Una de las mujeres más destacadas de la localidad de Elda en lo referente a su actividad política entre las décadas de 1920 y 1930 es Natalia Tendero Gil, que tuvo una importante implicación en el desarrollo del P.C.E. (Partido Comunista de España) en el municipio. Nació en Cartagena, Murcia, en 1907 y empezó trabajando como oficinista y mecanógrafa a los 24 años. Asimismo, en el año 1923, Tendero entró en el Partido Comunista cuando aún era ilegal a causa de la dictadura en curso de Miguel Primo de Rivera que duró hasta 1931.
Es por ello que con la llegada de la Segunda República (1931-1939), el partido obtuvo la legitimidad y empezó a contribuir en el desarrollo reformista para la modernización del país, para lo cual era clave la renovación política de los municipios, y la toma de conciencia de las clases obreras oprimidas por el caciquismo. Para ello, Tendero, que antes de entrar en la política, habiendo estado afiliada al sindicato de U.G.T. (Unión General de los Trabajadores) y conociendo la necesidad de la movilización obrera para la consecución de derechos personales y laborales tanto para los hombres como para las mujeres, ocupó un puesto en la ejecutiva comarcal, siendo secretaría general en 1938. En este cargo desarrollo tareas administrativas, así como la organización de asambleas y la participación en el Consejo Municipal de Elda. Estos órganos, fueron la fórmula planteada por el Gobierno de Largo Caballero para reorganizar el poder local a partir de 1937, ya que, al estallar la Guerra Civil, fueron necesarios nuevos comités obreros para reorganizar la vida cotidiana de las localidades (Muñoz; 2004). Por otro lado, además de trabajar en la política institucional, Natalia Tendero también estuvo participando en la Asociación de Mujeres Antifascistas, que era una entidad creada por iniciativa de la Internacional Socialista, y que fue impulsada en España por Dolores Ibárruri para promover la lucha por los derechos de la mujer y servir de comité de auxilio en la Guerra Civil.
Asimismo, cuando la guerra se acercaba a su fin, se celebró una última reunión del Consejo Municipal, marcada por el exilio de Negrín y el golpe del coronel Casado (Fernández 2016). Esta situación afectó a Tendero, ya que, en este momento de crisis final de la Segunda República, se empezaron a depurar comunistas de todos los órganos ejecutivos, a consecuencia de la mencionada sublevación. De este modo, en la reunión el presidente del consejo Manuel Alberola expuso los hechos, y tras ello José Ruano, un miembro del consejo perteneciente a la U.G.T. pidió la expulsión de la política por su ideología comunista, la cual, aceptando el despido, entregó su credencial y procedió a abandonar el consistorio. Asimismo, los telegramas que se enviaron al Gobierno civil para notificar las decisiones de la reunión, confirman esta expulsión (Segura; 2019):
“Cumpliendo acuerdo del Consejo Municipal de mi Presidencia en sesión celebrada en el día de hoy, en la que ha sido declarada la incompatibilidad con la representación del Partido Comunista, ruego a V.E. ordene la destitución inmediata del consejero representante del mismo partido”.
La Guerra Civil española finalizó el 1 de abril de 1939, y tras ella se inició una fuerte campaña de represión basada en la persecución de individuos contrarios al régimen, entre las que se incluía Tendero, entre muchas otras mujeres activistas de la época. Es por ello que Natalia fue apresada el 24 de mayo de ese mismo año y la encerraron en el campo de concentración de Monóvar y de ahí paso a la cárcel el 2 de diciembre. Tras cumplir dos años en esta prisión fue trasladada al Reformatorio de Alicante el 6 de marzo de 1941 donde también sufriría los abusos de la represión y la disciplina fascistas como cantar el Cara al Sol, el racionamiento de comida, o las condiciones habitacionales inhumanas (Martínez, Montenegro; 1994). Un mes más tarde, un Consejo de guerra la condenaría a 8 años de prisión por haber pertenecido a la UGT y al PCE, así como por haber exaltado la causa roja y haber insultado al Ejército Nacional (AHPA).
