La experiencia de los “JEFES”

Un artículo muy interesante.

Hablamos hasta la saciedad de la experiencia de los clientes y de los empleados, ¿pero dónde queda la de los jefes? Son los grandes olvidados. Sobre todos los de en medio, los mandos, esa pieza que nos amalgama pero que tanto vapuleamos. Por arriba, presionándolos para ejerzan sus dotes de mando con resultados; y por abajo, porque, admitámoslo, no hay uno que se libre de nuestros malos pensamientos. Por muy bueno que sea, sentir empatía por un jefe es como pedir que nos rindamos al enemigo.

Pero pongámonos en su lugar: a  veces se sienten como esos hijos del centro en las camadas de más de dos, que no son ni el “hereu” ni el benjamín y que a la vez que aprende enseña. Otras, sabe que es el objeto de un deseo insano, el que le transmiten las miradas que matan sin opción a resucitar. Y muchas, muchas veces acaba su jornada laboral sintiéndose el ser más insignificante de su empresa, de su vida y de la faz de la tierra.

Ahora que se habla tanto de las power skills, ¿cuáles serían las de los que nos mandan? Para mí hay una que las engloba a todas: la integridad de poder actuar siendo un ejemplo a seguir y desde la imperfección que nos distingue como seres humanos que somos.

Mis mejores jefes se equivocaron muchas veces; algunos hasta me pidieron disculpas sin ser necesario. Sobre la marcha rectificaron la mayoría. Me apoyaron y me llamaron al orden, me exigieron sin tregua, me dieron oportunidades a cambio de responsabilidades, me enseñaron que en la laxitud y en la complacencia no se crece, no se aprende…

Un día los convertimos en súper héroes y el otro en villanos sin darnos cuenta de que las relaciones son cosa de dos. Es fácil proclamar que nosotros lo haríamos mejor pero ¿y si empezamos por ponernos en su lugar?

¡Los Jefes también sufren!

FUENTE:ORH (Maite Sáenz)