátira erasmiana, algo que perdura a lo largo del siglo. En este sentido, Erasmo y su Elogio de la locura influirán notablemente en Cervantes y su Quijote: el escritor español se propone desarrollar en forma novelesca la sátira erasmista en elogio de la locura humana, como veremos en otro apartado.

     En realidad, el predominio erasmista en España dura unos quince años y se encuentra con el terreno preparado por los alumbrados, que profesan un cristianismo basado en la Biblia y desprovisto de ritos y formulismos (una rama de ellos es heterodoxa, mientras que la otra se encuentra dentro de la Iglesia).

     Por otra parte, como ya hemos adelantado, Erasmo es causa en nuestros territorios de que aparezcan dos bandos: los erasmistas y los antierasmistas, o los reformistas y los seguidores del catolicismo tradicional. Según estos últimos, dado que la posición erasmista supone una avanzada de la actitud protestante, es preciso rechazarla completamente. Así, por ejemplo, la introducción de la Querela Pacis en 1520 motivará grandes controversias entre ambos bandos. Al mismo tiempo, en medio de la lucha, se inicia una nueva dirección de la Iglesia española con Ignacio de Loyola, al principio acusado de iluminista. Este religioso conoce el Enchiridion de Erasmo, cuya lectura dice entibiarle la devoción y la fe. Poco a poco, los sectores antierasmistas irán ganando terreno, y las obras y el pensamiento de Erasmo empezarán a ser censurados (en especial a partir de su muerte, en 1536).

     Por último, debemos decir que dentro de aquellos que apoyan las doctrinas de Erasmo hay distintas posiciones. Una de ellas es la sostenida por Alfonso Valdés; otra, la que, según Bataillon, permite llevar el erasmismo hasta Los hombres de Cristo de fray Luís de León. Este autor, también señala la relación de este movimiento con el evangelismo francés de la época de Francisco I y afirma que constituye uno de los aspectos del iluminismo que unen la España de Cisneros y la España de los grandes místicos.

     Fuentes

-DE ROTTERDAM, Erasmo, Elogio de la locura, Barcelona, Bosh, 1976.

-DE ROTTERDAM, Erasmo, Elogio de la locura, edición a cargo de Teresa Suero Roca, Barcelona, Bruguera, 1974.    

http://www.wikilearning.com/apuntes/renacimiento_y_humanismo_en_espana_la_contrarreforma_espanola-la_corriente_erasmista_en_espana/3729-4

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Erasmo de Rotterdam

Sus contemporáneos: amigos y relaciones epistolares

     “Nos amamos en el Señor a nuestro muy querido hijo Erasmo, al que colocamos en el primer orden de los sabios de este siglo. Lo hemos conocido, antes de nuestra elevación al pontificado en las relaciones de la vida privada; pero los monumentos literarios de su genio han hecho que no sólo lo conociéramos, sino que lo apreciáramos de modo extraordinario”. (Carta de recomendación dirigida por el papa León X a Enrique VIII de Inglaterra).

      El nombre de Erasmo preside, en efecto, una bella república europea. Es la república de la Inteligencia, en la Europa de los humanistas. En ella, este ciudadano del mundo es el símbolo de la amistad, que le une a las figuras más brillantes del Renacimiento. Con sus amigos, entre los que destacan Colet y Moro, y también con otros de los personajes más importantes de su tiempo (Carlos V, Francisco I, Enrique VIII, los sucesivos papas…), mantuvo una intensa y abundante correspondencia. La importancia que ambas relaciones (las de amistad y las epistolares) tienen en el caso de este pensador reside en las características especiales que existen en él: su postura de intelectual, su pensamiento filosófico y religioso, su papel en la Reforma y la índole de sus obras literarias.

     Respecto a las primeras –a las relaciones de amistad-, empezaremos diciendo que Erasmo las cultiva desde joven. Cree en la amistad y en una Europa que es un todo que pertenece a una minoría de intelectuales unida en sus propósitos e ideales. Este sentimiento lo acompaña, a pesar de sus múltiples decepciones, a lo largo de toda su vida. En ella, los años de viaje y de aprendizaje van juntos. Los maestros se convierten en amigos y éstos son a veces también sus enemigos (es el caso de Lee, Beda, Dorpio, Zwinglio, Hutten, Ecolampio…).

