Tomás Moro y Erasmo de Rotterdam.
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“En la ausencia, tu recuerdo como ausente me deleitaba tanto como tu presencia en el trato cotidiano contigo como presente, el cual, por mi vida, puedo asegurarte que es lo que me produce más satisfacción en el mundo”. (Erasmo de Rotterdam a Tomás Moro en el preámbulo de El elogio de la locura).
Erasmo conocerá a Tomás Moro durante su viaje a Inglaterra en 1499. Desde entonces –y hasta la ejecución del último-, ambos humanistas compartirán una estrecha amistad, reflejo de la cual es su amplia correspondencia.
Tomás Moro (sir Thomas More), canonizado en 1935, nace en Londres en 1478. Hijo de un magistrado, estudia en la Saint Anthony School. Entre 1492 y 1494 realiza estudios superiores en la Universidad de Oxford. Más tarde, tras regresar a Londres, estudia en el Lincoln’s Inn. Alterna una brillante carrera profesional y política con su interés por la literatura. Su vasta cultura humanística le valdrá la admiración de Erasmo. En 1509 es nombrado miembro del Parlamento y en 1518 entra al servicio de Enrique VIII de Inglaterra. Ese mismo año escribe su Historia del rey Ricardo III. Dos años antes había publicado su célebre Utopía, en la que proponía una organización racional de la sociedad, de base comunal, que situaba en una isla imaginaria. La obra, convertida en un clásico del humanismo, ejercerá una duradera influencia, desde Bacon hasta George Orwell. Todavía al servicio del rey, Moro defiende públicamente la libertad de culto y de palabra. En 1521 es nombrado vicetesorero del reino y recibie el título de caballero. En 1523, ya en pleno auge de la Reforma, escribe Responsio ad Lutherum, obra en la que se enfrenta al luteranismo. Sin embargo, tres años después empezará el conflicto con el rey que acabará costándole la vida: Enrique VIII, casado con Catalina de Aragón, quiere el divorcio para poder asegurarse descendencia masculina. Tomás Moro se opone a esto y renuncia en 1532 a la cancillería del reino, cargo al cual había accedido en 1529. Tras haberse negado a asistir a la coronación de la nueva reina, Ana Bolena, es acusado de corrupción, juzgado y condenado a la pena capital. Morirá en 1535, un año antes que su amigo Erasmo.
Ambos amigos desarrollarán unas líneas de pensamiento muy semejantes en muchos aspectos. Si Erasmo defiende la paz, una Europa unida y una imagen del príncipe cristiano que quiere el bien común, Moro describe en su Utopía una sociedad ideal, después de haber criticado duramente la que tiene ante sus ojos: denuncia el absolutismo; va contra los privilegiados, el espíritu materialista, el imperio del dinero… En cambio, el Estado ideal de Utopía reposa sobre el comunitarismo, las leyes son pocas y sencillas, la religión es simple y ligada al civismo, y personas ilustradas se encuentran a la cabeza del gobierno. Sin embargo, hay algunas diferencias con el pensamiento de Erasmo, como es la posición ante la guerra: mientras él admite la posibilidad de una guerra justa, el holandés da más valor a una paz injusta que a la más justa de las guerras.
La obra de Erasmo que analizamos aquí, El elogio de la locura, va dedicada a Moro, como el autor explica en el prefacio. De hecho, la idea de esta sátira le llega durante un viaje a Inglaterra que emprende desde Italia. Una vez ha llegado a su destino, en la tranquilidad de la casa de su amigo, la traslada al papel y la titula Encomium moriae, en honor al humanista inglés.
En el prefacio del Elogio, en realidad una carta que Erasmo escribe a Moro en 1511 (año de publicación del libro) desde París, el autor, que pide a su amigo que tome la obra bajo su protección, no deja de alabar sus virtudes: “preferí algunas veces pensar en nuestros comunes estudios o gozar en el recuerdo de amigos tan amables como doctos en extremo que había dejado y entre los cuales, tú, mi querido Moro, ocupabas el primer ligar”, “en la condición ordinaria de la vida mortal te comportas como Demócrito. Aunque por la singular agudeza de tu ingenio estás apartadísimo del vulgo” (algo, que sin duda, es positivo en estos momentos), “con todos te llevas bien y te diviertes”… Por su parte, Moro también le profesaba una fuerte admiración, de modo que, cumpliendo con los deseos de su amigo, no perderá la ocasión de defender la obra:
“Acerca de la Moria, Erasmo, que tiempo atrás la puso bajo mi protección, se ha ocupado por su parte de tomar la defensa y, por ello, no será necesario que yo disponga de muchos razonamientos: esa defensa es, de todos modos, fácil en sí misma, pero al compartir él y yo ese empeño, resulta más fácil”. (Carta de Tomás Moro dirigida a Martin Dorp, que había atacado anteriormente el Elogio de la locura).
Fuentes
-DE ROTTERDAM, Erasmo, Elogio de la locura o encomio de la estulticia, edición y traducción a cargo de Pedro Voltes, introducción de Juan Antonio Marina, Madrid, Espasa Calpe, colección Austral, 2008, 16ª ed.
-DE ROTTERDAM, Erasmo, Elogio de la locura, edición a cargo de Teresa Suero Roca, Barcelona, Bruguera, 1974.
-BENASSAR, M.B.; JACQUAR, J.; LEBRUN, F.; DENIS, M. y BLAYAU, N., Historia moderna, Toledo, Akal, 2005, 5ª ed.
-DE ROTTERDAM, Erasmo, Elogio de la locura, Barcelona, Bosh, 1976.
–http://www.biografica.info/biografia-de-erasmo-de-rotterdam-desiderio-792
–http://www.biografica.info/biografia-de-tomas-moro-santo-sir-thomas-more-1755