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Población

La estructura social por Edad, Sexo y Estado civil

“Una comparativa entre Elche y Crevillente”

La estructura de la población ofrecida en el censo de 1786 nos indica una población muy joven, con una alta natalidad y la consiguiente elevada mortalidad, sobre todo infantil. Dentro de la comarca, la pirámide de Crevillente se caracteriza por un vigor bastante superior al de la población ilicitana. La natalidad aparece mucho más elevada, fenómeno en todo acorde a la curva de nacimientos de esta población, que aventaja, sin duda, a la de cualquier población valenciana: es un fenómeno que está en directa relación con una mayor precocidad matrimonial, junto a una soltería mucho más reducida que en Elche. Así, en el grupo de dieciséis-veinticinco años, los solteros de Crevillente suponen el 4,4% de los varones y el 2,8% de las mujeres, mientras que en Elche dicho s porcentajes suman el 6 y el 4,4%, respectivamente, aunque a nivel comarcal la nupcialidad es realmente elevada, casi total dentro del periodo procreativo, es decir, antes de los cuarenta años de edad.

El porcentaje de los varones, que se mantiene más elevado hasta los dieciséis años, cambia de signo de un modo brusco en el escalón dieciséis-veinticinco, lo cual hay que relacionarlo, posiblemente, con el servicio militar o, tal vez, aunque menos probable, con una emigración temporal, ya que en el grupo veinticinco a cuarenta años los varones vuelven a predominar en ambas poblaciones. En las mujeres, el mayor entrante, el de veinticinco-cuarenta años, obedece a las enfermedades propias de la maternidad, señaladas como importantes y “endémicas” en los documentos de la época (Gozalvez, 1976. pp. 207-208).

Gozalvez, 1976. p. 208

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Población

Distribución superficial de la población urbana en Elche en el XVIII

Según los Vecindarios en 1730 (AME, Sala I, leg. “Estadística”, 1730) la población urbana de Elche sumaba 1.700 vecinos, es decir, 7.650 habitantes, según el coeficiente 4,5, con la siguiente distribución parroquial: Santa María, 1.869 habitantes; El Salvador, 2.709: Arrabal de Santa Teresa, 270, y 2.803 habitantes en el Raval de Sant Joan. En 1761 la población urbana había ascendido a 14.787 habitantes, lo que supone un incremento del 93% durante los últimos 30 años. Este crecimiento, a nivel parroquial, ofrece ciertas desigualdades: Parroquia de Santa María es de 2.06% anual, en el Salvador, es de 1,59%, y en Arrabal de Santa Teresa, del 5,40%. El crecimiento anormal de este último barrio se explica por la urbanización que surge aquí en los años cuarenta, como se explicó en su lugar correspondiente.

Gozalvez, 1976. p. 89.jpeg

La antigua Morería, pese alguna fuga que pudiera haber hacia el nuevo barrio -poco probable por la mayor pobreza de sus habitantes-, tiene un incremento del 2,42% anual acumulativo entre 1733 y 1761, lo que implica necesariamente una considerable inmigración, a la vez que tan gran aumento de vecinos se explique conjuntamente por una mayor minuciosidad en la realización del segundo recuento.

En 1730, dentro de la antigua vila murada, destaca la gran concentración existente en la calle de San Jaime, seguida de las calles que bordean la muralla, mientras que las manzanas centrales albergan a escasos habitantes, tal vez, como resultado de los extensos lotes de repartos urbanos a raíz de la Reconquista y los consiguientes absentismos.

El gran incremento demográfico de los treinta años siguientes afecta de modo desigual a las calles de Elche. Las que mayor crecimiento experimentan son, lógicamente, las de más bajo nivel económico,  que en general corresponden a las periferias, como se comprueba en los mapas. Allí es en donde había una mayor oportunidad de aumentar la densidad, tanto por un mayor espacio vacío como por unos precios mucho más asequibles.

En 1761 gran parte de las calles de la ciudad, en especial al sur de la Corredora, ofrecen valores paralelos en cuanto al número de personas por unidad de longitud de fachadas. Ahora bien, las superficies interiores de las manzanas, ofrecen valores muy dispares entre la antigua Morería y el resto de la ciudad, con lo que resulta una ocupación real mucho más intensiva en el primer caso, con espacios interiores inexistentes o muy reducidos y viviendas con menos metros de fachada. A ellos habría que añadir el deterioro que esta parte de la ciudad sufriría a raíz del abandono morisco, precisamente sobre unas construcciones de muy baja calidad, con lo que el hacinamiento resultaría doblemente negativo (Gozalvez, 1976. pp. 87-90).

Gozalvez, 1976. p. 88.

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El abastecimiento de agua en el siglo XVIII en Elche

Hasta el último cuarto del siglo XVIII, cuando el casco urbano sobrepasaba las 15.000 almas, el agua utilizada por la ciudad se reducía a la salobre del Vinalopó, suministrada por la Séquia Major y otras a su paso por las calles y la almacenada en aljibes, circunstancia observada ya por Al-Edrisi: “Para beber los habitantes tienen necesidad de traer de otros puntos agua de lluvia, que conservan en aljibes” (García, 1952. p. 194).

