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Rosa Mas Verdú

Rosa Mas Verdú nació en Alicante en 1901 y hacia 1933 tenía el título de maestra por la Escuela Normal de Magisterio de Alicante. En ese mismo año se trasladó a Novelda para trabajar como maestra, por tanto, ejerció como docente durante el período de la Segunda República, es decir, un momento en el que los mayores esfuerzos de la política educativa estaban centrados en la enseñanza primaria, priorizando la creación de centros educativos. Además, era una época en la que la política estaba destinada a mejorar la formación de los maestros y maestras, sobre todo porque se consideraba que la escuela necesitaba profesionales que hubieran tenido una buena formación.

En Novelda tuvo, además, una gran presencia y actividad política a través del PSOE, el Socorro Rojo Internacional y la UGT, a los que estaba afiliada. En los primeros años de la Guerra Civil fue directora de la escuela de niñas, y después lo fue también de una de las escuelas graduadas de Alicante.

Tras el fin de la guerra y la consecuente implantación del régimen franquista, se produjo un proceso de gran represión a los y las docentes, pues el franquismo buscaba depurar el magisterio para implantar una nueva escuela, y, además, quería reconducir a todas aquellas mujeres con ideas republicanas al modelo tradicional y patriarcal que había sido cuestionado durante la Segunda República, intentando justificarse en la importancia de la educación para una nueva sociedad y la misión que tendrían que realizar las maestras y maestros en ella.

Las maestras fueron duramente castigadas: fueron sometidas a juicios, a condenas a prisión, torturas, multas, rapados de cabeza y violaciones. Muchas se vieron obligadas a exiliarse, aunque también se vieron discriminadas en sus países de acogida por varios motivos, y entre ellos, básicamente por su género.

En el caso de Rosa Mas, fue detenida y condenada a doce años y un día de prisión menor por un Consejo de Guerra celebrado en noviembre de 1939 en el Reformatorio de Alicante por incitación a la rebelión, acusada de haber participado, junto a otras mujeres, en la Agrupación de Mujeres Antifascistas y de haber trabajado como secretaria de la UGT y del PSOE. En abril del año siguiente fue trasladada a la cárcel provincial de mujeres de Santa Clara en la ciudad de Valencia y tras tres años encerrada, se le concedió la libertad, pero fue expulsada del magisterio, es decir, no pudo volver a ejercer como maestra, y desde ese momento se dedicó a dar clases particulares hasta su muerte en 1961, a los 60 años.

 

Bibliografía

DOMENECH JIMÉNEZ, Mª ISABEL (2016). Las maestras de la Guerra Civil y el primer franquismo en la provincia de Alicante. Tesis doctorales Universidad de Alicante.

 

Moreno Sáez, Francisco. Archivo represaliados en Alicante. Disponible en: https://apps.veu.ua.es/archivo_represaliados/records/9691

 

MORENO SECO, Mónica. (1995). Conflicto educativo y secularización en Alicante durante la II República (1931-1936). Institut de Cultura Juan Gil-Albert. Diputació Provincial d’Alacant.

Luisa Gómez de Tortosa Navarro

Luisa Gómez de Tortosa Navarro nació el 7 de enero de 1892 en Novelda, en el seno de una de las familias más adineradas e influyentes de la ciudad.  Su padre, Antonio Gómez de Tortosa ocupó la plaza de juez en la localidad desde 1895, aunque no de manera definitiva. De hecho, desempeñó la judicatura en diferentes municipios y, en 1915, la familia estableció su residencia permanente en Madrid. No obstante, esto no impedía que los Gómez de Tortosa pasaran largas temporadas en Novelda.

En la casa familiar junto a familiares y sirvientes (Archivo Municipal de Novelda)

Precisamente, en esta ciudad es donde Antonio Gómez de Tortosa desarrolla una activa vida política en el partido liberal y, también es aquí donde la propia Luisa lleva a cabo destacadas acciones sociales favoreciendo el asociacionismo a través de la creación, en 1918, de un sindicato católico de mujeres.

