Home » Tema 2. La expansión europea y los nuevos mundos » 4. Otros viajes de exploración

4. Otros viajes de exploración

Los viajes menores o andaluces

Tras la caída de Colón como gobernador de las Indias, la Corona decidió cambiar de política y en 1499 los Reyes Católicos optaron por abrir la colonización al afán de lucro de los particulares. Cualquier súbdito podía viajar, descubrir, asentarse y comerciar en las nuevas tierras, con la condición de pedir permiso y entregar una parte de los beneficios al Estado. Así, el descubrimiento y la conquista de las Indias se convirtieron en una empresa nacional castellana.

La dirección de los asuntos de Indias fue encomendada a Juan Rodríguez de Fonseca (arcediano de la catedral de Sevilla y posteriormente obispo de diversas diócesis). Bajo su eficaz dirección y con el incentivo del enriquecimiento privado, la actividad descubridora y colonizadora se reactivó de forma extraordinaria.

Entre mayo de 1499 y septiembre de 1502 partieron de Castilla un buen número de expediciones, que han sido denominadas “viajes menores” o “viajes andaluces”. Todas ellas tenían como objetivo explorar el litoral norte de Sudamérica, en busca de perlas, palo de tinte (arbusto que proporcionaba un tinte de gran calidad para la industria textil) y esclavos (para Castilla o para las minas de La Española). Consiguieron la financiación de negociantes sevillanos, asociados generalmente con banqueros italianos (como Amerigo Vespucci, representante de los Medici). Y partieron con un “oficial real”, que sería el encargado de recaudar el “quinto regio” (la quinta parte de los beneficios, que era para la Corona).

Estos viajes fueron importantes desde el punto de vista geográfico (reconocimiento de toda la costa nortea de Sudamérica), pero sus resultados económicos y colonizadores fueron escasos (a excepción del de Pero Alonso Niño y Cristóbal Guerra).

El 18-05-1499 salió del Puerto de Santa María una expedición, con Alonso de Ojeda al mando, en la que también estaban Juan de la Cosa y Amerigo Vespucci. La flota llegó a las bocas de los ríos Esequibo y Orinoco. Siguió al noroeste por la costa y avisó las islas de Curaçao y Aruba. Se adentró en un golfo que fue bautizado como Venezuela (pues había poblaciones al fondo del golfo con casas construidas con troncos sobre el agua). Logró ver la entrada del lago Maracaibo. La expedición llegó a La Española el 05-09. Fue mal recibida por los seguidores de Colón, por considerar que Ojeda no tenía derecho a explorar sin autorización del Almirante. Hubo enfrentamientos entre los dos grupos. La expedición volvió a Cádiz a mediados de 1500 con poca riquezas y muchos indígenas.

La 2.ª expedición andaluza partió del puerto de Palos en junio de 1499 con Pero Alonso Niño y Cristóbal Guerra al frente. Siguió la ruta de Ojeda hacia Venezuela. Llegaron a Isla Margarita, donde consiguieron una gran cantidad de perlas. Regresó a mediados de 1500, entrando en el puerto de Bayona la Real (Pontevedra). Alonso vendió parte de su mercancía sin pagar el quinto real. Fue detenido y juzgado. Y aunque fue absuelto, perdió el favor real.

El éxito económico de la expedición despertó nuevas vocaciones descubridoras.

La Corona dejó clara la necesidad de conseguir licencia real para emprender viajes de descubrimiento y, así mismo, que estos debían regresar al puerto de partida, con el fin de poder controlar las mercancías traídas.

El 3.º viaje menor salió el 19-11-1499 del puerto de Palos, con Vicente Yáñez Pinzón al frente. Pasadas las Canarias, la flota se dirigió a Cabo Verde y tomó rumbo al sudoeste. Cruzó el ecuador y llegó a las tierras del actual Brasil (cabo de San Agustín), adentrándose por el río Amazonas. El viaje terminó en desastre económico, al igual que el de Diego de Lepe, que siguió los pasos de Pinzón hasta el Amazonas, donde le superó. Lepe llegó más al sur, pero tampoco logró buenos resultados económicos.

La situación de rivalidad con Portugal se acentuó con la llegada de Pedro Alvares Cabral a Brasil en 1500. La corona autorizó nuevas expediciones antes de la vuelta de Pinzón y Lepe.

En 1500, partieron para el Nuevo Mundo Rodrigo de Bastidas y Alonso Vélez de Mendoza. Bastidas siguió la ruta de Ojeda hasta Venezuela, descubriendo el litoral hasta las costas panameñas.