Para los casos de extrema necesidad, la villa poseía cisternas junto al Alcázar, plaza de Santa Isabel y plaza de la Fruta. También existían fuentes, aunque de agua salobre. En 1678 se cita una fuente en la plaza de la Magdalena, refiriéndose probablemente a una plazoleta al norte de la desaparecida ermita de San Jaime.

Los primeros proyectos de traída de aguas potables que conocemos datan de 1722, en que se pretende traer agua desde Monforte, del pozo de San Pascual, y de 1736, en que se intentaba traerla desde Yecla, aunque las obras efectivas a tal fin datan de los años ochenta, gracias a la intervención del obispo José Tormo. (Ramos, 1970. p. 343).

En 1778 el Ayuntamiento nombraba a Miguel Francia, de Crevillente, y Gregorio Sanchez, de Elche, para realizar el proyecto de abastecimiento desde las fuentes de Boriza y Urchell, de Aspe.

De inmediato el obispo ofreció 2.000 ducados para las obras necesarias al abastecimiento, pero dos años después, en 1782, se descubría la fuente de Barrenas, en Aspe, cuyo mayor caudal haría abandonar el primer proyecto. En 1784 Francia y José Gonzálvez realizaban el nuevo proyecto, al año siguiente se compraba el manantial y se empezaban las obras, en 1789 el agua potable llegaba por primera vez a Elche. Las obras fueron sufragadas con las aportaciones del obispo Tormo, el importe total ascendió a 906.989 reales de vellón, con una cañería de 18.000 varas (16,4 km de longitud y 21 cm de diámetro). El agua se distribuyó en la ciudad en cuatro fuentes, aparte una de agua salobre (Gozalvez, 1976. pp. 85-86).

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El siglo XVIII y las grandes realizaciones urbanísticas en Elche

El siglo XVIII es para Elche el de mayor desarrollo urbano de toda su época moderna. Se completa el relleno entre los antiguos vila y raval -barrios de Saravia y Conrado-, al mismo tiempo que el caserío se ensancha por el Norte -la Illeta- y, sobre todo, por la derecha de la Rambla, con el barrio de Santa Teresa, cuya consolidación se realiza mediante la construcción de un puente de piedra en 1705.

El incremento de la población es paralelo al de la comarca y pueblos de habla catalana.En sesenta y tres años la población aumenta en más de 7.000 habitantes (un 50%), por lo que el aumento en el entramado urbano tuvo que incrementarse de forma paralela. Además, hay que contar con un mayor número de componentes por familia respecto al siglo anterior. Las nuevas calles y los solares de las viviendas también serán más desahogados, la población no se encontraría tan hacinada (Gozalvez, 1976. p. 65).

Los Nuevos Barrios

El nacimiento del Arrabal de Santa Teresa o del Pla se proyecta a partir de 1689. Los motivos para explicar el “salto” de la Rambla son dos: los precios de las tierras del palmeral y el continuo aumento de la población. Además, la construcción de un nuevo y rico edificio conventual para los franciscanos, que, como siempre, actuaría de polo urbanizador.

Por otro lugar, tenemos el nacimiento del primer barrio, que tomará el nombre de su promotor, el coronel de caballería Tomás de Saravia y Horcasitas. La información y proyecto para edificar el huerto de palmeras sobre el que se levantó fue presentado en 1770. El cabildo de 5 de septiembre de 1770 contestaba favorablemente al propietario, aprobándose la construcción del nuevo barrio (Gozalvez, 1976. pp. 65-69).

Finalmente en Elche, en 1776 será el clero de Santa María el que se decida a urbanizar su correspondiente huerto de palmas, movido, como expresamente se explica: “por el inmediato éxito que han alcanzado los establecimiento de Saravia y Conrado, y para constituir casa de habitación a los labradores de los partidos de Torrellano, Santa Barbara y Vallongas…” (AME, Libro de Cabildos, Nº101, 17-VII-1771).

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Población

El paludismo en del siglo XVIII en la ciudad de Elche

En primer lugar, el carácter endémico del paludismo o fiebres tercianas, se vincula en las centurias modernistas tanto a la expansión de los cultivos arroceros como a la proliferación de áreas pantanosas y encharcadas. Si el arroz favoreció el incremento de la población valenciana durante este siglo, en muchas ocasiones, provocó la muerte de sus cultivadores.

Arrozales, lagunas y pantanos tenían buena culpa de esta situación de permanente peligro, pero no menos responsabilidad cabe achacar a las deficientes infraestructuras higiénico-sanitarias observables en pueblos y ciudades, así como la inexistencia de una adecuada política asistencial, ya que resultaba evidente que la enfermedad se cebaba en los grupos humanos más desvalidos. Si bien, aunque el paludismo no resultaba ser mortal, sí que originaba una morbilidad elevada que repercutía negativamente sobre las actividades agrícolas.

