Miguel Hernández

HERNÁNDEZ,M. Antología Poética.Austral.

Este autor aunque no proviene  concretamente de la comarca de L’Alacantí , si que pertenece a la provincia de Alicante, y por criterios un tanto subjetivos y por otros más objetivos, lo considero el poeta cumbre de nuestra comarca pero en parte también de la literatura española, por lo menos de todo el siglo pasado. Y por ello consideraba imprescindible hablar de él.

En cualquier biblioteca podemos encontrar bibliografía sobre él, tanto biografías, como por supuesto toda su obra poética recogida en diversas antologías, aún asín her querido poner este enlace de la Biblioteca Miguel Hernández.

He de reconocer que la poesía no es unos de mis géneros favoritos, pero por una curiosa amistad que mantiene mi familia parte de la familia de Miguel Hernández, tuve la suerte de ver manuscritos de su puño y letra de sus poesías y debido a eso empecé a indagar en su poesía que en poco tiempo me cautivó. Pienso que sea cual sea tu ideología con un poco de empatía serás capaz de sentir aunque sea un poco de,o que el sintió en aquellos años tan duros que le tocó vivir. A continuación dejo uno de sus poemas más conocidos pero también de los más bonitos, poema que dedica desde la cárcel a su mujer que tan sólo tiene cebolla para alimentar a su hijo.

 

La cebolla es escarcha
cerrada y pobre.
Escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla,
hielo negro y escarcha
grande y redonda.

En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar
cebolla y hambre.

Una mujer morena
resuelta en lunas
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete niño
que te traigo la luna
cuando es preciso.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.

Desperté de ser niño:
nunca despiertes.
Triste llevo la boca:
ríete siempre.
Siempre en la cuna
defendiendo la risa
pluma por pluma.

Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.

Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.

Vuela niño en la doble
luna del pecho:
él, triste de cebolla,
tú satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.

 

 

 

This entry was posted in Artículos. Bookmark the permalink.