El Vaticano es el estado soberano más pequeño del mundo. Abarca 44 hectáreas dentro de los límites de la ciudad de Roma, a la derecha del río Tíber. Comprende la plaza y la basílica de San Pedro, los museos, los jardines y el palacio (residencia del Papa y de la Curia desde 1337). Fue construido sobre la falda de la colina del mismo nombre.
El Estado de la Ciudad del Vaticano se constituyó tras la desaparición de los Estados Pontificios, que suscitó la prolongada “cuestión romana”, con la firma de los acuerdos de Letrán, para garantizar a la Santa Sede la absoluta independencia a través de una personalidad jurídica propia, ratificados en 1947 y concluidos en el acuerdo-concordato con Italia en 1987.
Esta ciudad Estado a pesar de ser pequeña es autosuficiente. Dispone de numerosas instituciones culturales; entre ellas destacan los museos, la importante biblioteca y los archivos del Vaticano. Además cuenta con distintos órganos de información como la Oficina de prensa, creada después del Concilio Vaticano II; el periódico de la Santa Sede “L´osservatore romano”, la agencia internacional de prensa Fides; Radio Vaticano, que emite en 33 lenguas y el centro de televisión que produce y distribuye programas religiosos. Igualmente podemos encontrar una oficina postal, talleres de restauración, un helipuerto y una estación de tren para el transporte de mercancías.
Una de las mayores curiosidades es un pequeño cuerpo militar conocido como la Guardia Suiza. Los soldados, que provienen de varios cantones suizos, deben ser católicos y medir al menos 174 centímetros de alto. Deben permanecer, al menos, dos años al servicio del Vaticano. El cuerpo se creó el 21 de enero de 1506, cuando Julio II bendijo a la tropa de 150 soldados helvéticos pasados a su servicio. Los guardias visten todavía el uniforme con los colores de los Médici: azul, amarillo y rojo, que según la tradición fue diseñado por Miguel Ángel.
Una visita al Vaticano
El viajero que quiera visitar la basílica de San Pedro y no forme parte de un tour organizado puede tomar el autobús que, en un cuarto de hora, le llevará desde la Estación Termini a Via della Conciliazione. El medio es rápido y barato, y el encuentro con el mayor templo de la cristiandad tiene lugar en un escenario que, por mucho que se haya visto en televisión, conserva toda su solemnidad.
La basílica de San Pedro
La suntuosa basílica de San Pedro es la más importante del mundo católico y atrae a peregrinos y turistas de todo el mundo. Esta basílica es el testimonio del paso de los siglos. Comenzó siendo un monumento conmemorativo cuando el emperador Constantino construyó un santuario en honor a San Pedro sobre el lugar en el que fue crucificado. Durante varios siglos, la basílica originaria paleocristiana estuvo sometida a la fluctuante riqueza cristiana y a los saqueos. A mediados del siglo XV el Papa Nicolás V ordenó su restauración. Pero los trabajos no comenzaron hasta 1503, cuando el Papa Julio II eligió al arquitecto Bramante para la construcción de una nueva basílica. Antes de consagrar la basílica pasaron otros 123 años durante los cuales intervinieron numerosos arquitectos y artistas: Bramante, Miguel Ángel, Carlo Maderno y Bernini, que diseñó la impresionante plaza ovalada, flanqueada por columnas, que se abre delante de la iglesia. ( Imagen: wikipedia)
En el interior, a la derecha, está la famosísima Pietà de Miguel Angel (1499). Destacan también una estatua de bronce de San Pedro, el impresionante baldacchino de Bernini, con 20 metros de altura -también conocido como altar mayor-, los monumentos a Urbano VIII y Alejandro VII, y el sagrario en forma de templo.
Capilla Sixtina y Museos Vaticanos
Como es imposible verlo todo en una visita, recomendamos escoger alguno de los recorridos sugeridos, que recogen una selección de lo más sobresaliente: la Colección Egipcia del Museo Gregoriano; la Colección de Escultura Romana del Museo Chiaromonti; la Escultura Clásica del Museo Pio Clementito, en la que destaca el Apollo de Belvedere y el grupo de Laocoonte y sus hijos estrangulados por culebras; la Colección de Arte Griego, Romano y Etrusco del Museo Gregoriano-Etrucos.
Hay cuatro salas pintadas por Rafael entre 1508 y 1525, de la que destacaremos la primera, cuya inspiración es la metafísica y de la que sobresale la famosa Escuela de Atenas, en la que los filósofos y poetas griegos son retratos de la mayoría de sus contemporáneos. Desde aquí se pasa a la Capilla Sixtina.
Miguel Ángel pintó el techo de la Capilla Sixtina entre 1508 y 1512. Fueron miles de horas en cuclillas, trabajando en los andamios, mientras Julio II lo seguía desde abajo. El techo cuenta la historia de La Creación, en la que un Dios vestido de rosa separa la luz de las tinieblas, las tierras de los mares, y a continuación crea el sol, la luna y a Adán y Eva. Los últimos cuatro frescos representan el nacimiento de pecado original y la historia de Noé. En la última pared de la capilla está el Juicio final de Miguel Angel; lo empezó en 1534, cuando ya estaba algo enfermo y se mostraba bastante pesimista respecto a su muerte. (Imagen: wikipedia)
Castel Sant `Angelo
El Castel Sant`Angelo fue fundamental en la historia del papado y de la defensa de la ciudad hasta 1886, año en que se convirtió en museo. Literal e históricamente es un laberinto. Este magnífico monumento situado a la orilla del Tiber en frente del Pons Aelius (actual puente de Sant’Angelo) se encuentra a muy poca de la Ciudad del Vaticano. [Imagen: Reme y Santi]
Fue construido entre 117-138 dC por orden del emperador Adriano para que fuese su mausoleo. En la actualidad se entra por el pasillo original, por el que discurrió la procesión funeraria, que enlaza con una de las rampas medievales añadidas cuando la tumba se convirtió en fortaleza. A través de la rampa se accede al patio en el que está la estatua de Montelupo que representa al arcángel Miguel envainando una espada. Tanto la estatua como el nombre del monumento conmemoran la leyenda según la cual, al final de la epidemia de peste del 590, se vio un ángel sobre Roma.
Desde el patio, cuya fachada diseñó Miguel Ángel en 1514, se pasa a la Sala di Apollo, exquisitamente adornada con frescos; en el suelo hay ventanas iluminadas por las que se ven los corredores subterráneos que conducen a lo que fue la prisión papal. El papa Clemente VII estuvo siete meses en el Castello en 1527 como consecuencia del saqueo de Roma, y decidió tras el asedio que los papas necesitaban estancias más suntuosas. De la biblioteca se pasa al tesoro papal, estancia revestida de madera que se cree que fue donde estuvo la tumba de Adriano.
Hoy día, el castillo es el Museo Nacional del Castel Sant’Angelo y es realmente interesante realizar la visita nocturna de este monumento. Podrás adentrarte unos metros por un pasadizo voladizo que llevaba directamente a la ciudad del Vaticano y realizar fotografías de la Basílica de San Pedro iluminada. [Imagen: Reme y Santi]