En el verano de 1746 las fiebres atacaron con crueldad a los más desvalidos que se concentraban en los arrabales de la ciudad de Elche. Las condiciones de insalubridad y la pobreza en que se hallaban gran parte del vecindario fueron las causas desencadenantes de la epidemia.

Durante la década de los sesenta las tercianas se dejaron sentir con inusitada intensidad, a juzgar por las innumerables referencias al problema que podemos hallar en las actas capitulares.

Ya en las década de los ochenta el paludismo desbordó sus límites naturales para extenderse por la totalidad del país, elevando así su carga mortífera. La epidemia de 1786 no alcanzó graves proporciones a tenor de las cifras manejadas. Los contagiados fueron, en la mayoría de los casos, jornaleros que habían contraído las tercianas en Castilla. Un ejemplo de esta epidemia lo hallamos en Elche en 1787, donde los afectados tornaron a ser “los pobres miserables que carecen del alimento preciso y medicinas necesarias para su debida curación” (AMO, nº 71, 28-9-1787).

En cuanto a la actuación de los poderes públicos contra la epidemia, el recurso de la limosna que habitualmente prodigaba la Iglesia en estos casos solía representar un respiro, ya que muchas poblaciones carecían de recursos en su partida presupuestaria para atajar la enfermedad, como queda demostrado en la insolvencia mostrada por la ciudad de Elche en 1787, incapaz el ayuntamiento de cumplir las disposiciones relativas al empleo de determinados fondos en caso de necesidad.

Uno de los remedios para las fiebres tercianas fue el empleo de la corteza de quina. El uso de esta planta americana como remedio para las fiebres, se generalizó en las últimas décadas del siglo XVIII, tras las recomendaciones hechas por el Real Protomedicato en su informe emitido en 1785.

Por lo tanto, el carácter endémico y recurrente de las tercianas quedaba así manifiesto especialmente en aquellos sectores de la población que, por ubicación geográfica y condición social, estaban más expuestos a la perniciosa picadura del mosquito transmisor de la enfermedad (Alberola y Bernabé, 1998-99. pp. 95-112).

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Población

Censos y Demografía en la villa de Elche en el siglo XVIII

Elche como asentamiento humano se remonta al periodo Eneolítico, si bien, no dispondremos de datos demográficos hasta la época musulmana. Para conocer la población de la ciudad de Elche en el siglo XVIII, hemos de recurrir a los censos. En el siglo XVIII, se realizaron 5 censos.

Los primeros 3 censos fueron realizados en los años (1739, 1761 y 1781), por el propio municipio de Elche. Los fondos documentales los podemos encontrar en el Archivo Municipal de Elche.

Floridablanca

El censo de 1787 fue realizado a nivel nacional, por el Conde de Floridablanca. El primer paso para la ejecución de este Censo se dio cuando, por Real orden de 1785, se ordenó a los intendentes de las diferentes provincias que remitiesen una relación de todos los pueblos de las mismas a fin de crear un Nomenclátor que delimitase el campo de actuación. Los trabajos para la ejecución del Censo de Floridablanca se iniciaron en 1787 de acuerdo con las instrucciones contenidas en la Real Orden del 28 de julio de 1786. En este caso, se encomendó la ejecución del mismo a los intendentes de cada provincia que se encargarían de hacer llegar a las autoridades civiles de cada lugar (alcaldes y regidores) un cuestionario único en el que se debían de consignar los datos solicitados. En el cuestionario se debía de resumir la población en una tabla de doble entrada similar a la utilizada en 1768. Además se debía clasificar la población de acuerdo con una tabla de ocupaciones de 23 clases (http://www.ine.es/censo2001/historia.htm).

cavanilles

El último censo, el de 1794, fue llevado a cabo por Antonio José de Cavanilles, en sus “Observaciones sobre la Historia Natural”. En este trabajo Cavanilles abarca gran parte de las disciplinas técnicas y científicas de la época como la botánica, la agronomía, la geología, la hidrología, la medicina, la geografía, la cartografía, la arqueología y muchos de los principales campos de la industria (González, 2002.)

Por lo tanto, analizando los datos de los censos podemos concluir que el siglo XVIII junto con el siglo XIX, será el que registre los mayores crecimientos demográficos de la historia documentada de Elche. Entre las dos cifras censales más fiables de este siglo (1739 – 1794) la población aumentará en 7.380 personas, es decir, en poco más de medio siglo el crecimiento es de un 56%. Este elevando crecimiento de la población tiene su origen a finales del siglo anterior y se estanca durante las dos primeras décadas del XVIII como consecuencia de la Guerra de Sucesión. A pesar de ello y de la plaga de langosta, de la sequía y de la epidemia de tercianas sufridas, el siglo se cierra con un total de 20.430 habitantes (Mora, 2008. 57-58).