Vélez logró ir al sur del cabo de San Agustín, demostrando que este pertenecía a un continente y que las tierras meridionales entraban en la jurisdicción portuguesa (en virtud del Tratado de Tordesillas). No obstante, al avanzar hacia el sur, también se dio cuenta de la costa seguía la dirección sudoeste y que esta volvía a entrar en la jurisdicción castellana, abriendo una gran extensión de tierras por descubrir.

Hubo otros viajes de menor importancia y otros que fueron abortados. En total, los marinos “andaluces” navegaron en torno a unos 5.000 Km de litoral

Portugueses, franceses e ingleses en el Nuevo Mundo

Tras conocerse la noticia del descubrimiento de las nuevas tierras, otros Estados europeos, además de Portugal, se plantearon enviar expediciones al oeste del Atlántico.

Los primeros en saltarse los monopolios español y portugués fueron los ingleses.

Algunos historiadores afirman que antes de la llegada de Colón al Nuevo Mundo, pescadores ingleses tocaron Terranova y Labrador, y lo mantuvieron en secreto para evitar la explotación del banco pesquero. A estos viajes se añadieron otros que buscaban las islas míticas o que intentaban conocer mejor los vientos y las corrientes. Uno de los puertos más activos fue el de Bristol, en el que recaló el marino genovés Giovanni Caboto, quien organizó una expedición con el objetivo de alcanzar las Indias orientales por el Atlántico norte. Caboto llegó a la costa de Terranova en 1497. Murió en 1499 en una nueva expedición de la que nunca volvió.

En 1498 partió de Bristol otra expedición bajo el mando del portugués João Fernandes Lavrador, quien cartografió las costas del sudoeste de Groenlandia y las adyacentes del noreste de América del Norte (Labrador, en su honor).

Entre 1501 y 1505, la corona inglesa fomentó las expediciones, interesada principalmente por la pesca del bacalao. En 1505 se interrumpieron y posteriormente solo hubo un viaje en 1508-1509. Después, no habría viajes hasta 1527, año en que se realizó una nueva expedición con el fin de encontrar el paso al oeste. Más adelante, volvería a haber más expediciones de comercio y descubrimiento.

Los franceses también intentaron la aventura ultramarina. En junio de 1503 organizaron una expedición con el objetivo de llegar a las Indias por el sur de África. Desviada por una tempestad, acabó en Brasil. Desde ese momento, los franceses frecuentaron las tierras de Brasil, hasta que en 1521, Juan III de Portugal envió una flota para limpiar de extranjeros esos territorios que consideraba que le pertenecían.

Los franceses también llegaron hacia 1506 a Terranova, buscando los bancos pesqueros.

Los viajes al Nuevo Mundo se hicieron más frecuentes en la década de los 20. Su principal promotor fue Jean Ango, un rico armador que animó a Francisco I a desafiar los monopolios castellano y portugués. En 1521, Ango envió una expedición a las Indias pero no obtuvo éxito económico. Tras el descubrimiento del paso a las Indias Orientales por Panamá, en 1523, Francisco I invitó a Giovanni da Verrazzano a liderar una expedición que había de buscar un paso a las Indias orientales por el noroeste del Nuevo Mundo. La expedición llegó a América por la zona de Cape Fear y se dirigió al norte, hasta llegar a las bahías de New York y Narragansett. Siguió hasta Terranova y volvió a Francia sin encontrar ningún paso al Pacífico, pero confirmando la existencia del continente hasta latitudes muy septentrionales. Verrazzano hizo dos nuevos viajes a América; en el 3.º murió asesinado por los nativos caribes.

Francisco I decidió apostar aún más por la empresa americana y le encomendó a Jacques Cartier tres nuevos viajes. El 1.º lo emprendió en 1534, en busca de oro y del paso noroeste. Llegó a Terranova y navegó por el golfo de San Lorenzo. El 2.º tuvo lugar entre 1535 y 1536. Remontó el río San Lorenzo hasta la altura de Montreal. Pasó el invierno en un campamento que acabaría siendo Quebec. Y volvió a Francia el año siguiente, convencido de que había explorado parte de la costa oriental de Asia. El 3.º viaje fue realizado entre 1541 y 1542, bajo el mando de Jean-François de Roberval y con Cartier como principal navegante. Tenía como objetivos encontrar riquezas y crear una colonia permanente en el río San Lorenzo. La flota se dispersó, llegando solo Cartier al río San Lorenzo. Fundó la colonia y buscó las riquezas, pero no encontró más que minerales sin valor. De vuelta a Francia, en Terranova, se encontró con Roberval, quien se dirigió a la colonia, al tiempo que Cartier volvía a Francia. Finalmente, la colonia fue abandonada en 1543, por las enfermedades, el mal tiempo y los ataques nativos.