Cuando llevaba un año y once meses se le dio la libertad condicional por buena conducta, ya que era uno de los dos modos de obtener esta libertad (el otro era cumplir tres cuartas partes de la pena), a través de tres informes, se solicitaban tres de: la alcaldía, la jefatura local del Movimiento y la Guardia Civil o policía (Moreno 2011). Asimismo, las condiciones que se imponían con la libertad condicional dificultaban la vuelta a una vida normal dentro del estado, con lo cual a los presos se les marcaba un estigma que permitiese diferencias a los vencedores de los vencidos. Además, los presos en libertad condicional tenían que tener cuidado a causa de la constante vigilancia que se ejercía sobre ellos para que no incurrieran en ninguna actividad subversiva, lo cual provocaba nuevas y reiteradas detenciones a lo largo de los años de la condicional. Esto le ocurrió a Natalia, ya que el 12 de abril de 1945 fue detenida e ingresada de nuevo en el Reformatorio de Alicante, al ser acusada de “tenencia de libros, folletos y periódicos de matiz comunista” (AHPA). Obtuvo de nuevo la libertad condicional ese mismo año y la definitiva en 1947. Finalmente, la persecución penal finalizó cuando en un último registro de su domicilio se quiso volver a encarcelar a Tendero, sin embargo, el Auditor Militar consideró la inexistencia de delito, remitiendo las acusaciones al Gobernador Civil por si era necesario imponer alguna sanción gubernativa.
Tras obtener la completa liberación, Natalia paso el resto de sus años en Elda, de forma humilde y clandestina hasta mu fallecimiento a los 93 años en 1996. Con la llegada de la Transición y la posterior democracia no se llegó a visibilizar la figura de esta política, sin embargo, en el año 2020 tras la aprobación de la “Propuesta de acuerdo de aprobación por el pleno del ayuntamiento de Elda de la solicitud de subsanación y modificación del inventario del patrimonio valenciano de la guerra civil a la conselleria de educación, investigación, cultura y deporte de la Generalitat Valenciana” (Elda 2020) se realizaron una serie de cambios urbanísticos en la localidad para reconocer la labor de esta y muchas otras mujeres que padecieron el franquismo. Es por ello que en el año 2021 el Ayuntamiento de Elda completó la retirada del callejero franquista y la incorporación de los nuevos nombres de calles dedicados a mujeres, rebautizando la antigua Calle Alcázar de Toledo, y siendo a día de hoy la Calle Natalia Tendero Gil.
Autor: Sergio Arribas Hammoudi
Bibliografía:
Ayuntamiento de Elda, España (6/3/2020) Acta de la sesión núm. PLE2020/2. Recuperado de http://transparencia.elda.es/wp-content/uploads/acta-pleno-2020-2-de-6-marzo.pdf
Fernández Rodríguez, C. (2016). La reorganización y la oposición del PCE al franquismo, (1939-1946).
Moreno Sáez, Francisco. (2011). El partido comunista en la provincia de Alicante, 1920-1982, Alicante, Librería Compás.
Moreno Sáez, Francisco. Base de datos de represaliados por el franquismo en alicante, (ficha: TENDERO GIL, Natalia Elda / El Vinalopó Mitjà), [fecha de consulta: 7 de abril de 2023] Universidad de Alicante, disponible en línea: https://archivodemocracia.ua.es/es/represion-franquista-alicante/archivo-represaliados/base-de-datos-de-represaliados-por-el-franquismo-en-alicante.html.
Muñoz, R. Q. C. (2004). “Los Consejos Municipales: una nueva articulación del poder local en la retaguardia republicana”. Historia Actual Online, (4), 9.
Olmo Ibáñez, María del, et al. Guerra Civil y memoria histórica en Alicante. Archivo Histórico Provincial de Alicante, 2016.
Martínez Leal, J., & Montenegro, M. O. (1994). Las cárceles de la posguerra en la provincia de Alicante. Un estudio de la represión franquista (1939-1945).
Segura Gabriel (13 de marzo de 2019). Última sesión municipal republicana. Valle de Elda. https://www.valledeelda.com/blogs/cronicas-eldenses/32764-ultima-sesion-municipal-republicana.html.