Evolución población. Elche 1572-1897

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Cultura

La villa del Elche y el palmeral vista por los viajeros del XVIII

El siglo XVIII, especialmente en la segunda mitad, es la época de la “Ilustración”. Se había despertado la curiosidad de los eruditos, que les hacía investigar en los archivos y recorrer el país en busca de noticias concretas. La Naturaleza, tan olvidad en los siglos perecederos, interesaba muchísimo a los hombres del siglo XVIII, que fue recordémoslo, el siglo de Rousseau. La revolución científica, el inicio de la industrialización en Inglaterra y el asentamiento del racionalismo como producto del movimiento ilustrado, son sus notas más destacadas. Valores libertarios, fraternidad, nacionalismo y un exacerbado sentir individual e imperialista, junto con el espíritu universalista de los escritores y lectores del setecientos, explica que esta centuria se convirtiera en la edad de oro de los libros de viajes.

Los viajeros del setecientos anotaban minuciosamente todo aquello que observaban, recopilando todas las noticias sobre arqueología e historia que podían encontrar, e incluso hacían propuestas concretas para el fomento de la agricultura y la industria, para un repartimiento equitativo de la riqueza. (Sanchís, 1985. p. 54).

Una de las instituciones culturales más significativas de mediados y fines del siglo XVIII fue el Grand Tour (un itinerario de viaje por Europa, antecesor del turismo moderno). España quedó fuera del “tour ” hasta el último tercio del siglo XVIII.

En esta entrada nos centraremos en las impresiones recogidas sobre elche y su palmeral, por tres grandes viajeros del siglo XVIII: Jean François Peyron, Henry Swinburne y Alexandre-Louis-Joseph, conde de Laborde. Como veremos a través de una serie de extractos de las obras de estos viajeros, observaremos como la palmera produce siempre al viajero una intensa sensación de orientalismo (Sanchís, 1985. p. 54).

gravado de Gustave Dore

Jean-François Peyron, traductor, historiador y diplomático francés, dejó constancia de su viaje por España en dos volúmenes publicados en Ginebra, Essais sur l’Espagne obra. Dentro de su obra traemos este fragmento donde nos habla de su visión sobre Elche y su entorno natural:

A deux lieues environ d’Alicante, le voya geurie trouve dans une forêt de palmiers; cet arbre porte avec lui un caractere de noblesse & de ſimplicité , mais il e trie : cependant lorſqu’il e au multiplié que dans les environs d’Elche , il orne la campagne & produit un bel eet. Je me croyois tranſporté dans les plaines d’Alexandrie ou du grand Caire: je confidérois avec un plaiſir nouveau pour moi, la grappe dorée & touue où la datte e ſuſpendue; un horizon ſans ceſſe varié, des vallées vertes & coupées de mille ruiſſeaux, un ciel pur & brillant, égayoient cette ſcene, & la rendaient une des plus intéreſſantes de ma vie, par les idées qu’elle m’inſpiroit”.(Peyron, 177-1778. p. 104)

Henry Swinburne, escritor, viajero e hispanista inglés, nació en Bristol en 1743. Visitó España en 1775 acompañado de su amigo Sir Thomas Gascoigne. Las impresiones de su viaje quedaron recogidas en un libro, Travels through Spain in the years 1775 and 1776. Swinburne, nos ofrece una hermosa descripción de un palmeral en plena explotación fenicicola, el oficio de palmerero y la artesanía de la palma blanca. (Guerreo, 1990. pp. 65-67).

“We stopped at Elche, a large town be longing to the duke of Arcos, built on the skirts of a wood, or rather fore, of palm trees, iwhere the dates hanging on all ſides in cluers of an orange colour, and the men ſwinging on baſs ropes to gather them, formed a very curious and agreeable ſcene. The palms are old and lofty; their number – is ſaid to exceed two hundred thouſand”. (Swinburne, 1779. p. 184)

Alexandre Louis Joseph, conde de Laborde, nació en París, hijo de un rico financiero de origen español. Entre sus obras más célebres el Voyage pittoresque et historique de l’Espagne (1806-1820, 4 grandes tomos con 349 grabados) y el Itinéraire descriptif de l’Espagne (1808, 5 volúmenes y 1 atlas). Estos libros contribuyeron decisivamente, a difundir en el extranjero una visión de España más fiel a la realidad, rompiendo con algunos de los anteriores tópicos por los que era conocido nuestro país en Europa. Laborde hace mención a la industria del jabón y la tintorería, pero importancia industrial de la ciudad era algo mayor de la que cita Laborde, la ciudad contaba con industrias de almidón, aguardiente, curtidos, platería, cantería, confitería y chocolate.

