Para finalizar, a mi compañera y a mi nos gustaría dejaros un pequeño video con algunas fotos que tuvimos oportunidad de realizar en Orihuela, gracias al permiso que nos concedieron en la Biblioteca Pública “Fernando de Loazes” y en el Colegio Santo Domingo, para que podais ver los lugares que hemos tenido que visitar que, por otra parte, guardan una especial relación con nuestro personaje.
Esperamos que os guste, y que halláis disfrutado leyendo el blog.
Si miráis anteriores publicaciones de la página web Orihuela digital, dedicada a asuntos de dicha ciudad como noticias y demás, podréis descubrir que hace ya algunos años, en el 2006 para ser más exactos, fue colgada una noticia en la que se hablaba de que el ayuntamiento había hecho colgar una placa y un escudo en la casa en la que supuestamente nació Fernando de Loazes. Esta se encuentra en la esquina de la calle Meca y la calle Marqués de Arneva.
Lo interesante de esta placa es la breve sucesión de los cargos más importantes que ocupó por orden e importancia, además de porque marca el lugar en el que nació nuestro personaje.
Puede parecer una información demasiado simple y sin importancia, pero al menos se encuentra a la vista de todos, de tal modo que cualquier persona con un poco de curiosidad podría mirarlo e interesarse por el tema. Todo es posible.
En contraposición con los resultados que obtuvimos mi compañera Anahí y yo tras realizar una encuesta a los oriolanos de a pie, he podido consultar un artículo de Antonio Colimona Riquelme, de entre los muchos que ha redacto sobre la ciudad, y he comprobado con sorpresa como afirma que de entre todos los ciudadanos ilustres nacidos en Orihuela tiene especial importancia para los habitantes la figura de Fernando de Loazes, debido a que fue el fundador del Colegio de Santo Domingo.
Ante este escrito cabe que los historiadores y conocedores de la materia nos hagamos la pregunta de si hecho históricos, que a nuestro parecer son de interés general, realmente lo son o simplemente los ciudadanos ya no dan importancia a personajes tan lejanos como Fernando de Loazes. De tratarse de la segunda situación, considero sinceramente que deberíamos replantearnos de algún modo nuestro punto de visto y abrir nuestras miras para, de ese modo, acercarnos a las personas ajenas a este mundo que es la historia, para así tratar de introducirlas en él.
No conozco un método exacto para conseguirlo, pero tal vez la clave radique precisamente en la presentación que le damos a los hechos y la manera que tenemos de divulgarlos. ¿Quién sabe?
Al igual que en la anterior medición del personaje en esta página comentada con anterioridad, en el apartado de Centro Docente apenas se nombra de forma muy escueta a Fernando de Loazes como fundador del Colegio Santo Domingo que en primera istancia tendría como función la educación de frailes.
Sin embargo pasa por alto su deseo nunca manifestado por escrito de que se convirtiese en una universidad pública, hecho que llevará a cabo su hijo con mucho esfuerzo, un dato que creo que todos coincidiremos en considerar importante, por lo que me parece poco acertado no nombrarlo siquiera, y más tratándose de un apartado de la página de Santo Domingo que habla de su historia como centro docente.
En la actual página del colegio de Santo Domingo podemos leer una breve reseña en de la vida de Fernando de Loazes para después dar paso a la fundación del colegio.
La información es bastante escueta y se centra en su ascendente carrera y los diferentes cargos que desempeñó, desdeñando motivos y explicaciones, lo que deja dicha biografía bastante incompleta e insuficiente.
Es lógico que tratándose de una introducción a otro tema el texto no sea muy extenso, pero se trata del fundador del colegio a fin de cuentas, y esa sucesión de datos puestos de forma cronológica resulta demasiado esquemática, por no decir poco interesante, pues omite gran parte de detalles por muy relevantes que estos pudieran ser para la vida de Loazes.
En este artículo se nos habla de un conflicto entre las clases populares y los nobles el Reino de Valencia, provocó tras la victoria de los primeros en 1521 que se procediera a bautizar por la fuerza a los mudéjares , que habían apoyado a las clases altas y al virrey. Así pues, se organizaron innumerables bandas que se dedicaban a amenazar a los moros con la muerte si no se bautizaban.