     Entre sus primeros amigos se encuentran Guillermo Hermans de Gouda, Servacio Roger de Rotterdam –ambos compañeros de Steyn-, y Cornelio Gerard de Gouda. Con ellos mantiene correspondencia cuando se encuentran separados.

     En 1495, cuando se traslada a París, intenta ponerse en contacto con los principales centros del humanismo literario, y para ello redacta una larga carta, en la que se presenta a sí mismo, dirigida a Roberto Gaguin, general de los trinitarios y una de las figuras más importantes de los humanistas parisenses. Así, en este momento se iniciará una correspondencia entre ambos personajes. Más tarde, abandonará París para volver unos meses después. Pone entonces en contacto a Gaguin su amigo Hermans y comienza a dar clases a Cristian y Enrique Northoff, para los que compone bellas cartas. Enseña también a dos jóvenes ingleses, Tomás Grey y Roberto Fisher. Para todos ellos elaborará diversas obras sobre el arte de escribir cartas y conversar elegantemente.

     Amigo suyo será también Jaime Batt, maestro de escuela y escribano de Bergen. Él es quien logra que Erasmo pase a Inglaterra al servicio de lord Mountjoy. Allí conocerá a dos figuras muy superiores a las que hasta entonces ha conocido: John Colet y Tomás Moro. Con el primero se encuentra en Oxford. Durante la estancia de Erasmo allí, hay entre los dos un animado trato, tanto por conversación como por correspondencia, que ejerce una influencia definitiva en el espíritu del holandés. De hecho, sus primeros escritos teológicos proceden de su trato con él. Las cartas que intercambian, las palabras de Colet, su ejemplo, logran cambiar la inconstante ocupación de Erasmo en los estudios teológicos por la firme decisión de hacer de ellos la actividad de su vida.

                                                     

John Colet en un retrato de Hans Holbein

Imagen obtenida de:

http://www.shakespeares-sonnets.com/Colet.htm                      

     Sin embargo, más ejemplar es, si cabe, su relación con Moro, que pagó a Erasmo con la misma amistad. El respeto y la veneración entre los dos es mutuo y su epistolario durará desde octubre de 1499 –momento en el que el holandés le escribe desde Oxford-, hasta junio de 1533.

                             

Retrato de Tomás Moro pintado por Hans Holbein 

Imagen obtenida de:

http://www.biografica.info/biografia-de-tomas-moro-santo-sir-thomas-more-1755                                                                                                          

     Entre tanto, Erasmo entabla amistad con Juan Sixtin, poeta latino con quien cruza cartas teológicas, y sigue manteniendo correspondencia con su antiguo discípulo Roberto Fisher. En 1500 vuelve a Francia y prosigue allí sus relaciones con augusto Vicente Caminade, un humanista de más baja categoría que cede hospedaje a los jóvenes.

     En 1501, durante su estancia en Saint-Omer, conoce a Juan Vitrier, un franciscano cuya figura colocará más tarde Erasmo junto a la de Colet como la del  buen religioso y el verdadero teólogo. Cuando la Sorbona le condena por la franqueza de sus expresiones relativas a los abusos de la vida monástica, Vitrier inicia personalmente una reforma de conventos y monasterios. Su concepto elevado de la vida cristiana, radicalmente opuesto a ceremonias y prácticas, influye notablemente en el origen del Enchiridion.

     Seguidamente, en 1502, va a Lovaina, donde Adriano de Utrecht, con quien le unirá una gran amistad, le invita a dar clases en la universidad, oferta que el humanista rechaza.

     En Inglaterra, a donde llega en 1505, inicia un nuevo contacto con helenistas ingleses: Linacro, Grocyn, Tunstall y Latimer. En este momento conoce también a altos cargos eclesiásticos que serán futuros amigos y protectores: John Fisher, obispo de Rochester; Ricardo Foxe, obispo de Wincheste y Guillermo Warham, arzobispo de Canterbury.

     En 1506 se encuentra en Italia, donde mantiene el contacto epistolar con sus antiguos amigos, aunque la correspondencia de esta época es más escasa. En Bolonia traba una nueva amistad: Pablo Bombasio. En Venecia, por otro lado, mantiene amplios contactos con el impresor Humanista Aldo Manucio, que le procura hospedaje en casa de su suegro. También allí conoce a los literatos de la Nueva Academia: JuanLascaris, Jerónimo Aleandro, Marcos Musuro, Bautista Egnacio…, con quienes estudia griego.