“Palmas y dátiles. Las hay en diferentes partes del reino, y abundan principalmente en el recinto de Elche, cuyos habitantes se han aplicado con un particular esmero a su cultivo, que forma su principal riqueza. El fruto que dan se consume ordinariamente en España, menos alguna parte que se exporta a Francia. Su pro ducto más considerable es el de las palmas, de las cuales además de las que aquí se consumen, se envían a Italia grandes remesas para la ceremonia del domingo de Ramos. Aprovechan igualmente sus hojas para esteras, banastos, sillas y otros utensilios. (Laborde, 1820. p. 129)

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Cultura

Los Bienes Inmuebles en la villa de Elche en el siglo XVIII

Basílica de Santa María

La basílica se encuentra situada en el centro de la vila murada, donde hubo una iglesia anterior que fue construida sobre una mezquita. Debido a su gran volumétrica posee un gran protagonismo urbano dentro de la ciudad.

El templo actual comenzó a construirse en 1672 bajo las órdenes de Francesc Verde, sucediéndole en el cargo de maestro mayor de las obras Pere Quintana y Ferrán Fouquet, y desde 1758 continuaron las aportaciones arquitectónicas con el arquitecto Marcos Evangelio. Las obras acabarían definitivamente en 1784.

         http://www.cult.gva.es/SVI/Imagenes/03.33.065/001/F0002.jpg (tomadas 26/10/2013)

Esta es el escenario del Misteri d’Elx que se celebra cada 14 y 15 de agosto desde el siglo XV. Hecho que según algunos autores influyo en la concepción espacial de la iglesia. Finalmente nos gustaría destacar las fases constructivas de la basílica en el siglo XVIII, siendo creada la cúpula entre 1720-1727 y en 1783 la capilla comunión (Anuario de Patrimonio Cultural Monumenta 2008, p. 228)

Castillo Palacio de Altamira

En la denominada actualmente como Diagonal del Palau se encuentra el Palacio de Altamira, monumento singular de la ciudad de Elx, que alberga en su interior el gran Museo Arqueológico Municipal. Es conocido también como el “Alcàsser de la Senyioria”, por ser la residencia oficial de lujo de los señores de Elx entre los siglos XV y XIX. La denominación de Palacio de Altamira es por haber pertenecido muchos años su propiedad a los condes de Altamira.

               

http://www.cult.gva.es/dgpa/bics/Detalles_bics.asp?IdInmueble=505 Tomadas 16/10/2013

La tercera fase es la que corresponde a la gran fachada sur, del siglo XVIII, y que tapa el antiguo acceso medieval. La planta es poligonal, con ángulos definidos en cubos circulares, en salientes, salvo la zona ocupada por la torre, que es de planta cuadrada, y que tiene tres alturas (Anuario de Patrimonio Cultural Monumenta 2008, p. 231)

Iglesia del Ex-convento de San José

Situado en la actual plaza de los Reyes Católicos de Elx, se encuentra la Iglesia del ex Convento de San José. Este antiguo convento de frailes franciscanos fue construido en 1561, a petición de la marquesa de Elche, Juana de Portugal. En ese templo tomó los hábitos San Pascual Bailón.

        

http://www.cult.gva.es/dgpa/bics/Detalles_bics.asp?IdInmueble=507  (tomada 26/10/2013)

La decoración de sus capillas comprende dos corrientes. Una a base de pinturas al fresco, realizada entre los años 1735 y 1746. Una segunda es con decoraciones al yeso, incluidos los retablos de las capillas. Por último, destaca el altar mayor, con talla dorada y enriquecido con pinturas sobre tabla; parece que es de comienzos del siglo XVIII y relacionado con la obra de Bussi (Anuario de Patrimonio Cultural Monumenta 2008, p. 229)

Palacio de Jorge Juan

De planta trapezoidal en la calle Puente de los Ortissos de la capital ilicitana, más allá de la vila murada, se encuentra el Palacio Jorge Juan, construido según las premisas del la arquitectura de estilo barroco.

 

http://www.cult.gva.es/dgpa/bics/Detalles_bics.asp?IdInmueble=511 (tomada 26/10/2013)

Ocupa una esquina que une las dos fachadas exteriores del palacio, dimensiones diferentes. El edificio conserva un aspecto magnífico, que se ha mantenido desde que fuera construido entre los siglos XVII y XVIII, en plena efervescencia del barroco (Anuario de Patrimonio Cultural Monumenta 2008, p. 232)

Pantano de Elche

La obra actual es la construida en el siglo XVII, con las posibles reformas que entre 1782 y 1786 efectuó Vicente Gascó y las reparaciones llevadas a cabo en el siglo XIX. Se trata de una potente pared cuyo núcleo está formado por rellenos y el revestimiento externo con terminación de sillería que se puede considerar isodoma; dado que los sillares son casi todos de similares características geométricas. Su capacidad es algo mayor que el embalse de Almansa y ligeramente menor que el de Alicante. Las dimensiones que proporcionan diversos autores son iguales antes y después de la destrucción, producida por el efecto de una avenida de agua el día 3 de septiembre de 1793 (Anuario de Patrimonio Cultural Monumenta 2008, p. 230)

    

http://www.cult.gva.es/dgpa/bics/Detalles_bics.asp?IdInmueble=4067 (tomadas 26/10/2013)

Casa de la Torre Cañada

La Torre Cañada es una construcción de 1631 cuando se erige estrictamente la torre que se encuentra junto a una casa del  siglo XVIII en la Partida Torrellano Bajo del Elche. Pertenece a la categoría de edificios defensivos y ha tenido diversas intervenciones a lo largo de su historia.

