Era maestra, con plaza en Daya Vieja desde 1930, y ocupó el cargo de alcaldesa de la localidad en 1933.
En esta población, en enero de 1933 tomó posesión una comisión gestora que sustituyó al anterior ayuntamiento, en cumplimiento de la ley de 30 de diciembre de 1932 sobre el cese de concejales elegidos por el artículo 29 de la Ley Electoral. Como sucedió en otros lugares, esta circunstancia permitió el acceso de mujeres a puestos de responsabilidad municipal. Rosa García Vera formó parte de dicha comisión gestora y unos días después fue elegida “Alcalde Presidente” (sic).
Fuente: Archivo de la Diputación de Alicante, Libro de Actas del Ayuntamiento de Daya Vieja, 1930-1933
Ejerció como tal durante unos meses, en que el funcionamiento de la corporación municipal atendió asuntos de trámite, aprobación de presupuestos, padrones, pagos ordinarios, etc. Ocupó el cargo hasta la sesión del 10 de mayo de 1933, en que tomó posesión el nuevo ayuntamiento, elegido por elección popular de 23 de abril de 1933.
Después de la Guerra Civil, aunque pasó la depuración, no se le imputaron cargos (Doménech Fernández, 2016, p. 375).
Fuentes y bibliografía:
Archivo de la Diputación de Alicante, Libro de Actas del Ayuntamiento de Daya Vieja, 1930-1933.
Doménech Fernández, Isabel (2016). Las maestras de la Guerra Civil y el primer franquismo en la provincia de Alicante, tesis doctoral, Universidad de Alicante.
Mª Rosario Falcó Martí era maestra y ejerció su profesión en diferentes localidades de la provincia. En 1907 trabajaba en Castell de Castells.
En abril de 1928, época en que era maestra en Beniarrés, tomó posesión del cargo de concejala del ayuntamiento, por nombramiento del gobernador civil. Durante la Dictadura de Primo de Rivera (1923-1931), algunas mujeres conservadoras fueron nombradas por las autoridades para formar parte de corporaciones municipales por todo el Estado español, siendo la primera vez que las mujeres pudieron acceder a estos cargos locales. Rosario Falcó asistió a los plenos del ayuntamiento de Beniarrés durante unos meses, pero a partir de agosto de 1928 dejó de figurar en el libro de actas.
Archivo de la Diputación de Alicante, Libro de Actas del Ayuntamiento de Beniarrés, 1926-1929.
Se tiene constancia de que Rosa Falcó Martí, probablemente Rosario, trabajaba en San Vicente del Raspeig en 1936 y murió al poco tiempo (Doménech Fernández, 2016, p. 366).
Fuentes y bibliografía:
Archivo de la Diputación de Alicante, Libro de Actas del Ayuntamiento de Beniarrés, 1926-1929.
Doménech Fernández, Isabel (2016). Las maestras de la Guerra Civil y el primer franquismo en la provincia de Alicante, tesis doctoral, Universidad de Alicante, 2016.
Proveniente de Vilanova de Prades (Tarragona), fue nombrada maestra de Famorca en 1932. Resultó elegida en febrero de 1933 integrante de la Comisión Gestora de este municipio, como vocal en representación del Estado.
Durante la Segunda República, una ley de 30 de diciembre de 1932 obligó a cesar a los concejales designados en abril de 1931 por el artículo 29 de la Ley Electoral, que contemplaba el nombramiento automático de los candidatos cuando hubiera menos candidaturas que puestos a cubrir. Para sustituirlos, se designaron Comisiones Gestoras, compuestas por representantes de funcionarios, contribuyentes y obreros. Algunas mujeres fueron elegidas integrantes de estas comisiones, en su calidad de maestras, contribuyentes o sindicalistas. Aunque estuvieron poco tiempo en sus cargos, hasta que se celebraron elecciones, y no pudieron desarrollar una intensa tarea política, su paso por el poder municipal tuvo importancia en sus entornos, pues en muchas ocasiones fue la primera vez que mujeres ocuparon puestos municipales en localidades pequeñas, como señalan Gloria Nielfa y Rosario Ruiz (2015: 84).
Carmen Martínez Silvestre asistió a los plenos municipales, en que se acordaron asuntos de trámite, hasta que en mayo de 1933 tomó posesión la nueva corporación municipal, como resultado de las elecciones municipales de 23 de abril de 1933.
