“Erasmo” –dice Pedro Voltes- “a fuer de humanista solidísimo y de hombre de estudio de pies a cabeza, hizo gala en su escribir de una riqueza de matices, de una cautela en las afirmaciones, de una majestad en la construcción de los períodos, de una justeza en la adjudicación de los calificativos, que repugnan ser traducidas en tono de libelo contemporáneo”. Se trata, sin duda, “de una de las figuras de la historia literaria que han ganado más honra y provecho con la pluma”. Ya durante su estancia en el monasterio de Steyn compone su Contemptu mundi o Desprecio del mundo, donde, a la vez que demuestra las vanidades del siglo, da a entender la repulsión que le inspira esta vida monacal.
Pero esta obra abundante y diversa es, ante todo, una ilustración de las ambiciones espirituales del Humanismo. Así, toda una parte se dedica al humanismo literario y filológico:
-recopilación de textos antiguos comentados (los Adagios, una especie de tesoro de la sabiduría antigua, enriquecido de edición en edición, desde las 800 citas de la edición de 1500 hasta las 4.251 de 1508).
-ejercicios de latín para uso de escolares (Coloquios, editados por primera vez en 1518).
-innumerables ediciones de textos antiguos (Plauto, Séneca, Platón, Plutarco, Pausanias…).
-traducciones latinas de escritores griegos (Eurípides, Píndaro…).
-traducción del Nuevo Testamento, más fiel que la Vulgata de San Jerónimo, hecha a partir de un texto griego.
-comentario y edición de las obras de casi todos los Padres de la Iglesia a partir de 1521, cuando se instala en Basilea.
Pero esta inmensa cultura antigua le lleva también hacia otras vertientes, una de ellas es la moral:
-fustiga a otros hombres en su Elogio de la locura, escrito en 1509 y publicado en 1511.
-aconseja a los príncipes en la obra Institutio principis christiani o Educación del príncipe cristiano, escrita en 1516 y dedicada a Carlos V, al cual Erasmo sirve como consejero.
-también aconseja a los esposos, denunciando el egoísmo, el orgullo y la agresividad en Encomium matrimonii, de 1526.
Esta moral, como veremos, es inseparable de sus aspiraciones religiosas. Se expresan a través de obras como:
-el Enchiridion militis christiani o Manual del caballero cristiano (1503), donde pone de manifiesto lo que será una constante en toda su obra: el camino hacia Dios ha de hacerse por vía de la interiorización.
Imagen obtenida de:
http://www.bne.es/es/Actividades/Exposiciones/Exposiciones2007/BDHvisitavirtual/sec5/s5a131.html
-las Paráfrasis sobre San Pablo (1520).
-el De libero arbitrio o Sobre el libre albedrío (1540), obra que trata un tema meramente académico pero en el que muestra su controversia con el luteranismo.
En definitiva, a través de este conjunto de obras se expresan las grandes respuestas que el Humanismo intenta dar a las cuestiones que se refieren al Hombre. En otro nivel, algunas de las frases más célebres de sus escritos, siguen siendo conocidas hoy:
-La verdadera amistad llega cuando el silencio entre dos parece ameno.
-El colmo de la estupidez es aprender lo que luego hay que olvidar.
-El que conoce el arte de vivir consigo mismo ignora el aburrimiento.
-Mejor es prevenir que curar.
-La paz más desventajosa es mejor que la guerra más justa.
-Una buena gran parte del arte del bien hablar consiste en saber mentir con gracia.
-En el estudio no existe la saciedad.
Fuentes
-DE ROTTERDAM, Erasmo, Elogio de la locura o encomio de la estulticia, edición y traducción a cargo de Pedro Voltes, introducción de Juan Antonio Marina, Madrid, Espasa Calpe, colección Austral, 2008, 16ª ed.
-DE ROTTERDAM, Erasmo, Elogio de la locura, edición a cargo de Teresa Suero Roca, Barcelona, Bruguera, 1974.
-BENASSAR, M.B.; JACQUAR, J.; LEBRUN, F.; DENIS, M. y BLAYAU, N., Historia moderna, Toledo, Akal, 2005, 5ª ed.
–http://www.cibernous.com/autores/erasmo/teoria/semblanza.html