El influjo de la figura de Erasmo de Rotterdam en tierras españolas ha sido estudiado, fundamentalmente, en una obra de Marcel Bataillon: Erasme et l’ Espagne. Pero antes de iniciar nosotros el análisis, debemos tener en cuenta que en época de Erasmo, está teniendo lugar en los territorios de la monarquía hispánica una reforma religiosa con unas características propias. El Renacimiento religioso promovido por Cisneros, reforzado a nivel local por hombres como Hernando de Talavera (arzobispo de Granada y confesor de Isabel la Católica), y prolongado durante el siglo XVI por los reformadores como san Pedro de Alcántara, santa Teresa de Jesús y san Juan de la Cruz, tiene resultados profundos. Por una parte, mejora las órdenes monásticas y la situación del alto clero en España, de modo que, durante los años iniciales de la Reforma, éste puede jugar un papel de peso en los concilios de la iglesia. Por otra, la reactivación teológica llevada a cabo por los dominicos de la escuela de Salamanca y desarrollada por la Compañía de Jesús, hace posible que teólogos españoles expongan la doctrina católica en el gran debate con el protestantismo. A la vez, el hecho de que la iglesia española haya emprendido por sí misma la reforma, inmuniza en cierta medida a estos territorios frente a la propaganda protestante. Enlazando con todo esto, la entrada de Erasmo inaugura una nueva fase en el Renacimiento español. Sin embargo, no se trata tan sólo de una recepción pasiva de su pensamiento, sino que, dada la trayectoria reformista española, podemos hablar más bien de una síntesis e interconexión de ambas corrientes.
Sin embargo, Erasmo, no visitará nunca estos territorios, cosa que no resulta incompatible con la gran influencia que tiene sobre ellos. De forma algo más concreta los principales focos del erasmismo serán ciudades como Barcelona o Valencia y universidades como la de Alcalá, adonde Cisneros quiere atraer al humanista para que colabore en la elaboración de la Biblia Políglota. En relación con uno de estos focos de influencia, con el valenciano, se encuentra uno de los mejores amigos que tiene dentro de la península: Luís Vives. Esta íntima amistad, traducida en un rico epistolario, es de gran importancia a la hora de construir el puente entre Erasmo y España.
Por la parte de Erasmo, éste admira a Vives, joven humanista que, como él, viaja por Europa. Pero, a su vez, el valenciano representa un importante papel en la influencia del pensamiento del holandés en nuestro país, ya que a través de él se encuentra presente en considerables proporciones en la vida religiosa y cultural de España.
La amistad entre ambos pensadores tiene lugar al efectuarse la transición de la España cisneriana a la erasmizante. Erasmo, con su Novum Instrumentum llena de entusiasmo a quienes están redactando en ese momento la Biblia Políglota y llega a ser invitado por Cisneros a venir, oferta que rechaza (siempre le asustó enfrentarse a una nación tan semitizada).
Luís Vives
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Sin embargo, es con el advenimiento de Carlos I cuando la penetración del Erasmismo en estos territorios llega a su máximo esplendor. En ello influyen notablemente los personajes de la corte que rodean el rey: Vives, Valdés, Maldonado, Juan de Vergara y eclesiásticos como el arzobispo Fonseca o el inquisidor Manrique.
No obstante, el movimiento se extiende en poco tiempo a una parte considerable de la población. Esto no quiere decir que no haya detractores, como es el caso de Zúñiga (de la universidad de Alcalá) y su polémica contra el Nuevo Testamento de Erasmo o los frailes molestos por las críticas del erasmismo a la estructura eclesiástica y en especial a los religiosos. Las tensiones con estos últimos tienen un buen ejemplo en la Junta de Valladolid (1527), donde los partidarios de Erasmo parecen vencer. Sin embargo, la verdadera victoria será de los antierasmistas, de modo que, a partir de este momento, comenzará el período de crepúsculo de Erasmo en España, sin que ello quiera decir que su influencia no siga presente en la cultura de los siglos XVI y XVII (en autores como Cervantes, Quevedo, fray Luís de Granada…). Así pues, el espíritu erasmiano, la crítica de la falsa devoción y de las supersticiones, la defensa de una vida espiritual interior y realmente cristiana penetran en los escritores españoles y en sus obras, incluso en las puramente literarias.
En la primera mitad del siglo XVI, no se encuentra en España a un humanista que no participe del fervor erasmista. Literatos, filólogos, teólogos y políticos engrosan sus líneas y hacen prever una era de esplendor y de regeneración intelectual. En este momento, la literatura se empapa de la sátira erasmiana, algo que perdura a lo largo del siglo. En este sentido, Erasmo y su Elogio de la locura influirán notablemente en Cervantes y su Quijote: el escritor español se propone desarrollar en forma novelesca la sátira erasmista en elogio de la locura humana, como veremos en otro apartado.
En realidad, el predominio erasmista en España dura unos quince años y se encuentra con el terreno preparado por los alumbrados, que profesan un cristianismo basado en la Biblia y desprovisto de ritos y formulismos (una rama de ellos es heterodoxa, mientras que la otra se encuentra dentro de la Iglesia).
Por otra parte, como ya hemos adelantado, Erasmo es causa en nuestros territorios de que aparezcan dos bandos: los erasmistas y los antierasmistas, o los reformistas y los seguidores del catolicismo tradicional. Según estos últimos, dado que la posición erasmista supone una avanzada de la actitud protestante, es preciso rechazarla completamente. Así, por ejemplo, la introducción de la Querela Pacis en 1520 motivará grandes controversias entre ambos bandos. Al mismo tiempo, en medio de la lucha, se inicia una nueva dirección de la Iglesia española con Ignacio de Loyola, al principio acusado de iluminista. Este religioso conoce el Enchiridion de Erasmo, cuya lectura dice entibiarle la devoción y la fe. Poco a poco, los sectores antierasmistas irán ganando terreno, y las obras y el pensamiento de Erasmo empezarán a ser censurados (en especial a partir de su muerte, en 1536).
Por último, debemos decir que dentro de aquellos que apoyan las doctrinas de Erasmo hay distintas posiciones. Una de ellas es la sostenida por Alfonso Valdés; otra, la que, según Bataillon, permite llevar el erasmismo hasta Los hombres de Cristo de fray Luís de León. Este autor, también señala la relación de este movimiento con el evangelismo francés de la época de Francisco I y afirma que constituye uno de los aspectos del iluminismo que unen la España de Cisneros y la España de los grandes místicos.
Fuentes
-DE ROTTERDAM, Erasmo, Elogio de la locura, Barcelona, Bosh, 1976.
-DE ROTTERDAM, Erasmo, Elogio de la locura, edición a cargo de Teresa Suero Roca, Barcelona, Bruguera, 1974.