Archivo Diputación de Alicante, Libro de Actas del Ayuntamiento de Famorca, 1932-1939, acta de 2 de febrero de 1933.
Fuentes y bibliografía:
Archivo de la Diputación de Alicante, Libro de Actas del Ayuntamiento de Famorca, 1932-1939.
Gaceta de Madrid, 23 de febrero de 1932.
Nielfa Cristóbal, Gloria y Ruiz Franco, Rosario (2015). “La nueva ciudadanía de las mujeres en el ámbito municipal: alcaldesas y concejalas en la Segunda República (1931-1939)”, en Gloria Nielfa Cristóbal (coord.), Mujeres en los Gobiernos locales. Alcaldesas y concejalas en la España contemporánea, Madrid, Biblioteca Nueva, pp. 73-127.
Ángela Company Sánchiz, natural de Albatera, maestra, llegó en 1923 a La Vila Joiosa, para dar clases en el grupo escolar Álvaro Esquerdo.
En 1927 entró en política, ya que fue nombrada concejala el 13 de enero, siendo la primera concejala mujer de La Vila Joiosa. Las concejalías y alcaldías fueron los primeros puestos de representación política ocupados por mujeres. A principios del siglo XX se abrió un debate en torno a la incorporación de las mujeres a la gestión local y uno de los argumentos clave de los defensores de su incorporación era la identificación de los municipios como “casas grandes” que había que mantener ordenadas y bien gobernadas, tareas desempeñadas por las mujeres en el ámbito doméstico. Ciertos sectores católicos, por su parte, empezaron a defender la idea de que las mujeres participaran en política y tuvieran derecho al voto. Como resultado de estos planteamientos, durante la dictadura de Primo de Rivera se promulgó el Estatuto Municipal el 8 de marzo de 1924. La fórmula utilizada por este para cubrir los cargos de concejalas consistió en designarlas directamente, así fue cómo las mujeres llegaron a ocupar puestos en los ayuntamientos. Por eso, generalmente estas mujeres concejalas solían ser de ideología conservadora.
Entre las funciones que le fueron delegadas a Company se encuentran la de la presidencia de las comisiones de Beneficencia y Sanidad, y de Instrucción Pública, desde el 5 de febrero de 1927, responsabilidades tradicionalmente asociadas a las mujeres debido a la idea arraigada de su función como cuidadoras. Además, el 25 de octubre de 1929 fue elegida para ocupar el cargo de suplente del primer teniente de Alcalde.
Actas del Pleno de 1929. Archivo Municipal de La Vila Joiosa.
Fue concejala hasta su cese en 1930 por razones que desconocemos. En 1933 Company fue trasladada a la Pobla de Farnals, en Valencia, para continuar allí su labor como maestra y a partir de entonces se le pierde la pista.
Concurso de traslado. Diario de Alicante. Miércoles 30 de agosto de 1933.
Nielfa Cristóbal, Gloria. (2015). Mujeres en los Gobiernos locales. Alcaldesas y concejalas en la España contemporánea. Madrid: Editorial Biblioteca Nueva.
Rosa Mas Verdú nació en Alicante en 1901 y hacia 1933 tenía el título de maestra por la Escuela Normal de Magisterio de Alicante. En ese mismo año se trasladó a Novelda para trabajar como maestra, por tanto, ejerció como docente durante el período de la Segunda República, es decir, un momento en el que los mayores esfuerzos de la política educativa estaban centrados en la enseñanza primaria, priorizando la creación de centros educativos. Además, era una época en la que la política estaba destinada a mejorar la formación de los maestros y maestras, sobre todo porque se consideraba que la escuela necesitaba profesionales que hubieran tenido una buena formación.
En Novelda tuvo, además, una gran presencia y actividad política a través del PSOE, el Socorro Rojo Internacional y la UGT, a los que estaba afiliada. En los primeros años de la Guerra Civil fue directora de la escuela de niñas, y después lo fue también de una de las escuelas graduadas de Alicante.
