¿Cuándo descubriste que te gustaban las Matemáticas?
Creo que tendría unos 8 años. Me dormía cada noche pensando en un problema que llevaba en mi cabeza muchos días: tenía un trozo de circunferencia y me había dado cuenta de que tenía que tener un centro (y solo uno). Quería saber cómo calcularlo solo a partir del arco de circunferencia y cada noche pensaba en eso hasta dormirme. La emoción que sentí el día que encontré la solución fue incomparable.
¿Cómo recuerdas tu paso por la licenciatura o el grado en Matemáticas?
Con muy buenos recuerdos. El grupo que acabamos formando los últimos cursos fue pequeño pero estupendo, los profesores en general fueron bastante buenos y hacer la carrera en Granada siempre suma puntos.
¿Quién es tu matemático/matemática preferido/preferida?
No sabría elegir entre Ramanujan o Abel, pero en el fondo ambos tuvieron vidas parecidas, llenas de ideas brillantes, poco reconocidas en su momento y con un final bastante triste. Sophie Germain tampoco se queda atrás, desde luego.
¿Qué te gusta más de las Matemáticas?
Como disciplina, la topología, me encantaba eso de que las distancias y los ángulos dieran igual. De la parte profesional, presenciar el momento en el que un alumno realmente entiende el engranaje de un concepto, teorema o demostración nueva, ver cómo lo hace ya suyo para siempre y lo disfruta de verdad. Y sí, eso pasa muchas veces.
¿Dónde hablaste por primera vez en público sobre Matemáticas?
Probablemente mientras hacía la tesis, en el Centre de Recerca Matemàtica de Barcelona, en algún seminario. Después ya llegaron un montón de horas al día delante de alumnos de universidad, instituto e incluso algún taller topológico para niños de 10 años. Tendríais que verlos pensando en planos proyectivos 🙂