Para expresar su opinión ante tales hechos, Fernando de Loazes, como miembro del tribunal inquisidor de Valencia, publicó un opúsculo, en el que dejaba claro que en principio el bautismo fue nulo precisamente por ser en contra de la voluntad de los moriscos y alega muchas otras razones. Sin embargo, finalmente se decanta por legitimar tal acto, alegando que la violencia empelada por los agresores era relativa, dado que los moriscos podían haber escogido perfectamente la muerte antes que el bautismo.
Creo que todos coincidiremos al pensar que el veredicto final es un tanto injusto, pues la elección que se daba a no bautizarse era demasiado radical, pero para aquel tiempo, aquella explicación bastó para legitimizar los hechos.
En este texto que corresponde al capítulo 3 del libro La Universidad de Orihuela 1610 – 1807 , la importancia de Fernando de Loazes viene dada precisamente por la fundación del colegio de Santo Domingo y su elección de construirlo sobre un convento dominicano, que por ese entonces era de los más pobres de Orihuela.
Se dice aquí que lo eligió por su sobrino, Fray Juan de Loazes, quien ya apuntamos en otra entrada que realmente no era su sobrino, pero el error se vuelve a repetir, quien pertenecía a esa orden, además de que su paso por la Inquisición le hizo adquirir una relación de simpatía con los dominicos, pero también se nos narra que tuvo innumerables problemas para llevar a cabo su proyecto como la Bula necesaria para transformar el convento en colegio. Sin embargo, a pesar de las adversidades, persistió hasta finalmente lograrlo. Pero a su muerte dejó su gran obra con muchos problemas, tales como la financiación o la dirección.
Así pues, observando los datos, puedo decir que no se trata de un texto tan idealizado,como otros que he encontrado, pero el error de su hijo nuevamente repetido me parece reprochable. ¿Y a quién no?
En capítulo de este libro, titulado La fundación del Colegio”, se nos comienza hablando de Fernando de Loazes superficialmente, pues suelo interesa como fundador del colegio de Santo Domingo. Sin embargo, aunque dicha descripción carezca de profundidad, rebosa elogios hacia su persona, de tal calibre que hace parecer hasta que fue un santo y es que según nos muestra Justo García Soriano, doctor en letras del cuerpo facultativo de archiveros bibliotecarios y arqueólogos, su aportación fue tremendamente importante para el desarrollo del colegio de predicadores y para Orihuela en general.
No obstante, algunos elogios parecerían a cualquiera que lo leyera un tanto excesivos, y para ilustrarlo citaré una frase del principio de la breve biografía, “Por los años 1546 era obispo de Lérida un esclarecido oriolano, que hubo de llegar a tan alta dignidad por sus extraordinario merecimientos de carácter y de inteligencia”
Después de ver este ejemplo, creo poder decir que la información, aunque acertada en contenido, está adornada de tal modo que Fernando de Loazes queda ensalzado y dignificado.
No dudo de todas las virtudes que pudo tener, pero me resulta un tanto excesivo, ¿y a vosotros?
En esta parte del libro se trata un tema delicado, el tema de la descendencia.
Se sabe que estuvo casado, no se sabe muy bien si una o varias veces antes de ser Obispo de Elna. Se tiene constancia de tres hijos: Fray Juan de Loazes, Sor Ángela Loazes y Beatriz- Ángela Loazes. Aquí es donde está el problema.
El autor del libro apunta que Fray Juan de Loazes es considerado erróneamente sobrino de Fernando, error que hemos podido corroborar en la mayoría de la información que hemos podido encontrar, tanto en libro como en la red. Esto puede ser debido a que Juan de Loazes era hijo de soltero y soltera, lo que la provocó muchos problemas a la hora de querer estudiar y, desde luego, suponía muchos problemas para la época, y posiblemente la dignificación de la figura de Fernando de Loazes impide que esta información sea muy divulgada o incluso aceptada, al menos esa es la sensación que produce, observando otros escritos que tratan sobre este ilustre personaje.