Tras el fin de la guerra y la consecuente implantación del régimen franquista, se produjo un proceso de gran represión a los y las docentes, pues el franquismo buscaba depurar el magisterio para implantar una nueva escuela, y, además, quería reconducir a todas aquellas mujeres con ideas republicanas al modelo tradicional y patriarcal que había sido cuestionado durante la Segunda República, intentando justificarse en la importancia de la educación para una nueva sociedad y la misión que tendrían que realizar las maestras y maestros en ella.
Las maestras fueron duramente castigadas: fueron sometidas a juicios, a condenas a prisión, torturas, multas, rapados de cabeza y violaciones. Muchas se vieron obligadas a exiliarse, aunque también se vieron discriminadas en sus países de acogida por varios motivos, y entre ellos, básicamente por su género.
En el caso de Rosa Mas, fue detenida y condenada a doce años y un día de prisión menor por un Consejo de Guerra celebrado en noviembre de 1939 en el Reformatorio de Alicante por incitación a la rebelión, acusada de haber participado, junto a otras mujeres, en la Agrupación de Mujeres Antifascistas y de haber trabajado como secretaria de la UGT y del PSOE. En abril del año siguiente fue trasladada a la cárcel provincial de mujeres de Santa Clara en la ciudad de Valencia y tras tres años encerrada, se le concedió la libertad, pero fue expulsada del magisterio, es decir, no pudo volver a ejercer como maestra, y desde ese momento se dedicó a dar clases particulares hasta su muerte en 1961, a los 60 años.
Bibliografía:
Doménech Jiménez, Mª Isabel (2016). Las maestras de la Guerra Civil y el primer franquismo en la provincia de Alicante. Tesis doctorales Universidad de Alicante.
Moreno Seco, Mónica. (1995). Conflicto educativo y secularización en Alicante durante la II República (1931-1936). Institut de Cultura Juan Gil-Albert. Diputació Provincial d’Alacant.
Josefina Ferrándiz Casares nació en Alicante el 17 de octubre de 1909 y falleció en la misma ciudad a la edad de 90 años. A los cuatro años empezó su educación primaria en la Escuela Aneja de Alicante y a los catorce continuó sus estudios en la Escuela del Magisterio, localizada también en su ciudad natal. Tras finalizar su carrera y haber realizado algunos cursillos formativos, de los cuales destaca “Iniciación de Puericultura”, empezó a trabajar como maestra interna en la Escuela Mixta de Daimez en Elche. A lo largo de su vida también ejerció como maestra en otras escuelas, como pueden ser la Escuela Graduada en Jijona (donde trabajó en la sección de parvulario), la Escuela Unitaria de la Partida “La Ermita de San Antonio” en Villajoyosa o en la Escuela Graduada de Elda.
En lo referente a esta última, Josefina Ferrándiz fue destinada al Grupo Escolar Emilio Escolar y ejerció de maestra desde el año 1932 al 1934, coincidiendo con las dos primeras promociones de la escuela. Es precisamente en ese momento y desde ese lugar que impulsó la colonia escolar eldense en Santa Pola (ya había sido maestra en otras colonias escolares, como es el caso de Alcoleja, Benejama, Castalla o Biar), además de la creación del periódico Pensamiento Escolar, un periódico escolar que es todavía hoy día un tesoro documental de la pedagogía escolar en la ciudad de Elda.
Periódico “Pensamiento Escolar”
Fuente: Real Asociación Española de Cronistas Oficiales
Sobre las colonias escolares, cabe destacar que fueron instituciones de enseñanza que se crearon con una doble finalidad: pedagógica y social. Se originaron en Suiza en 1876 y desde allí se fueron extendiendo por todo el continente europeo. En España, la primera colonia escolar se organizó en 1887 en San Vicente de la Barquera (Cantabria). Solo seis años después, se formó la primera en la Comunidad Valenciana, concretamente en Cabañal, y la primera de la provincia de Alicante se organizó en 1914. Como podemos observar, la puesta en marcha de este tipo de iniciativas en España fue bastante temprana.
Sin embargo, el momento en el que gozaron de mayor popularidad fue durante la Segunda República. En Alicante, diversas instituciones públicas y privadas mostraron un gran interés en ellas, y recibían no solo recibían subvenciones estatales y municipales, sino también donaciones particulares.
Existían colonias públicas, donde acudían alumnos y alumnas provenientes de escuelas públicas, privadas, de sindicatos o centros de enseñanza profesional, y colonias privadas, donde solo acudían alumnos y alumnas que estudiaban en escuelas católicas.