      “Imposible describir la alegría de este hombre. Me llevó consigo a su casa. Sobre una mesa, entre sus registros de impuestos, se hallaban  las obras de Erasmo. Manifiesta a grandes voces que se siente feliz; llama a sus hijos, a su mujer, a todos sus amigos. Envía vino a los marineros, para que éstos no se impacienten”.

     En este fragmento, Erasmo explica cómo el cobrador de impuestos Cristóbal, paseando por la orilla del Rhin, lo reconoce a él, durante su viaje en barco de 1518. A mediados de la segunda década del siglo XVI, el holandés es ya una figura internacional. En 1514 escribe a Servacio:

      “No hay país alguno, ni España, ni Italia, ni Alemania, ni Inglaterra, ni Escocia, que no me brinde su hospitalidad”.

     En efecto, es admirado por los personajes más eminentes, y en Roma todos los cardenales, e incluso el papa, le reciben como a un hermano. Enrique VIII tiene por él amistad y consideración, y las universidades de Cambridge y Oxford desean retenerle. En Basilea, el editor Johann Froben le acoge en su casa y se inicia entre ambos una profunda amistad.

     En 1515 pasa unos meses en Inglaterra. Allí se encuentra con Jean Le Sauvage, canciller de Carlos V, que se convertirá en su protector. Después vuelve a Basilea, donde inicia con él una amplia correspondencia y al año siguiente, se volverán a ver en Bruselas. Será Le Sauvage quien le ofrecerá el título de consejero del príncipe Carlos.

     Ya en 1517, tras la dispensa definitiva de los votos monásticos, le llegan de todas partes invitaciones y promesas atractivas: Cisneros quiere tenerlo en la universidad de Alcalá, el duque de Sajonia le ofrece una cátedra en Leipzig, Pirckheimer desea que vaya a Nuremberg… A todas se niega. Su correspondencia en este momento es enorme. Es hacia esta época cuando empieza a formarse en Europa una especie de república intelectual en la que los eruditos de los distintos países se comunican sus ideas, sus pensamientos, sus sentimientos, sus búsquedas, sus descubrimientos… en el establecimiento de estos lazos, Erasmo contribuye más que ningún otro. Ésta es una de las razones por las que será considerado el jefe de esta nueva sociedad sabia.

     Sin embargo, éste es también el momento en el que tienen lugar sus polémicas con Jacobo Lefèvre d’ Etaples y las controversias con Jacobo Latomo, Briard de Ath y Edward Lee.

     En 1520 se encuentra en Brujas con Tomás Moro y Luís Vives. En España no sólo cuenta con la amistad de Vives, sino también de muchos otros como el cardenal Fonseca. No obstante, también tenía enemigos como Zúñiga, teólogo de la universidad de Alcalá, con quien tiene un enfrentamiento que acaba en reconciliación.

     “¿Por qué tú que aún hace poco censurabas con una pluma vengadora al pontífice de Roma y a Roma, la sentina de todos los crímenes; tú, que detestabas las bulas y las indulgencias; tú, que condenabas las ceremonias, el derecho canónico y los derechos de los papas; tú, que, en una palabra, perseguías la hipocresía con encarnizamiento, por qué te vuelves atrás hoy?, ¿por qué sigues el partido contrario?, ¿por qué trabas alianza con el enemigo?”

 

     Esta recriminación es dirigida por Ulrich von Hutten a Erasmo en su Expostulatio ab Ulrico cum Erasmo Roteradomo, aparecida en Estrasburgo, en 1523. A partir de 1522 tienen lugar nuevas polémicas entre Erasmo y otros pensadores, entre ellos el citado von Hutten. La más importante de ellas es la que le enfrenta a Lutero. En 1529 partirá hacia Friburgo, donde aumentan sus contactos con toda Europa. En los años siguientes Fisher será decapitado y Moro subirá al cadalso en 1535 por orden de Enrique VIII. Este mismo año vuelve a Basilea. Muchos de sus amigos han muerto para entonces. En los últimos tiempos, mantiene correspondencia con Cromwell, pero en el momento en el que él abandona el mundo (1536), sus grandes amigos ya han fallecido.

     Fuentes

-DE ROTTERDAM, Erasmo, Elogio de la locura, Barcelona, Bosh, 1976.

-DE ROTTERDAM, Erasmo, Elogio de la locura, edición a cargo de Teresa Suero Roca, Barcelona, Bruguera, 1974.    