Sin embargo, sea como sea, no podemos pasar por alto el gran trabajo que realizó Fray Juan de Loazes poniendo en marcha el colegio de Santo Domingo, algo que el autor, muy acertadamente, recalca.
Y hablando de sus amistades, en el capítulo de este libro titulado Loazes Inquisidor, su amistad con San Francisco de Borja, se nos muestra como Fernando, tras haber ascendido nada menos que a Fiscal del Santo Tribunal de la Inquisición de Valencia, había logrado trabar una relación con este personaje.
Pero además, se nos cita el problema de los moriscos que fueron bautizados a la fuerza, sobre el que el propio Loazes dio su opinión, pero eso ya será tratado en otra entrada.
También aporta información interesante sobre el testamento de sus padres y la herencia que recibió por este, existiendo una laguna, sobre otros familiares, los cuales por razones desconocidas no recibieron nada. En estos años escribió una obra de gran importancia titulada “Solennis atque elegans trastatus in causa matrimonii sereníssimorum dominorum Henrici et Catherine Anglie Regum”, en el que trata la cuestión del divorcio de Catalina de Aragón de Enrique VII de Inglaterra, en el que definede que el matrimonio era válido, por lo que el divorcio no era posible.
Y así continua navegando e introduciéndose de manera detallada, aunque amena, en la vida de Fernando de Loazes.
Siguiendo con la anterior entrada, y hablando de este mismo libro, El Patriarca Loazes y el colegio de Santo Domingo de Orihuela, hablaremos de un capítulo que trata sobre el regreso de nuestro personaje a Orihuela tras realizar sus estudios en las universidades italianas.
A su regreso tuvo muchos problemas debido a su fidelidad al rey, propagando esta idea, lo que provocó que tuviera que huir con su familia a Mula. A partir de ahí, Fernando de Loazes fue ascendiendo rápidamente, de manera imparable, de tal modo que en diciembre de 1522 fue elegido abogado y asesor del consejo oriolano.
Así se nos narra en este apartado, clara y concisamente, del mismo modo en el que yo lo estoy escribiendo, aunque faltan ciertas explicaciones, como cómo consiguió ascender tan rápidamente como lo hizo. Sin embargo, tal vez esta cuestión este incompleta por falta de datos que puedan permitir al autor dar una explicación.
Fernando de Loazes, o el patriarca Loazes como algunos lo llaman, era el quinto hijo del médico Rodrigo Loazes y Togores y de su esposa Isabel Pérez de Albillo, detrás de sus hermanos: Beatriz, Isabel, Juan y Pedro.
Parece ser que su bisabuelo por parte de padre llegó a Orihuela por 1440, habiendo sido con anterioridad caballero por el rey Sancho el Bravo por sus heroicidades en la batalla.
Sabemos que se casó antes de ascender en la escala de cargos eclesiásticos y que tuvo varios hijos, siendo el más importante, Fray Juan de Loazes, quien según la mayoría de las fuentes era su sobrino, aunque en realidad se trataba de su hijo, el cual tuvo muchos problemas porque sus padres eran solteros en el momento de concebirlo.
Nuestro personaje es bien conocido en Orihuela por fundar el colegio Santo Domingo, colegio dominico. Pero, ¿cuándo aparecieron los dominicanos en Orihuela y por qué ellos?
Deberemos remontarnos a 1510, cuando esta orden se trasladó a la ciudad en el Convento de Nuestra Señora del Socorro y San José, más conocido como Santo Domingo.
Tal y como ya puntualizamos en la anterior entrada, se dedicaron a adoctrinar y servir de guía espiritual a las gentes de toda la comarca. Difundieron el rezo del Santo Rosario con esta misión.
Debido al comportamiento de los Dominicos y el espíritu religioso que siempre ha estado muy arraigado a Orihuela y a la Inquisición, a la que pertenecía Loazes, de ahí su afinidad con ellos.
Esta orden alcanzó pronto una rápida relevancia en la ciudad, hasta el punto de que hoy en día, el Colegio de Santo Domingo sigue siendo un foco importantísimo de cultura y enseñanza de la ciudad, además de un punto de referencia para todos sus ciudadanos.