Las colonias ofrecían una educación distinta a la tradicional, basada en los nuevos métodos de enseñanza activa, el contacto con la naturaleza y el fomento de habilidades artísticas. Eran lugares de aprendizaje y crecimiento personal, pero sin la rigidez disciplinaria de la escuela tradicional. Aquí los niños y las niñas no tenían demasiadas actividades estrictamente académicas, sino que estaban en un lugar que les permitía salir de la rutina de las aulas y experimentar nuevas situaciones y retos mediante juegos, actividades artísticas, educación física, talleres y excursiones (las colonias estaban orientadas tanto en entornos de montaña como de mar para que los niños y niñas pudieran conocer compañeros de otros lugares, lo que enriquecía su visión del mundo y les permitía formar nuevas amistades). Es por ello que muchos niños y niñas deseaban acudir a las colonias y por este motivo organizarlas no era una tarea sencilla, debido a esa gran demanda.
Durante la Guerra Civil también se establecieron numerosas colonias en la provincia de Alicante, cuyo propósito era brindar atención a los niños y niñas provenientes de las zonas próximas al frente de batalla y proporcionarles enseñanza, alimentación y alojamiento en un entorno seguro y protegido.
Las colonias escolares desempeñaron un papel fundamental en el ámbito educativo durante los años de la guerra, pues con ésta llegó también la revolución, y en la parte de los revolucionarios, volvió a tomar vigencia el proyecto republicano y se hizo un gran esfuerzo contra el analfabetismo, y mediante los nuevos métodos de enseñanza que fueron implantados que nos permiten hablar de una verdadera renovación en el ámbito pedagógico.
Fuente: Fondo documental Josefina Ferrándiz Casares. Universidad de Alicante. Blogs.ua
Volviendo a Josefina Ferrándiz, y para finalizar, cabe destacar que en 1964 le fue concedido el premio “Álvarez” por su libro Rocío:Formación y Caridad.
Actualmente es una de las mujeres ilustres que darán nombre a algunas calles de Elda que hasta el momento tenían nombres relacionados con personajes franquistas. Concretamente, Josefina Ferrándiz sustituirá a la calle Brunete.
Fuente: Archivo de la Universidad de Alicante. Fondo documental Josefina Ferrándiz Casares [20 de diciembre de 2012]. Disponible en: JF 10 BIS, Estudios y vida profesional.
Fuentes y bibliografía:
Archivo de la Universidad de Alicante. Fondo documental Josefina Ferrándiz Casares [20 de diciembre de 2012]. Disponible en: JF10BIS, Escritos personales.
Crego Navarro, Rosalía (1989). Las colonias escolares durante la Guerra Civil (1936-1939). Espacio, Tiempo y Forma (UNED) (pp. 299-328)
MORENO SECO, Mónica. (1995). Conflicto educativo y secularización en Alicante durante la II República (1931-1936). Institut de Cultura Juan Gil-Albert. Diputació Provincial d’Alacant.
SEGURA HERRERO, Gabriel. Josefina Ferrándiz, otra deuda pendiente de Elda. Real Asociación Española de Cronistas Oficiales. Disponible en: https://www.cronistasoficiales.com/?p=117112
El final del siglo XIX y principio del XX fue una época de cambio en España, que se encontraba en un momento de transición hacia la modernización. Surgieron nuevas ideologías políticas que versaban sobre la erradicación del tradicionalismo y la mentalidad conservadora. Antonia Maymón destacó en este contexto con su innovadora línea de pensamiento, ya que fue una importante pedagoga racionalista y naturista con una gran actividad política en el movimiento anarquista.
Tuvo la fortuna de poder desarrollar una educación formal, dentro de los convencionalismos de la época y la norma que separaba a los hombres de las mujeres en la enseñanza, y cuando consiguió completar su carrera de magisterio se estableció en Zaragoza, donde contrajo matrimonio con el profesor racionalista Lorenzo Laguna. Se convirtió en una colaboradora activa de la Escuela Moderna de Francisco Ferrer Guardia, y en su boletín escribió a favor de la renovación pedagógica propuesta por este revolucionario proyecto educativo. A su vez, la maestra tuvo una importante implicación en la prensa local, ya que formó parte del equipo editorial del periódico quincenal Cultura y Acción, fundado en 1910 por el anarquista Manuel Buenacasa.
