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La Unión. Sociedad Feminista de Resistencia y Socorros Mutuos

Enmarcada en la experiencia del sindicalismo autónomo femenino de corte socialista, La Unión. Sociedad Feminista de Resistencia y de Socorros Mutuos fue creada en Elche en 1900, siendo la primera sociedad autodenominada feminista de la localidad. La Unión estuvo formada principalmente por obreras de la industria alpargatera ilicitana. Así, desde 1901, las primeras reivindicaciones giraron en torno a los bajos salarios, a las diferencias de estos entre unos talleres y otros, y a los malos tratos que cometían los patronos y a sus amenazas de despido ante la negativa de las asociadas de no aceptar una baja remuneración.

Compartía espacio físico con el Círculo Obrero Ilicitano, situándose su sede en el antiguo palacio del Duque de Béjar. Bajo los principios del socorro mutuo, La Unión disponía de un cuadro médico propio, así como de una escuela nocturna. Hacia 1921, La Unión contaba con personal en los barrios Centro, Arrabal y Llano, ofreciendo una cobertura médica casi total en la geografía urbana de la localidad (Semanario Trabajo, 19 de junio de 1921). A los cinco meses de su creación, la sociedad contaría con 1.200 socias.

Fuente: Elaboración propia a partir de la documentación citada

A lo largo de la existencia de La Unión, la Junta Directiva se renovó de forma recurrente de un año a otro. Distintas mujeres ocuparon los puestos de dirección de La Unión, destacando a Amalia Mendiola Blasco como primera presidenta, así como a Antonia Mendiola Blasco, María Amorós Urbán, Francisca Flores García, Amparo Ferrando Lledó, Concepción Agulló Marco, Josefa Fuentes Martínez, María García Ferrero, Asunción Campos Martínez, Teresa Porcel Sánchez o Clara Aznar Rodríguez, asociadas que desempeñaron cargos en la dirección de forma repetida a lo largo de los años.  

Las mujeres de La Unión defendieron discursos que relacionaban la doble opresión por clase y por género, haciendo hincapié en que la mejora de la condición política y económica sería beneficiosa para “el mejoramiento” de la condición de género. El asociacionismo se planteó como la base estratégica de la conquista de sus aspiraciones. Fue a partir de 1903 cuando La Unión adquirió un perfil concreto de carácter de sociedad mutualista dedicada a la cobertura sanitaria y al socorro mutuo entre sus asociadas, siempre enmarcada en los planteamientos de la ideología socialista. Durante el primer tercio del siglo XX las trabajadoras socialistas de La Unión llevaron a cabo sus reivindicaciones a partir de cuatro ejes de identidad: como mujeres, como madres, como trabajadoras y como socialistas. Siguiendo esta línea, fueron reiterativas las referencias a la mujer como persona autónoma, como sujeto de derechos que piensa por sí misma, aunque refiriéndose a sí mismas en ocasiones como “el sexo débil”, una expresión muy frecuente en la época. Así lo evidencian escritos de 1910 como el de Asunción Porcel, socia de La Unión, en un contexto en el que otros escritos como el de Manuela Barceló seguían líneas reivindicativas similares.

Asunción Porcel en Trabajo, 21/05/1910 (Izda.), Manuela Barceló en Trabajo, 10/07/1910 (Dcha.)

El 21 de octubre de 1900 se aprobaba su reglamento y se constituía oficialmente como organización, contando con estatutos propios y una primera Junta Directiva compuesta por Amalia Mendiola Blasco como presidenta, Ángela Asencio Botella como vicepresidenta y Encarnación Gómiz Ripoll como secretaria. La vicesecretaría la ocuparía Antonia Calvo Mendiola, siendo vocales Adela Martínez Quevedo, María García Ferrero, Clara Aznar Rodríguez, Remedios Torres Irles y Josefa Maciá Torres. Tras la aprobación de sus bases, el primer comunicado de La Unión apareció el 27 de octubre de 1900, tratándose de una exposición de principios dirigida a las obreras ilicitanas, que reivindicaba la importancia del asociacionismo femenino, la relevancia de las sociedades de socorros mutuos y sus derechos como mujeres y ciudadanas, recalcando la falta de atención que hasta entonces se les había prestado en espacios obreros eminentemente masculinizados. 

