«Bajo la superficie del texto, cada tuit va embebido en un envoltorio de software que ocupa mucho más espacio: Hasta 10 o 12 veces más que el propio mensaje. Son los metadatos, paquetes de información que acompañan al mensaje de un lado a otro de la red, pero que el usuario raramente llega a ver.»
«Las posibilidades son inmensas y un tanto intranquilizadoras. Por ejemplo, cabría investigar las preferencias de un segmento de población, acotado según edades y área geográfica: Cuáles son sus tendencias de voto, sus películas favoritas, sus programas de televisión o incluso qué marcas prefieren. Un verdadero tesoro de información, que algunas empresas comienzan a escarbar.»
El código detrás del tuit, El País, 15/05/2011.
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