La primera llegada de los portugueses a América fue casual. Pedro Alvares Cabral llegó a las costas de Brasil en 1500 tras desviarse de su ruta en busca de vientos, cuando iba a la India por el sur de África. Al estar dentro de la zona tocante a Portugal en virtud del Tratado de Tordesillas, Cabral reivindicó las nuevas tierras descubiertas en nombre de la corona lusa y envió un barco a avisar a Manuel I. Después volvió a la ruta africana y llegó a la India. Pese a la pérdida de hombres y navíos, el viaje fue un éxito económico, ya que permitió a la corona portuguesa obtener grandes ingresos de la venta de las especias.

Amerigo Vespucci realizó un viaje para la corona portuguesa en 1501, con la misión de buscar un estrecho para poder ir a las Molucas. Recorrió la costa brasileña durante 16 meses y llegó hasta las cercanías del Río de la Plata (o quizá aún más al sur). Vespucci descubrió que la dirección sur-sudoeste de las tierras indicaba la existencia de un paso al sur. Así mismo, consideró que las nuevas tierras pertenecían a una masa continental distinta de Asia.

El nombre de América viene del de Amerigo Vespucci. Las islas y tierras halladas por los descubridores recibieron varios nombres. Los castellanos las llamaban las “Indias” o las “Antípodas”. Los portugueses bautizaron las costas brasileñas como “Vera Cruz” o “Tierra de Santa Cruz”. Colón descubrió en 1498 la desembocadura del Orinoco y viendo su enorme caudal, dedujo que la tierra en la que se encontraba era un continente. Hacia 1504, Pedro Mártir de Anglería acuñó el término Nuevo Mundo.

Amerigo Vespucci publicó entre 1503 y 1505 dos obras, el Mundus Novus y la Carta a Soderini, en las que se atribuía un papel protagonista en el descubrimiento de las nuevas tierras y su identificación como nuevo continente. Los intelectuales que formaban el grupo llamado el “Gimnasio Vosgo”, en la abadía de Saint Dié, quedaron impresionados por la lectura de las obras de Vespucci y decidieron darlas a conocer en un pequeño tratado llamado Cosmographiae Introductio. En dicho texto se sugería que el Nuevo Mundo debería ser llamado América. Y el cosmógrafo Martin Waldseemüller puso el nombre de América en un mapa titulado Universalis Cosmographia que se incluyó en el tratado.

La Cosmographiae Introductio fue un éxito editorial y el vocablo América se propagó rápidamente a otras obras cartográficas. Posteriormente, en 1513, Waldseemüller rectificó en un nuevo mapa, llamando “Terra incognita” al nuevo continente y afirmando que su descubridor había sido Colón, pero ya era tarde. América se había extendido por Europa. En la Península Ibérica y sus colonias se siguió utilizando la denominación “Indias Occidentales”, pero América acabó imponiéndose.

Volviendo a las expediciones portuguesas, durante algunas décadas solo hubo contactos esporádicos con Brasil, relacionados con el interés por obtener palo Brasil (madera con cuyo polvo se hacía tinte rojo). A partir de 1521, la corona lusa persiguió las incursiones francesas. Y en 1530, Juan III envío la primera expedición colonizadora a Brasil, comandada por Martim Afonso de Sousa, que tuvo como resultado la fundación de São Vicente en 1532.

Los portugueses también realizaron viajes al norte de América, para conocer si también allí había tierras que caían en su ámbito de influencia. João Fernandes Lavrador y Pêro de Barcelos llegaron a las islas y tierras del Labrador en 1498 (que recibieron ese nombre en su honor). Fernandes pasó al servicio de Inglaterra, desencantado porque el rey portugués había concedido otras patentes de exploración. Gaspar Corté Real obtuvo licencia real para explorar el oeste. Quiso comprobar si lo descubierto por Caboto pertenecía o no a Portugal. Entre 1500 y 1501 visitó Terranova y alcanzó la península del Labrador. Corte Real no llegó a volver a Portugal. En 1502, la corona envió una nueva expedición, poniendo el frente a su hermano, Miguel Corté Real, que también murió por los mares de América del Norte. Los elevados costes económicos de las expediciones y sus escasos frutos acabaron desilusionando al rey.

Expediciones desde las Grandes Antillas

Por otra parte, también fueron abundantes las expediciones castellanas realizadas por los propios colonos antillanos.