Su activismo la llevó a participar en las campañas contra la guerra de Marruecos en 1911, lo que dio como resultado su persecución. Durante ese tiempo, encontró refugio en la casa de la propagandista libertaria Teresa Claramunt, quien también fue procesada por los mismos hechos. Finalmente, fue detenida y deportada a Francia, donde falleció prematuramente su esposo. La amnistía general decretada en 1913 permitió el regreso de muchos exiliados, incluyendo a Antonia Maymón, quien a partir de entonces combinó sus constantes colaboraciones en la prensa anarquista con su labor docente en diversas escuelas catalanas.
Durante la dictadura de Primo de Rivera, Maymón fue una escritora prolífica, destacando por sus artículos en La Revista Blanca, una de las principales revistas teóricas del movimiento libertario y anarquista español, donde defendió la elevación de la posición socio-económica de las mujeres, rechazando los cánones de feminidad impuestos por el patriarcado. Además, la maestra tuvo un papel destacado en otra de las corrientes de pensamiento que empezaban a expandirse en la época, el naturismo, una doctrina que preconiza el uso de agentes naturales para el cuidado de la salud y la prevención de enfermedades. Estas ideas se reflejan en diferentes artículos, como por ejemplo los de la revista Ética, dedicados a la educación individual, la filosofía y el arte.
En lo que respecta a su paso por Elda, después de ejercer en Terrassa durante un año académico (1928-1929), Antonia Maymón se trasladó a la ciudad alicantina en primavera para asumir la dirección de la escuela racionalista de la localidad. Este cambio de ubicación fue documentado en un breve artículo de la revista Naturismo, que decía lo siguiente: «Nuestra colaboradora Antonia Maymón, después de ocho días en esta ciudad (Barcelona), se ha trasladado a Elda, en donde fijará su residencia» (nº 109). Durante los últimos años de la dictadura de Primo de Rivera, Antonia Maymón permaneció en la escuela racionalista de Elda. Esta escuela había surgido a principios de la década de 1920 y recibía apoyo de grupos libertarios asociados a la Federación Local de la CNT-FAI. Con el propósito de fomentar la educación y difundir sus ideales, la escuela se encontraba en el edificio de la CNT, en el primer piso de la calle Menéndez Pelayo, número 11, justo al lado del cuartel de la Guardia Civil. Además de las actividades educativas, el lugar contaba con una amplia sala que también se utilizaba para realizar mítines y celebrar reuniones de los trabajadores. Oara ejemplificar su funcionamiento tenemos este cuadro publicitario:
Alberto Navarro Pastor: «Un nuevo título en la prensa periódica de Elda: Guerra social», Alborada, Elda.
Por otra parte, a la hora de abordar su labor como docente, destacan los testimonios de antiguos alumnos como el de Francisco Santos García (Molina & Agulló; 2014), el cual relata las innovadoras formas de educación que practicaba la maestra, así como la diversidad de edades y la coeducación que permitía la Escuela Racionalista.
“Había muy pequeños, de 6 o 7 años, otros mayores de 12 o 13; se practicaba la coeducación («había chicos y chicas»); no existían los castigos físicos («D.ª Antonia no utilizaba castigos, de castigos nada, ninguno, no hubiéramos ido allí») […] y aprendían los valores de solidaridad, pacifismo, respeto y agradecimiento a los luchadores por la libertad”.
En lo que respecta a su actividad política en la Segunda República, Antonia Maymón desarrolló una prolífica producción escrita en la que expresaba sus críticas hacia el sistema republicano. Estos artículos, cargados de actualidad, se transformaban en auténticos reportajes periodísticos, implacables en su evaluación de los primeros meses del Gobierno republicano, y se apartaban un tanto de su estilo reflexivo característico.