En el bautizo celebrado durante los actos del Segundo Centenario de Jorge Juan, 1913 (Archivo de la Fundación Jorge Juan)

Este asociacionismo católico fue la vía a través de la cual, Luisa Gómez de Tortosa pudo impulsar la creación de este sindicato y ofrecer instrucción, asistencia y socorro mutualista a las mujeres obreras. Aunque, la formación y la educación que este tipo de sindicato podía ofrecer a las mujeres era la función más defendida por Luisa y lo que caracterizará sus acciones futuras dentro del movimiento asociativo de Acción Católica fundado en 1919.

De hecho, durante la década de 1920, fundó una residencia femenina para mujeres que no podían sufragarse sus estudios, según fuentes familiares. Más tarde donó a la Iglesia los terrenos del actual edificio del obispado, en el barrio de Altozano de Alicante, con el fin  de crear un Instituto Femenino de Cultura Religiosa.

Por otra parte, Acción Católica favoreció el activismo político y social de muchas mujeres, entre ellas, de la propia Luisa Gómez de Tortosa quien, en 1936 fue nombrada presidenta de la Confederación de Mujeres Católicas de España, cargo que ocuparía durante 17 años. Desde aquí continuó impulsando el desarrollo de actividades formativas, incluso en 1938, durante la Guerra Civil, Luisa estaba inmersa en la organización de un Curso de Formación Familiar y Especial para mujeres, según la comunicación que mantiene con el Cardenal Primado de España, en ese momento, Isidro Gomá y Tomás.

La implicación de esta mujer en el desarrollo de conferencias, seminarios y cursos formativos fue una constante en su trayectoria como presidenta de Acción Católica y así se refleja en diferentes actas, boletines y misivas.

En el Congreso Eucarístico Diocesano celebrado en Novelda en 1949 (Archivo Municipal de Novelda)

En suma, Luisa Gómez de Tortosa centró su activismo en la defensa de los derechos de las mujeres obreras y en el fomento de la educación femenina desde principios de los años 20 y hasta bien entrada la dictadura en su posición de máxima dirigente de Mujeres de Acción Católica.

Autora: Lourdes Pastor Verdú

Bibliografía:

Andrés-Gallego, José y Pazos Rodríguez, Antón M. (2007), Antonio Gomá. Documentos de la Guerra Civil, vol. 11 (julio – septiembre 1938), Ed. Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

Blasco Herranz, Inmaculada (2003), Paradojas de la Ortodoxia. Política de masas y militancia católica femenina en España (1919 – 1939), Zaragoza, Prensas de la Universidad de Zaragoza.

Moreno Seco, Mónica (1999), La Diócesis de Orihuela – Alicante en el franquismo: 1939 – 1975, Alicante, Publicaciones de la Universidad de Alicante.

Pastor Verdú, Lourdes (2021), «Luisa Gómez de Tortosa. La acción católica y el compromiso social», en ESTABLIER PÉREZ, Helena y MORENO SECO, Mónica (eds.), Modernas, luchadoras y pioneras. Mujeres alicantinas en la Edad de Plata, Alicante, Universidad de Alicante, pp. 223-252.

Pellín Payá, José Luís (2007), «Un edifico, una historia», en PAYÁ ABAD, Carmen, PELLÍN PAYÁ, José Luís y MONTES VEGA, Belén Irene (Coord.), Modernismo en Novelda. El Centro Cultural Gómez-Tortosa, Novelda, Ed. Ayuntamiento de Novelda.

Archivo de la Fundación Jorge Juan. Archivo Familiar Gómez-Tortosa. Libro: Novelda en el 2º Centenario del natalicio de su preclaro hijo JORGE JUAN Y SANTACILIA, 1713 – ENERO – 1913.

Archivo de la Universidad Pontificia de Salamanca. Acción Católica Española-Mujeres de Acción Católica (AUPSA, ACE-MAC), 24/1, fols. 57-88.

Remedios Jover Cánovas

  La historiografía ha excluido por lo general a las mujeres de todos los acontecimientos relacionados con el combate y las guerras. Sin embargo, ejemplos como el de Remedios Jover muestran que las mujeres no solo tomaron parte en los conflictos bélicos, sino que además algunas llegaron a ocupar mandos oficiales: Remedios llegó a ser teniente en el Ejército Popular de la República. 

