Ruperto Chapí Lorente nació en Villena en 1851. Hijo de José (barbero) y Nicolasa. Fue su padre quien le enseñó los primeros compases musicales al joven Ruperto que, con cinco años, empezó a estudiar solfeo en la banda de Villena. Fue en esta banda, Música Nueva, donde aprendió a tocar el flautín. Más tarde destacó haciendo sonar el cornetín y dado su dominio con este instrumento fue conocido como el xiquet de Villena en los pueblos de la comarca. Chapí empezaba a despuntar escribiendo pequeñas obras con tan solo nueve años. Su ascenso iba en aumento hasta el punto de dirigir, con 15 años, la banda en la que empezó a estudiar música. Al mismo tiempo Chapí componía diferentes piezas para bandas de localidades cercanas. Cuatro años más tarde, decidió trasladarse a la capital en busca de mejores posibilidades para estudiar música a nivel profesional. Sin embargo, no le fue nada fácil hasta el punto en que tuvo que dormir varias veces en la vía pública. Por suerte obtuvo una plaza en el conservatorio de Madrid. Con la ayuda de Emilio Arrieta, director del conservatorio, Ruperto avanzó en sus estudios a la vez que seguía componiendo, cada vez con más calidad, ganando diferentes premios en más de una ocasión. Una vez terminados sus estudios se trasladó a Roma para seguir perfeccionando, y en 1879 volvió a Madrid junto a su mujer Vicenta Selva. En este tiempo Chapí ya había creado música exitosa y su nombre era popular, sobre
En esta etapa entra en la Corte y comienza su gran labor para la música, la composición de zarzuelas, con grandes éxitos como La Tempestad. Obtuvo un éxito tras otro y fue reconocido como uno de los grandes músicos del siglo XX en España. En 1899 funda, junto a otras personalidades, la Sociedad Autores Españoles. Por estos años Chapí enferma, aunque sigue componiendo grandes obras. Su último gran éxito fue Margarita la Tornera. Esta zarzuela fue estrenada en el Teatro Real un mes antes de su fallecimiento. El 25 de marzo de 1909 Chapí moría en su domicilio. El público madrileño lo aclamó y recorrió la ciudad junto a su féretro, que fue enterrado en un cementerio de la capital.todo en la capital de España.
El éxito de Chapí no cesó tras su muerte, y algunas de sus obras fueron estrenadas de manera póstuma hasta nuestros días. Finalmente, en 2003, y tras muchas gestiones, sus restos fueron trasladados a su ciudad natal, donde tiene dedicado un teatro con su nombre.