Sin embargo, de manera gradual pero constante, las desilusiones por el trato del régimen republicano hacia los trabajadores se propagaban, y junto a ellas, las protestas. Un ejemplo notable de esto tuvo lugar en mayo de 1932 en Elda, donde las manifestaciones condujeron al cierre del sindicato, el ateneo y la escuela racionalista. En ese momento, Maymón ya no se encontraba en Elda, pero la clausura de la escuela que había dirigido hasta hace unos meses y la detención de sus compañeros debieron ser para ella una prueba adicional del aumento de la represión hacia el movimiento obrero, que se mostraba descontento con las acciones del gobierno republicano de Manuel Azaña. Esta situación reflejó, a su vez, una preocupante tendencia en el trato hacia los trabajadores que se veían indefensos ante una situación de crisis económica continuada y el freno de las reformas sociales por parte de los sectores conservadores.
Con el final de la Guerra Civil en 1939 y la victoria del bando sublevado, la represión se institucionalizó mediante la sanción de leyes como la “Ley de Responsabilidades Políticas” o la “Ley de la Supresión de la Masonería y el Comunismo”. En este período, Maymón fue arrestada y condenada a prisión hasta su liberación 1944. Trágicamente, su salud física se deterioró considerablemente debido a su prolongado encarcelamiento. En 1959, falleció en Murcia, habiendo experimentado otro periodo de reclusión que había agravado su frágil estado de salud.
Fuentes y bibliografía:
García Maroto, M.ª A. (1996). La mujer en la prensa anarquista. España 1900-1936, Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo.
Gómez Casas. (1977). Historia de la FAI , Zero.
Solà Gussinyer, P. (1976). Las escuelas racionalistas en Catalunya (1909-1939).
Iturbe, L. (1997), La mujer en la lucha social, México, Editores Mexicanos Reunidos, 1977.
Íñiguez (2001). Esbozo de una enciclopedia histórica del anarquismo español. Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo.
Navarro, J. (2002). Ateneos y grupos ácratas. Vida y actividad cultural de las asociaciones anarquistas valencianas durante la Segunda República y la Guerra Civil, Valencia. Biblioteca Valenciana.
Carmen Rubí Martín fue una vecina de la localidad de San Vicente del Raspeig dedicada a la enseñanza desde el 12 de noviembre de 1934, como maestra interina. Se dedicó fundamentalmente a la educación de párvulos, trabajando en escuelas como la ubicada en la calle Cervantes de este municipio. En el curso de 1939-40, fue maestra provisional en la escuela graduada “Honorio Maura” en Alicante.
En abril del año siguiente, siendo ya militante la Confederación Nacional de Maestros -y tal y como nos informa el diario El Ideal del Magisterio, órgano de expresión del sindicato–, sería elegida como delegada del distrito de Alicante.
El final de la Guerra Civil traerá para Carmen Rubí Martín algunas consecuencias derivadas de su participación en este sindicato, percibiendo un salario inferior al que figura en sus nóminas anteriores. No obstante, el 28 de abril de 1943, la Comisión Depuradora de la provincia de Alicante aceptará la petición que un año antes había hecho la maestra para reintegrarse a su puesto, de manera que, el mes siguiente, el Ministerio de Educación Nacional acabará ratificando su regreso al puesto de docente. Ésta es la única información con la que contamos, puesto que su expediente se perdió (Domenech Jiménez, 2016).
Carmen Rubí Martí con su alumnado de párvulos en el local de la calle Cervantes (San Vicente del Raspeig). Fotografía en: Peña Ligero, 2023: pág. 65).
Fuentes y bibliografía:
Doménech Jiménez, Isabel: Las maestras de la Guerra Civil y el Primer Franquismo en la Provincia de Alicante. Programa de sociedad y estado en los siglos XV-XX. Universidad de Alicante. Facultad de Filosofía y Letras. Departamento de humanidades contemporáneas. 2016.
Peña Ligero, Á.: La represión de posguerra en San Vicente del Raspeig (1939-1948). Ayuntamiento de San Vicente del Raspeig. Cultura y Memoria Histórica. Cercle d’estudis sequet pero sanet. San Vicente del Raspeig. 2023.
Procedente de Banyeres de Mariola, Ángela Eufemia Sempere Sanjuán fue una maestra afiliada a FETE-UGT y al PCE.
Nació en 1889, en una familia de clase trabajadora. Estudió en la escuela pública de Banyeres y trabajó en el taller de espardeñas de su familia hasta los 18 años, cuando ingresó en la Escuela Normal de Maestras de Alicante y consiguió el título de maestra de primaria en 1910. Más adelante, se trasladó a Madrid a trabajar en escuelas públicas como interina y pudo acceder a la Sección de Ciencias de la Escuela Superior de Magisterio y a la Residencia de Señoritas.