La Española fue la primera colonia castellana en América. Fundada en 1494, fue gobernada con grandes dificultades por Colón. La falta de alimentos, las bajas por enfermedades y la mano dura de Colón al presionar a los colonos bajo su mando (construcción de la ciudad Isabela, realización de exploraciones marítimas, amenazando con el corte del suministro de alimentos) haciéndoles comprender su condición de asalariados (y no de buscadores de fortuna) generó el descontento entre sus acompañantes. Los líderes de la protesta (Bernardo Boíl y Pedro Margarit) aprovecharon la falta del descubridor (que estaba explorando Jamaica) para volver a Castilla e informar de los abusos de Colón a los Reyes Católicos. Estos decidieron destituirle a mediados de 1495. No obstante, Colón volvió a Castilla dejando al frente de La Española a su hermano Bartolomé. Compareció ante los monarcas y recibió la confirmación de sus privilegios en 1497. Y a comienzos de 1498 inició su 3.º viaje. Llegó a la colonia y se encontró con una rebelión de los castellanos descontentos por no poder participar de ninguna forma en las “riquezas” de la isla. Colón tuvo que repartir tierras e indios en encomienda para apaciguar los ánimos y permitió la vuelta a España de los que lo desearon.

A mediados de 1499, los reyes nombraron a Francisco Bovadilla gobernador general de las Indias en sustitución de Colón. Bovadilla llegó a La Española a mediados de 1500 y se congració con los colonos pagando atrasos y concediendo licencias para buscar oro. Además, apresó a Colón y a sus hermanos y los mandó encadenados de vuelta para Castilla.

La búsqueda privada de oro en La Española alcanzó su máximo rendimiento en 1501 y atrajo nuevos colonos. En 1502 llegó a la colonia un nuevo gobernador, Nicolás de Ovando, quien completó en pocos años la conquista de la isla.

En 1503 se creó la Casa de la Contratación en Sevilla, que se convirtió en la entidad organizadora de la explotación del Nuevo Mundo. Las Juntas de Toro (1505) y Burgos (1508) debatieron dos grandes temas: la colonización de la Tierra Firme (la costa de Panamá y Colombia) y, sobre todo, la búsqueda del paso a Oriente.

Desde La Española, Ovando financió nuevas empresas en las islas vecinas y el continente, como las de Juan Ponce de León (en 1508 a Puerto Rico) y Juan de Esquivel (en 1511 a Jamaica). No obstante, la colonización más importante fue la de la Fernandina (Cuba). Aunque Ovando envió una expedición a la isla en 1509, con Sebastián de Ocampo al frente, la ocupación de la isla corrió a cargo de Diego Velázquez en 1511 y la conquista se produjo entre 1513 y 1515.

En cuanto a la colonización continental, la Tierra Firme fue dividida en dos gobernaciones entregadas a Alonso de Ojeda y Diego de Nicuesa, que encabezaron sendas expediciones. Ambas terminaron en desastre y sus supervivientes se reunieron bajo el caudillaje de Vasco Núñez de Balboa en la villa de Nuestra Señora de la Antigua de Darién, fundada en 1510 en la costa atlántica panameña. Balboa logró mantener la colonia y en 1513 alcanzó por primera vez la costa del Mar del Sur, posteriormente llamado Océano Pacífico.

Localizado el paso terrestre, crecieron los esfuerzos por encontrar un estrecho que diese paso al Pacífico por mar.

La vía del sur fue explorada sin éxito por la expedición dirigida en 1515 por Juan Díaz de Solís, que murió devorado por los indígenas el año siguiente en la región del estuario del Río de la Plata.

En los años posteriores, Cuba se convirtió en la base de partida de nuevas expediciones que exploraron el litoral del Golfo de México (Francisco Hernández de Córdoba en 1517, Juan de Grijalva en 1518 y Alonso Álvarez de Pineda en 1519). Y aunque no tuvieron éxito en la localización del paso a Oriente, contactaron con el Estado azteca. Y ese mismo año 1519, Hernán Cortés inició su conquista.

La vuelta al mundo de Magallanes y Elcano

La expedición de la vuelta al mundo fue un proyecto del hidalgo portugués Fernando de Magallanes. Este llegó a Sevilla en 1516 y presentó argumentos científicos que parecían probar que las Molucas estaban en la “parte castellana” del reparto del Tratado de Tordesillas. Así mismo, presentó un proyecto de expedición para ir a Oriente por la vía del sur, mostrándose convencido de la existencia de un estrecho que comunicaba el Atlántico y el Pacífico.

