
¿Cuándo descubriste que te gustaban las Matemáticas?
Pues no sabría decir. Siento que van conmigo desde siempre, desde que tengo uso de razón. Pero si tuviera que elegir un momento en el cual fui consciente de la pasión que siento por ellas, diría que cuando tenía unos 12 años. Cuando las matemáticas pasaron a ser algo más que repartir caramelos.
¿Cómo recuerdas tu paso por la licenciatura o el grado en Matemáticas?
Lo recuerdo como algo crucial en mi vida. Fueron unos años intensos, llenos de cambio, alegrías, retos y crecimiento a todos los niveles: cognitivo, social, artístico y personal. Durante la licenciatura conocí a quienes serían mis grandes amigos y amigas. Una familia que a día de hoy conservo (y espero hacerlo por mucho más tiempo). Descubrí increíbles campos matemáticos que todavía me apasionan y llegué a tomar conciencia de quién soy realmente, como matemático y como persona.
¿Quién es tu matemático/matemática preferido/preferida?
Aquí no tengo ninguna duda: Alan Turing. Para mí es un ejemplo de exquisita inteligencia. Innovador, luchador, valiente, capaz de cambiar el mundo con sus ideas. Abrió el camino a la inteligencia artificial y dispuso las ideas de Gödel en el plano computacional. Por eso no pude resistirme a hablar de él en el capítulo “La dimensión del amor” del libro “Las matemáticas de nuestra vida”.
¿Qué te gusta más de las Matemáticas?
Lo que más me gusta es la satisfacción que provoca trabajar con ellas. La habilidad que tienen para hacer de una sencilla conjetura, un reto capaz de absorberte por horas, días y noches, semanas, años e incluso siglos. En cuanto a las diferentes áreas de las Matemáticas, no podría elegir una favorita, es como cuándo me preguntan a quién quiero más, si a mi padre o a mi madre.
¿Dónde hablaste por primera vez en público sobre Matemáticas?