    

http://www.cult.gva.es/dgpa/bics/Detalles_bics.asp?IdInmueble=616 (tomada 26/10/2013)

De planta cuadrada su alzado es prismático con cuatro plantas que se comunican con una escalera de caracol. Está adosada a una casa de grandes dimensiones y otras construcciones de carácter agrícola.

Está realizada en mampostería con piedra en los cantos y el remate está formado por una ménsula en voladizo sobre un coronamiento que hoy se presenta con hilera de almenas (Anuario de Patrimonio Cultural Monumenta 2008, p. 225).

Torre Vigía Santa Bárbara

Dos elementos, una casa y una ermita del siglo XVIII, acompañan a la torre vigía de Santa Barbara con funciones como su nombre indica en el Camino Olmet de Elche. Parece ser una construcción del siglo XVI, con interior dividido en dos niveles y realizada en mampostería con los cantos reforzados en piedra o sillería.Tiene forma de cubo, dado que su altura es similar a la base y carece de remate (Anuario de Patrimonio Cultural Monumenta 2008, p. 227)

http://www.cult.gva.es/dgpa/bics/Detalles_bics.asp?IdInmueble=621 (Tomada 26/10/2013)

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Cultura

El Texto del Misteri d’Elx

El texto literario del Misteri d’Elx, se encuentra escrito en valenciano -con un salmo y algunos versos latinos-, es relativamente breve si lo comparamos con otras representaciones de similares características. La brevedad del texto se debe a la menor importancia que a lo largo de la historia se le ha concedido a la parte literaria, frente a la musical y a la escénica. Las referencias conservadas apuntan hacia el siglo XVII como la época en que tuvo lugar la definitiva fijación de la parte literaria del drama ilicitano.

Los textos literarios y musicales, así como las acotaciones escénicas que permiten la representación de la obra, son debidos a unos manuscritos denominados consuetas. La primera referencia concreta a uno de estos libretos no aparece hasta 1625. En esta fecha el Llibre de la Festa de Nostra Senyora de la Sumptió llamada vulgarmente La Festa de la vila de Elig, fue copiado para la inquisición por Soler Chacón, pero este, únicamente copió los versos de los cantos y las acotaciones teatrales -pero no la partitura- del consueta oficial que custodiaba el Consejo de la villa en su “arca de tres llaves” o caja fuerte. Por otro lado, el manuscrito fue enriquecido con una serie de anotaciones históricas referidas a la ciudad y a los festejos relacionados con la representación asuncionista, obra del mismo Soler Chacón.

Portada Consueta Misteri 1709 (hoy logotipo del Patronato del Misteri)

En 1706, el archivo del Consejo ilicitano fue saqueado por las tropas borbónicas, en plena guerra de Sucesión. En tal incidente sufrió graves desperfectos el consueta original que fue copiado tres años más tarde por el beneficiado Joseph Lozano y Roiz, presbítero, en dicho año 1709. Esta copia de Lozano -que incluye acotaciones y los textos musical y literario- es el libreto más antiguo que se conserva siendo, además, el único que permanece en una institución pública, concretamente en el Archivo Histórico Municipal de Elche. El mismo Lozano y Roiz realizó en 1722 una nueva copia del consueta que resulta ser prácticamente idéntico al anterior, aunque no conserva el título.

El último de los consuetas -cronológicamente hablando- de los que se tienen noticia está fechado en 1751 y se trata de una copia realizada por Carlos Tàrrega i Caro del texto de 1625 ya mencionado anteriormente. No contiene, por tanto, la partitura de la obra, aunque sí una serie de anotaciones de acontecimientos ocurridos en las representaciones del Misterio entre los siglos XVI y XVIII que resultan de gran utilidad para analizar la historia y la evolución escénica del drama asuncionista. (Castaño y Sasano, 1992. pp. 93-99).

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Cultura

La Música del Misteri d’Elx

La característica artística más importante del Misterio de Elche es la musical. El drama ilicitano es totalmente cantado y contiene melodías que, por sus características intrínsecas, posiblemente procedan de diversas épocas.

Los cantos del Misteri pueden clasificarse, grosso modo, en monódicos y polifónicos. De las veintiséis piezas musicales que recogen los consuetas históricos de 1709 y 1722, concretamente diez son monódicas y dieciséis polifónicas, aunque en ambos casos existen repeticiones de melodías con diferentes textos literarios (Gómez. 1986. pp. 255-163).