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Erasmo de Rotterdam

Un hombre de su época

     Del tiempo en el que le toca vivir a Erasmo, ya hablamos de forma general en una de las páginas. La situación de la vida política y eclesiástica, las nuevas corrientes, los nuevos inventos… influyen en su personalidad, en su pensamiento y en su obra tanto como los lugares que recorre o la gente que conoce. Por eso, antes de entrar a analizar la obra que aquí nos ocupa, creo que es necesario tener una visión sintética de las novedades y acontecimientos que sacuden la época de este pensador. Así, a continuación haremos un recorrido a través del ámbito de la política, de la sociedad o de la cultura paralelo a la vida de Erasmo. De este modo, podremos ver la estrecha vinculación que se establece entre todos ellos. Si en 1499 es un literato joven y desconocido, en 1514 tiene abiertas las puertas del éxito, pero se siente viejo y enfermo. Durante estos años han sucedido y ha visto muchas cosas que le desagradan. Sin embargo, seguramente, la etapa más difícil de su vida está por llegar (comenzará cuando Lutero clave sus 95 tesis en las puertas de la Iglesia del Palacio). Finalmente, la muerte le sobreviene en 1536, momento en el que algunas de sus obras y de sus ideas ya han empezado a cuestionarse. No obstante, no llegará a vivir los momentos álgidos de estos ataques.

  CRONOLOGÍA          ERASMO          POLÍTICA         SOCIEDAD  CULTURA   Y  RELIGIÓN
     1467  Hacia esta fecha nace en Gouda.      
    1468        
    1469        
    1470        
    1471        
    1472        
    1473        
       1474   Acaba la guerra civil en Castilla y sube al trono Isabel.    
    1475        
         1476 Enviado, en Gouda, a la pequeña escuela regentada por Peter Winckel.      
    1477 Estancia en Utrecht Muerte de Carlos el Temerario.    
    1478 Comienza sus estudios en Deventer.      
    1479        
    1480        
    1481        
    1482        
    1483 Regresa a Gouda.      
    1484 Muere su padre.      
       1485   Advenimiento de Enrique VII Tudor.    
    1486       Savonarola inicia su predicación.
       1487 Ingresa en el convento de Steyn.      
    1488 Pronuncia los votos.      
    1489        
      

    1490

    A partir de esta década empiezan a apreciarse los efectos de la vuelta a la paz: crecimiento demográfico y económico.  
    1491        
        1492  Ordenado sacerdote. Muerte de Lorenzo de Médicis. Descubrimiento de América.    
        1493 Secretario del obispo de Cambrai, enrique de Bergen.      
       1494 Finaliza el libro de los Antibarbari. Expedición de Carlos VIII a Italia. Tratado de Tordesillas.   Fundación de la imprenta de Aldo Manucio.
       1495 Viaja a París para continuar sus estudios.      
        1496 Pasa el verano en Holanda y en otoño vuelve a París.      
       1497       Leonardo da Vinci pinta La última cena.
    1498   Advenimiento de Luís XII.    
       1499 Viaja por primera vez a Inglaterra. Expedición de Luís XII a Italia.    
        1500 Primera edición de los  Adagiorum Collectanea (800 proverbios).      
    1501        
    1502 Se instala en Lovaina.      
    1503        
        1504 Acepta elaborar un panegírico de Felipe el Hermoso. Enchiridion.  Muere Isabel I de Castilla.    
    1505 Reedición de los Adagios.      
     1506 Se doctora en Teología en Turín.       
        1507 Viaje a Venecia y estancia en la casa del impresor Aldo Manucio.      
        1508    Tratado de Cambrai.   Miguel Ángel comienza a pintar el techo de la Capilla Sixtina.
       1509 Viaja a Inglaterra. Durante el trayecto esboza el Elogio de la locura. Enrique VIII asciende al trono en Inglaterra.    
    1510        
        1511 Viaje a París, donde Gilles de Gourmont imprime el Elogio de la locura.      
       1512       Comienza el Concilio de Letrán.
    1513 Termina sus tratado de retórica De duplici copia verborum ac rerum.      
    1514   Paz entre Francia e Inglaterra.    
         1515 Se encuentra en Basilea con Hans Holbein, el joven, que ilustrará la edición de Froben de El elogio de la locura.    Advenimiento de Francisco I.    
       1516 Dedica a Carlos I la Institutio Principis Christiani, que aparece en Lovaina.  Muerte de Fernando de Aragón y advenimiento de Carlos I.    Tomás Moro publica Utopía y Maquiavelo El Príncipe.
       1517  Dedica a León X el Nuevo Testamento.     Lutero expone sus tesis en la puerta de la iglesia del castillo de Wittenberg.
    1518        
        1519 Lutero le envía una carta intentando atraerlo a la Reforma. Carlos V emperador. Revuelta de Gustavo Vasa.     
         1520   Coronación de Carlos V en Aquisgrán. Inicio de las Germanías.Inicio de la revuelta de los comuneros en Castilla. Tensa situación en Alemania.  
    1521       Dieta de Worms.
        1522  Comenta y publica los Santos Padres de la Iglesia.     Lutero traduce el Nuevo testamento al alemán. Adriano VI papa.
        1523 Responde a un ataque de Ulrich von Hutten con Spongia adversus adspergines Hutteni.   Fin del último reducto de las Germanías (Mallorca).  
       1524 Publica su De Libero Arbitrio.   Revuelta de los campesinos  en Alemania.   
        1525 Tratado sobre El uso y abuso de la lengua, en Basilea.  Batalla de Pavía.    
        1526 Publica la Institutio Christiani Matrimonii, dedicada a la reina Catalina.   Victoria turca en Mohacz.    Lutero responde a Erasmo con De Servo Arbitrio.
    1527        
    1528        
    1529 Sobre la educación liberal de los niños. Paz de las Damas (Cambrai).    
    1530 Se instala en Friburgo.     Dieta de Augsburgo.
    1531       Muerte de Zwinglio.
    1532       Rabelais publica Gargantúa y Pantagruel.
    1533        
    1534 Compone su tratado Sobe la Concordia de la Iglesia.     Paulo III papa.
       1535       Ejecución de Tomás Moro y John Fisher.
       1536 Redacta sus postreras disposiciones y muere.     Primera edición de la Institutio de Calvino.

