El motín urbano de 1766, que ya hemos tratado en otras entras de este mismo blog, tuvo a diversas fuerzas sociales y políticas implicadas, Pero, ¿quienes eran? ¿cuales eran sus objetivos?.
Tratando este mismo tema, P. Vilar habla de que, durante el motín, los propietarios luchaban por la tierra, los trabajadores por la subsistencia y los comerciantes por la libertad. Se ve evidente que las medidas reformistas favorecieron a los propietarios y comerciantes exportadores; estos propietarios eran la pequeña nobleza ilicitana, el clero y los cultivadores acomodados, pero también lo era el Duque, viéndose claramente condicionada su acción política por sus propios intereses.
En cuanto a los comerciantes, la estructura social del XVIII reflejaba la existencia de dos tipos de comerciantes; por un lado, los grandes importadores/exportadores, residentes en el puerto de Alicante, por el otro, los pequeños comerciantes ilicitanos, quienes obtienen sus beneficios del mercado local o comarcal y que además sufren la competencia de los primeros; son estos pequeños comerciantes los que participan en el motín por su lucha contra los monopolios que dificultaban su libertad de comercio tanto a escala local como comarcal.
Estos pequeños comerciantes, muchos miembros de la pequeña burguesía, se presentaron como una de las fuerzas de este motín. Pese a lo anterior, el principal objetivo de la pequeña burguesía era tumbar la reglamentación feudal coactiva que impide la libre formación de un mercado local, siendo de esta forma un motín burgués de carácter antifeudal. El motín muestra que, al moverse bajo estas razones, nunca tuvo un peso destacable el motivo económico frente al motivo político, pues la principal motivación de la pequeña burguesía era la de echar abajo el todavía vigente feudalismo que le impedía desarrollarse de forma plena. Estas pretensiones se dejaron de lado una vez la audiencia cedió frente ciertas peticiones de la pequeña nobleza.
Por último, no se deben olvidar las reivindicaciones populares del pueblo, dirigidas a recuperar lo que las oligarquías autóctonas y foráneas habían arrebatado a al comunidad campesina desde finales del siglo XVII.