En 1920 vuelve a trasladarse, esta vez a Palma de Mallorca, donde formará parte de la junta directiva de la sociedad Foment del Civisme y colaborará en la creación de una sección femenina de dicho grupo. A través de la sociedad impulsará la creación de centros educativos para las mujeres y guarderías para sus hijos e hijas. También se hará cargo de la página femenina de La Vanguardia Balear.
Durante la dictadura de Primo de Rivera, en 1928, es obligada a ir vivir en Tarragona, hasta 1931 cuando será destinada a Murcia y un año después a la Inspección de Valencia, donde ejercerá de pedagoga.
En 1936 es nombrada Inspectora Jefe de Primera Enseñanza, se afiliará al PCE y a FETE-UGT, perteneciendo a la ejecutiva de FETE como vocal de la Comisión de Depuración del Magisterio. Participará activamente en actos antifascistas y feministas, publicando artículos en la prensa en favor de implantar la coeducación en las escuelas valencianas.
Con el fin de la Guerra Civil es detenida y sometida a un Consejo de Guerra el 14 de noviembre de 1939, el cual le condenará a 20 años de prisión por auxilio a la rebelión, pena que seria rebajada por la de 6 años. Fue encarcelada en el Convento de Santa Clara en Valencia hasta septiembre de 1944 y sometida a un proceso de depuración, por lo que se le prohibió ejercer la docencia.
Ángela Sempere (dcha) en la Cárcel de Santa Clara, junto con Consuelo Barber Soler (izq) y Julia Martin de la Fuente (centro), compañeras de militancia antifranquista. Fuente: Institut Universitari d´Estudis de la Dona. Universidad de Valencia
A pesar de ello, al salir de prisión trabajó como maestra en la Academia Sempere junto a otros sancionados, y sería readmitida en el magisterio el 24 de junio de 1964.
Ángela Sempere falleció en Valencia el 16 de enero de 1971.
Carmen Martí Polop nació en Xátiva. En 1896 solicitó participar en unas oposiciones a escuelas elementales de niñas en la provincia de Valencia (Boletín Oficial de la Provincia de Albacete, 25 de noviembre de 1896, p. 3). En 1919 se marchó con sus padres a Denia, donde trabajaba como maestra. Según el padrón municipal de 1925, vivía en la calle Canalejas, ahora de la Mar, número 35. El 27 de abril de 1925, cuando tenía 39 años, tomó posesión del cargo de concejala del Ayuntamiento de Denia. Así, durante la Dictadura de Primo de Rivera, Carmen Martí se convirtió en la primera mujer concejala de dicha localidad. El día del acto, el alcalde, Augusto Gómez Porta, dijo lo siguiente:
«Doña Carmen Martí Polop, nuestra compañera de consistorio, la cual viene a compartir con nosotros el noble intento de contribuir a la prosperidad moral y material de la ciudad. Constituye un éxito del Directorio Militar el haber implantado una reforma tan democrática, la cual será fructífera para estas corporaciones, ya que la mujer española tiene cultura y condiciones peculiares para entender en asuntos de economía e higiene doméstica, enseñanza, beneficencia domiciliaria, puericultura y protección a la infancia».
En el libro de actas del Ayuntamiento de Denia aparecen una serie de intervenciones de Carmen Martí. Entre ellas, podemos destacar una petición para que se atendieran debidamente a los pobres asilados en la Casa de Beneficencia Municipal o la votación a favor de la construcción de un edificio para escuelas públicas, solicitando la subvención máxima del Estado.
El 29 de noviembre de 1925 presentó su dimisión junto a otros concejales, ya que Augusto Gómez Porta había fallecido, y como alcalde había sido una especie de nexo de unión. El delegado corporativo aceptó todas las dimisiones a excepción de la de Carmen, ya que era maestra del Gobierno y estaba obligada a mantenerse fiel a los intereses de la Corporación. Sabemos por el diario republicano El Luchador (28 de diciembre de 1929, p.1), que fue elegida nuevamente a finales de 1929. Sin embargo, el 25 de febrero de 1930, cuando fue proclamada una nueva lista, Carmen no volvió a aparecer, por lo que aquí acabó su andadura como concejala.