Por el lenguaje utilizado, elemento que ha sido estudiado por Massip o Ferrando, entre otros, se puede delimitar una parte del texto más antigua: la primera jornada contiene más arcaísmos filológicos que la segunda. Esto nos puede ayudar a detectar un texto de la segunda mitad del siglo XV, donde encontramos palabras como mies, fonch, trob, vullc, preg, e, etc. (Ferrando, 1989. pp. 75-89).

Cantoral del oficio de la Asunción (s. XVIII)

Por otro lado, la versificación es bastante uniforme:

Predominan las cuartetas octosílabas «aabb», más conocidas por noves rimades, forma métrica muy utilizada en la Edad Media.

Déu vos salve Verge imperial,

Mare del Rei celestial,

jo us port saluts e salvament

del vostre Fill omnipotent

(àngel nunci)”

También se utiliza la otra forma clásica: el decasílabo cesurado (4+6) en cuartetas «abab».

De grat prendré la palma preciosa

e compliré lo que haveu manat,

puix que haveu potestat copiosa

de condemnar e delir tot pecat.

(resposta de Joan a Pere)

Y el heptasílabo en cuartetas «abba», «aabb» y «abab».

Vos siau ben arribada,

a reinar eternalment,

on tantost, de continent,

per Nos sereu coronada.

(coronació)

Pregam vos, cos molt sagrat,

que de nostra parentat

vos acord tota vegada

quan sereu als cels pujada.

(cant de lloança de l’apostolat)

Oh, poder de l’Alt Imperi,

Senyor de tots los creats!

Cert és aquest gran misteri

ser ací tots ajustats.

(Ternari).

Por otro lado, hay constancia documental de la existencia de una capilla de instrumentistas y cantores en la iglesia de Santa María de Elche que alcanzó su máximo esplendor en el siglo XVIII. Entre tales músicos, cuya presencia en el Misteri resumen los consuetas con el genérico termino de “ministriles”, sin aportar más datos ni partituras, se hallaban tañedores de chirimía, corneta, flauta, oboe, sacabuche, trompa, violín, etc., así como cantores profesionales. Esta capilla musical profesional desapareció en 1835 con el fin de asegurar la continuidad de la representación del Misteri.

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Cultura

El Misteri d’Elx en el siglo XVIII

El Misteri d’Elx, no es una obra de arte plástica sino lírica, si bien de una categoría auténticamente monumental. Es lógico, por tanto, que la gente en lugar de considerarlo una obra humana, quisiera atribuirle un origen prodigioso junto a la imagen de la Asunción, patrona de esta ciudad.

mare de deu, y el arca

La tradición, por todos conocida pero no documentada hasta el 1710, nos cuenta la llegada de un arca con una inscripción antigua (Soch pera Elig) a la playa de Santa Pola en el año 1226. Dentro de aquella arca se encontraron la imagen de “La Mare de Déu” y el texto del “Misteri de su muerte i ascensión”. Este Misteri, como es sabido, se canta en valenciano antiguo y es una de las joyas de la literatura catalana (Sanchís, 1995. p. 48).

Los problemas para la representación del Misteri i la Festa, fueron numerosos y diversos, así pues, en los últimos años del siglo XVI, el hecho de no poseer suficientes recursos económico y de que no hubiera personas dispuestas a regir la Cofradía, provocó que el Misteri estuviese en peligro de desaparición. Pero fue en el año 1609 cuando, de manera definitiva, el Consejo de la villa tomó el acuerdo de hacerse cargo de la organización y financiación de la Festa. Para ello, estableció una serie de impuestos municipales, entre los que hay que destacar el de la moltura de granos y el de la venta de carnes.

Más problemas acaecieron en los años 1700  y 1734. A causa de una cuestión de exención de tasas municipales al clero y por una pugna sobre el nombramiento del Maestro de Capilla respectivamente. Las fricciones entre ambos estamentos subieron de tono de manera alarmante aunque, finalmente, prevalecieron los derechos del Consejo fundamentados en las costumbres y tradiciones históricas conservadas en la ciudad.

En los últimos años del siglo XVIII -con la prohibición de la escena de la “Judiada” a causa de los altercados que ocasionaba- y en los primeros del XIX -con la supresión de la capilla musical ilicitana- el Misteri entró en un periodo de clara decadencia artística. Decadencia que se acentuó en el último tercio del ochocientos, tanto por la escasez de recursos económicos dedicados a la obra y la inestabilidad en los cargos municipales -el Maestro de Capilla, por ejemplo-, como, sobre todo, por la escasa importancia que concedían a la representación los propios ilicitanos, incluyendo las autoridades políticas. (Castaño i Sasano, 1992. pp. 93-99).

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La enseñanza en la Villa de Elche durante el Siglo XVIII

Llegado al periodo de 1700, las construcciones de tipo religioso van frenando en su crecimiento por considerar el Concejo que ya había suficientes en la villa. Su actividad debió de ser aceptable, al menos en aquellos conventos en los que se albergó la docencia y el estudio de las humanidades y las Sagradas Escrituras, como parece que así fue en la Merced y San José.