 

      Fuentes

 -BENASSAR, M.B.; JACQUAR, J.; LEBRUN, F.; DENIS, M. y BLAYAU, N., Historia moderna, Toledo, Akal, 2005, 5ª ed.

-DE ROTTERDAM, Erasmo, Elogio de la locura, Barcelona, Bosh, 1976.

 -AUGUSTIJN, Cornelis, Erasmo de Rotterdam. Vida y obra., Barcelona, Crítica, 1990.

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Erasmo de Rotterdam

Un ciudadano del mundo

     Todo hombre es fruto de su tiempo, de las experiencias que ha vivido, de los lugares que ha conocido, de las personas con las que se ha relacionado… Por eso, el estudio de un pensador y de su obra no puede estar completo si no hacemos referencia a estos aspectos. En el caso del autor que nos ocupa, esto se convierte en una necesidad primordial. Erasmo es un hombre inquieto. Viaja sin parar, se considera ciudadano del mundo, escribe incesantemente, sus lectores esperan con impaciencia sus obras, tiene seguidores en toda Europa, en Alemania se popularizan canciones en las que se le elogia desmesuradamente. Continuamente recibe invitaciones, entre ellas del cardenal Cisneros, que le anima a venir a España, cosa que no hace, tal vez  porque teme encontrarse con demasiados judíos. Sin embargo, realiza numerosos viajes a Francia, Bélgica, Italia e Inglaterra y pasa por las más importantes metrópolis culturales del momento: Turín, Cambridge, Lovaina, Roma, Oxford… Es precisamente durante el transcurso de uno de esos viajes cuando nace el Elogio de la locura. En este momento se dirige a Inglaterra procedente de Italia, donde ha visto una Iglesia en plena decadencia. Esta experiencia se plasmará en su fuura obra.

              

    Imagen obtenida de:  

 http://www.cibernous.com/autores/erasmo/teoria/semblanza.html

     Fuentes:

-DE ROTTERDAM, Erasmo, Elogio de la locura o encomio de la estulticia, edición y traducción a cargo de Pedro Voltes, introducción de Juan Antonio Marina, Madrid, Espasa Calpe, colección Austral, 2008, 16ª ed.

-DE ROTTERDAM, Erasmo, Elogio de la locura, edición a cargo de Teresa Suero Roca, Barcelona, Bruguera, 1974.

 –http://www.cibernous.com/autores/erasmo/teoria/semblanza.html