Remedios Jover con el traje de Teniente

Remedios Jover nació en Aïn El Turk (Orán) en marzo de 1899 y falleció en 1983 en Hiss (Francia). Hija de Ramón Jover Crespo y Remedios Cánovas, dos temporeros emigrados a Orán, comprometidos con el movimiento obrero y las ideas progresistas que influyeron en el compromiso social posterior de su hija Remedios, por la defensa de la República y los más desfavorecidos. En 1906 la familia regresó a Novelda (Alicante) de donde eran originarios y 8 años más tarde se establecieron en Petrer. 

La familia de Remedios -sus padres y sus cinco hermanos- fueron conocidos como “Els Caseros”, pues Ramón y Remedios madre ejercían como caseros en una finca conocida como “La Foia”, propiedad del terrateniente Eleuterio Abad. Posteriormente compraron una casa en el Carrer Nou y, Remedios hija acabaría trabajando en la fábrica de lonas y velas “Vicente Castelló y Cía.” de la Partida de Santa Bárbara hasta sus 22 años, participando activamente –junto a su madre– en los conflictos y huelgas hasta el cierre de dicha fábrica en 1921. En una de esas huelgas evitaron la detención de Juan Brotons Maestre, líder anarcosindicalista.

En 1927 se casó con Miguel Aracil, con el que vivió en Elche y donde tuvieron dos hijos: Miguel y Ramón. Tras la desaparición de su marido, Remedios volvería a Petrer y trabajaría como aparadora en “Calzados Luvi S.A.” 

No se tiene constancia de que Remedios estuviera afiliada a ningún sindicato o partido, pero se ha constatado su presencia en la Huelga de calzado de julio de 1936 formando parte de una Filarmónica improvisada, que recorría los pueblos de la provincia recogiendo fondos para los familiares de los huelguistas, y su compromiso social y político es más que evidente. 

Apenas diez días después del golpe militar dirigido por Francisco Franco contra el gobierno de la República en julio de 1936, Remedios ya formaba parte del ejército voluntario para combatir a los sublevados. Formó parte del “Batallón Octubre 11”, que se ocupaba de la defensa de Madrid. En la revista Octubre aparecen recogidas las palabras de Remedios:

«Como no puedo dar mis hijos en defensa de la causa del pueblo, doy mi vida»

En septiembre de ese mismo año Remedios fue ascendida al grado de Sargento, por su valor en combate y su elevado compromiso político y apoyo a sus compañeros en los momentos más difíciles durante la contienda. 

Fue gravemente herida por fragmentos de metralla en Cabeza Líjar al intentar ayudar a su compañero de batallón Vicente Aracil –que falleció– y ella también fue dada por muerta, según recuerda el comandante Manuel Tagüeña en sus memorias. Fue trasladada al hospital de El Escorial, posteriormente al Cuartel del Batallón Octubre 11 y dada de alta tras ser operada a finales de octubre de 1936. Fue ascendida al grado de Teniente, que conservará hasta el final de la guerra. En mayo de 1937 era miembro activo del Estado Mayor de la 30 Brigada Mixta, siendo la responsable de la defensa directa de Madrid. 

A parte de la defensa militar, se dedicó a abastecer a todos sus compañeros, llevar encargos a sus familiares, e incluso transportar de vuelta a muchachos voluntarios de Petrer que se habían alistado en el Ejército Republicano. No solo con sus compañeros, sino también con la población civil, ejerció un papel de protectora y de ‘madre’.  Testimonios de la  población de La Vilella Alta, Escaladei o de La Morera recuerdan el papel fundamental de Remedios para mitigar las penurias derivadas del conflicto bélico. 

“ens proporcionava la roba i el menjar quan més ho necessitàvem”, recuerda Pepita Salat.  

Tras el fin de la guerra y el posterior exilio, pasó varios meses en el campo de concentración francés de Argelés-sur-Mer, donde conoció a su segundo marido, Tomás Gómez, también un exiliado republicano, con el que tuvo a su hija Elisa. Posteriormente, se dedicó a trabajar limpiando casas o lo que fuera necesario para poder mantener a su familia, la alicantina y la francesa. 

Decidió quedarse en Francia en lugar de exiliarse a Rusia o México como otros mandos del Ejército. Remedios pasó sus últimos años en un pequeño pueblo francés llamado Hiss, cerca de Andorra. Con 72 años volvió por primera vez a España tras su exilio, estableciéndose en una casa de campo en Petrer. Finalmente, falleció en 1983 y fue enterrada en Hiss. 

Fuentes:

Autora: Ángela Pérez García