Encontramos en estas fechas algún documento curioso como lo es aquel de 1716 (11 de agosto) que alude a la Merced y en el que el Soberano Maestro de la escuela de Nuestra Señora de la Esclavitud del Religiosísimo convento del  merced pide que se le traslade a la ermita de San Jerónimo (cercana a Santa María) porque en el convento hace mucho calor y por su vecindad con la plazuela en donde abundan las herrerías y carpinteros, no hallaba el sosiego para la oración. Y así suplica que no haya en San Jerónimo escuela de niños o Gramática que le puedan estorbar. Lo que nos indica que este convento estaba dedicado a la enseñanza.

La ciudad de Elche alcanza, pues, su mayor momento urbano en el s. XVIII de modo que su configuración moderna surge de la planificación de entonces.

Frente al auge urbanístico y  la buena actividad social, parece que las mejoras en la enseñanza civil quedaron más en proyectos que en realidades. Vemos como en 1700 se tramita la fundación de un colegio regido por jesuitas en el que, de ser aceptados, se enseñaría escritura, lectura, gramática y filosofía; para ello el Ayuntamiento debería ceder la ermita de San Antonio Abad y sus propiedades, pero esta propuesta no pasó de proyecto.

El 18 de agosto de 1738 encontramos una nueva petición que se hace en estos términos: “por la escasa educación que se observa entre la gente joven, y con el fin de remediarlo, se acuerda que se exponga el caso al Eximo. Sr. Duque de Arcos para que, siendo de su agrado, arbitre los medios para que se planifique y se enseñe en nuestra Villa, en casa de los Padres de las Escuelas Pías, quienes bien pudieran dedicarse  a este menester”. Se creó una junta con el fin de madurar el proyecto, que tampoco llegó a cuajar. Por fin, en 1772, el Cabildo dotaba a la Villa de una nueva escuela masculina y contrata a dos mujeres, con el nombre de costurareas, como maestras de niñas…

Encontramos un documento datado el 8 Enero de 1790 que trata sobre la educación de niños y niñas y su aplicación en las escuelas y costuras. Es en realidad una llamada de atención por parte de las autoridades al observar el desinterés que los estudiantes muestran por sus tareas escolares y le advierten de lo peligrosa que puede resultar la ociosidad, así que se les conmina a asistir a la escuela y con ello evitar la mala educación. Con la misma fecha se aprobaba una escuela de dibujo bajo la dirección del Marques de Diezma. Eran bastante más usuales y bien aceptados este tipo de estudios de arte, tal vez porque se considerara la pintura como un oficio y, por tanto, más rentable que la mera gramática. De hecho, en Elche siempre ha existido una tradición artística generalmente subvencionada por el Ayuntamiento (Gil, 2000. pp. 17-24).

Escuelas Elche 1773

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Excavaciones arqueológicas en el Elche del XVIII

La actividad arqueológica desarrollada en el siglo XVIII en Elche es bastante  importante.

En 1752, Don Ascensio de Morales, delegado por Su Majestad para el Estudio de la Historia del Obispado de Orihuela y comisionado para «averiguar las antigüedades de estos Reynos», nos manifiesta en un acta capitular de 18 de noviembre de dicho año, certificado por él mismo, su servicio extraordinario, el cual mereció la atención de Su Majestad «por las muchas, repetidas y costosas excavaciones que hizo en todo el término, especialmente en La Alcudia, donde se hallaron diferentes edificios antiguos de «romanos» y se extrajeron muchos trozos de columnas, una cabeza de mármol, restos de estatuas y muchas monedas» Morales mandó colocar las columnas y las estatuas en el lienzo de la pared de la Casa Capitular, donde actualmente se conservan.

Tres años más tarde, don José Camaño, sargento de Infantería, juntamente con Don Leonardo Soler, cura párroco de San Juan, y otros, hicieron excavaciones -en La Alcudia y descubrieron varios pavimentos de edificios arruinados, «conociéndose calles y plazas de una antigua población»; además, aparecieron restos de estatuas de «cobre» y de mármol, columnas, lámparas y fragmentos de otros utensilios, así como anillos, medallas y piedras grabadas.

En la Gaceta de Madrid del 26 de marzo de 1776 se insertó un interesante comunicado de fecha 12 de los mismos mes y año, en el que se nos dice que unos curiosos dispusieron hacer una excavación en La Alcudia, para satisfacer su loable deseo de algún descubrimiento importante, y desde fines del año anterior habían descubierto varios edificios con pavimento de argamasa y con columnas de piedra, encontrando, en uno de ellos, seis pedazos de una estatua «de cobre, de tamaño de un hombre más que regular»; un baño con cuatro gradas; un fragmento de columna con la leyenda L. PAB; vestigios de un anfiteatro de figura elíptica, alto, por partes, de tres pies, cuyo mayor diámetro es de 81 pies y el menor de 57; y varias piedras grabadas, monedas y fragmentos de esculturas (Ramos, 1970. pp. 5-9).