Carlos I dio visto bueno al proyecto a principios de 1518 y lideró la formación de un consorcio internacional que reunió el dinero requerido para la organización de la empresa.

Magallanes salió del puerto de Sevilla el 10-08-1519, al mando de un flota de 5 naos con 237 tripulantes (entre los que estaba un desconocido marino de Guetaria llamado Juan Sebastián Elcano). La expedición hizo escala en las Canarias. Pasó frente a las islas de Cabo Verde y las costas de Sierra Leona, y cruzó el Atlántico hasta llegar a la costa brasileña a la altura de la bahía de Rio de Janeiro a finales de 1519. Navegaron hacia el sur y confundieron el estuario del Río de la Plata con el paso al Pacífico. Tras la decepción, siguieron costeando hasta que se detuvieron en la bahía de San Julián, en la Patagonia, para pasar el invierno austral. Allí, Magallanes abortó con gran dureza un intento de motín. La expedición continuó hasta alcanzar la entrada del estrecho a finales del mes de octubre de 1520. La nao Santiago encalló y se perdió definitivamente. La expedición tardó unos 40 días de complicada navegación en atravesar unos 500 Km de laberínticos canales dotados de numerosas bahías (muchas de ellas sin salida). El tiempo empeoró y una tremenda tormenta estuvo a punto de poner fin a la aventura. Poco después, el navío San Antonio desertó y regresó a Castilla.

Por fin, el 28-11-1520, las 3 naos lograron entrar en el Mar del Sur, atravesando el estrecho que Magallanes bautizó como de Todos los Santos. Encontraron aguas en calma, por lo que llamaron al océano Pacífico. Siguieron navegando durante 4 meses sin avistar tierra y aparecieron el hambre y el escorbuto. Por fin, a principios de marzo de 1221 llegaron al archipiélago de las Marianas (que llamaron Islas de los Ladrones) y poco después a las Filipinas. Allí, Magallanes se inmiscuyó en las guerras de los reyezuelos locales, fue objeto de una emboscada y murió a manos de los indígenas.

Las bajas castellanas obligaron a abandonar la nao Concepción por no tener la tripulación mínima necesaria para manejarla. Los últimas naves, dirigidas por Gonzalo Gómez de Espinosa (Trinidad) y Juan Sebastián Elcano (Victoria), llegaron a las Molucas en septiembre de 1521, haciendo realidad el viejo proyecto de Colón. Las dos embarcaciones cargaron especias y decidieron emprender el regreso a Castilla. Gómez de Espinosa decidió volver por la vía del Pacífico, pero fracasó; a los 6 meses volvió a las Molucas, donde fue apresado por los portugueses.

Elcano siguió la ruta africana. Partió de las Molucas en diciembre de 1521, dobló el cabo de Buena Esperanza y logró llegar a Sevilla el 08-09-1522. Solo 18 de los 237 expedicionarios lograron completar la vuelta al mundo, tras recorrer unos 56.000 Km.

La llegada de Elcano, con su barco cargado de especias, reavivó las esperanzas de la Corona y los particulares en la empresa. La venta de la carga del Victoria sirvió para compensar la inversión y generar beneficios. Por ello, se creó una nueva Casa de Contratación en A Coruña, con el fin de dirigir todo el tráfico con las islas de las especias, y se organizaron dos nuevas expediciones, comandadas por García Jofre de Loaysa (1525) y Sebastián Caboto (1526), que constituyeron fracasos económicos. La ruta era demasiado larga, el paso del estrecho de Magallanes muy complejo y la competencia de los portugueses -ya asentados en las Molucas- muy fuerte, por lo que en 1529, Carlos I decidió vender sus derechos sobre las Molucas por 350.000 ducados para favorecer la alianza lusa contra Francia. La expansión de la influencia portuguesa por el Lejano Oriente obligó a Castilla a fijar su atención en la explotación del continente americano.

Aun así, Hernán Cortés organizó diversas expediciones por la costa occidental americana en busca de un mejor paso que el estrecho de Magallanes; y su sucesor, el virrey Mendoza intentó establecer una colonia en las Filipinas. No obstante, las dificultades para realizar el viaje de vuelta impidieron tal empresa hasta que durante el reinado de Felipe II, Andrés de Urdaneta logró encontrar la forma de realizar el “tornaviaje”, tomando los contraalisios y la corriente de Kuro Sivo frente a las costas del Japón. Este descubrimiento permitió consolidar la colonia establecida en las Filipinas por Miguel López de Legazpi.


Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *