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3. El período Arcaico

El nuevo ecosistema y la búsqueda de nuevos recursos alimenticios

El período Arcaico es también denominado Mesoindio o Precerámico.

Tuvo una duración de unos 4.500 años. Sus fechas de inicio y fin varían por regiones culturales:

  • En Mesoamérica: 7000-2500 a.C.

  • En Sudamérica: 6000-1500 a.C.

El comienzo del Arcaico en la época postglacial se caracterizó por la existencia de una serie de cambios climáticos que modificaron el medio ambiente en el que hasta esos momentos habían vivido los amerindios.

Hubo cambios en el paisaje (desertización de grandes zonas o aparición de bosques o selvas), en la flora y en la fauna. Este último aspecto afectó especialmente a los pobladores, ya que desaparecieron progresivamente los grandes mamíferos (mamuts, équidos, cerdos, camélidos, etc.), que constituían un puntal importante de la dieta. Esta extinción ha sido explicada por distintas hipótesis, como la falta de agua, el descenso del volumen de vegetación comestible o la caza creciente por el hombre.

Los pobladores tuvieron que adaptarse al nuevo ecosistema y para ello tuvieron que buscar fuentes alternativas de alimentos, como la caza de nuevos animales (fundamentalmente, de pequeño tamaño), la pesca y la recolección de moluscos y crustáceos en las zonas fluviales y costeras, o la recogida de frutos, semillas y raíces silvestres. Y esta tendencia les llevó con el paso de los milenios a la producción de sus propios alimentos, por medio de la agricultura y, en menor medida, de la ganadería.

La especialización en la consecución de uno o varios de estos tipos de alimentos tuvo una influencia decisiva en el tamaño de los grupos humanos, la tipología de los asentamientos, su grado de sedentarización y su tecnología.

En las zonas interiores, los amerindios se vieron obligados a utilizar diferentes fuentes alimenticias (caza, recolección de recursos silvestres). Sus asentamientos solían ser campamentos temporales o estacionales (con viviendas perecederas, hechas con cañas o paja). El número de componentes dependía de la disponibilidad de alimentos. Y el recurso al nomadismo era la solución en situaciones de carestía (los grupos se dispersaban en microbandas de base familiar).

En las zonas costeras, los pobladores se especializaron en la explotación de los recursos marítimos. Su existencia durante todo el año permitió la progresiva sedentarización de los pueblos, el crecimiento demográfico y la construcción de asentamientos en aldeas permanentes (con viviendas de madera, adobe o piedra en superficie o excavadas, centros comunales y ceremoniales).

La tecnología del Arcaico tuvo una relación directa con las actividades de subsistencia. Los útiles eran de materiales muy diversos: piedra, madera, hueso, conchas, caña, cuero, cestería, tejido… Y tenían fines muy variados: transporte y almacenaje de alimentos recolectados (cestas, molederas y machacadores), caza (puntas para dardos y trampas), pesca (anzuelos), necesidades vitales (utensilios de cocina o para comer), objetos decorativos, artísticos o ceremoniales, etc.

En cuanto a la organización social, los pobladores del Arcaico vivían en bandas, esto es, grupos de unas 100 personas -como máximo-, que podían dividirse en microbandas familiares en los tiempos de escasez. La propiedad era comunal, tanto de la tierra como de los recursos naturales (no había propiedad privada). La sociedad era igualitaria, sin diferencias económicas, de prestigio o de poder. No había líderes, salvo en momentos de necesidad, en los que la elección se realizaba de forma pragmática (por la experiencia en la consecución de una determinada fuente de alimentación). Tampoco había roles especializados, con la única excepción del shamán, poseedor de poderes especiales, adquiridos gracias a la comunicación personal con seres sobrenaturales, y que eran utilizados en beneficio del grupo (curación de enfermedades, adivinación, magia, hechicería, etc.). Contaban con un complejo ceremonialismo funerario (enterramientos con ajuar) y tenían mecanismos de control de la población (infanticidio ceremonial, sacrificios humanos y, en algunos casos, canibalismo).

El origen de la producción de alimentos

La característica cultural más importante del Arcaico fue el inicio de la producción de alimentos por medio de la domesticación de las plantas y, en menor medida, de los animales.

Las pequeñas bandas dedicadas a la caza de animales menores y a la recolección de plantas silvestres fueron las que dieron los primeros pasos en este lento, difícil y gradual proceso que, lejos de ser el fruto de una revolución, se desarrolló a lo largo de miles de años.

La domesticación de las plantas tuvo, al menos, tres focos distintos:

  • Las tierras altas mesoamericanas (maíz, calabaza, fríjol y aguacate).

  • Los altiplanos de los Andes centrales (patata, quinoa, fríjol, calabaza).

  • Las tierras bajas del Caribe sudamericano (madioca, batata, cacahuete, achira).

Los tres principales cultivos fueron el maíz, la patata y la mandioca.

El desarrollo agrícola se vio afectado por distintos condicionantes, como la presión demográfica, la reducción estacional de la caza o de los recursos alimenticios recolectables, la tendencia a la sedentarización, la perdurabilidad y el carácter almacenable de las plantas domesticadas y su influencia en el crecimiento demográfico de los grupos (lo más numerosos tenían más fuerza para competir por las mejores tierras o recursos naturales).

Por último, destacamos los principales yacimientos del Arcaico:

  • Mesoamérica: Tamaulipas, Chiapas, Valle de Tehuacán, El Riego y Oaxaca.

  • Costa peruana: Chilca, Río Grande, Huaca Prieta, Cerro Prieto y Las Haldas.

  • Sierra peruana: Kotosh.


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