Primer comunicado de La Unión, 27/10/1900

En la prensa, es notable el cambio de nombre con el que la sociedad aparece, pues desde 1900 se constituyó como La Unión. Sociedad Feminista de Resistencia y Socorros Mutuos, aunque ocasionalmente se denominó “Femenina”. 

En junio de 1902, La Unión organizaba su primera huelga. Tuvo lugar en el sector del textil, dirigiéndose contra Francisco Ferrández, uno de los fabricantes más importantes de la localidad. El motivo de la huelga fue la demanda del aumento salarial. En agosto del mismo año actuaron de forma semejante ante el maltrato verbal que seis obreras sufrieron por parte de Cayetano Antón Cascales, el cual fue notificado a la Junta de La Unión, y al enterarse el patrono alpargatero de que su asunto iba a ser tratado, decidió despedir a las obreras. 

En el comunicado emitido con motivo de su segundo aniversario, se celebra el aumento de socias en la sociedad, y se reclama, apelando a los hombres “amantes del progreso”, el acceso de las mujeres a la vida pública, a la ilustración y a la educación. El comunicado concluye con una reafirmación de la importancia de los principios del asociacionismo femenino, la resistencia femenina y la solidaridad obrera. En su tercer aniversario, La Unión publicó otro comunicado en que pone el foco en el llamamiento a las mujeres ilicitanas para lograr su filiación a la sociedad. Además, por acuerdo de la Junta directiva, el 20 de septiembre de 1903, día de publicación del comunicado, las enfermas con derecho a socorro percibirían doble cuantía.  

Para septiembre de 1904, se plantea un incremento de 5 céntimos de peseta en la cuota semanal, elevándose paralelamente la cuantía a percibir por socorro. Además, se celebró una velada conmemorativa en honor al cuarto aniversario, en el salón de sesiones del Círculo Obrero Ilicitano. En 1905, La Unión comenzaba a ofrecer pensiones vitalicias por invalidez y por vejez, modificándose los estatutos para ello. Asimismo, volvieron a incidir en la importancia del asociacionismo y exhortando a las obreras ilicitanas a unirse a la sociedad. 

Al término de 1909, desde La Unión se reivindicó la importancia del asociacionismo femenino bajo principios biológicos, argumentando que la mujer “por su constitución orgánica está más predispuesta a adquirir un sin número de enfermedades que no son comunes en el hombre”, siendo el asociacionismo necesario para prevenir tales inseguridades.

A inicios de 1910 se dio una renovación integral en la composición de la Junta Directiva respecto a los años anteriores, destacando que Francisca Martínez Ibernón ocupó la presidencia, y las hermanas Teresa y Carmen Porcel Sánchez la secretaría y vicesecretaría, respectivamente. En 1910, las sociedades de obreras como La Unión El Despertar Femenino tuvieron una importante presencia en el 1º de mayo, apareciendo sus asociadas en primera fila junto a los miembros del Círculo Obrero Ilicitano. Así, el manifiesto emitido por las distintas agrupaciones socialistas y sindicatos fue firmado por Asunción Porcel en representación de La Unión, y por Francisca Amorós en representación de El Despertar Femenino.  

Fuente: Elaboración propia a partir de la documentación citada
*No se explicita en las fuentes la cifra para el capital a 12/1905; se ha mantenido la cifra anterior (12/1903) para este año

La Unión mantuvo su actividad hasta la Segunda República, funcionando junto a El Despertar Femenino como alternativa o contrapeso al asociacionismo católico que había empezado a desarrollar estrategias de socorros mutuos. 

Autoría: Pablo Navarro Sax

Fuentes:

  • Bibliografía:
    • Aguado, Ana M. (1996). Trabajo, género y clase: Mujeres socialistas, mujeres feministas. Entre la marginación y el desarrollo: Mujeres y hombres en la historia: Homenaje a María Carmen Garcia-Nieto, 199-210.
    • Aguado, Ana M. (2010). Cultura socialista, ciudadanía y feminismo en la España de los años veinte y treinta. Historia Social, 67, 131-153.
    • Gómez Martínez, María Rosa & Monge Juárez, Mariano (2022). El sexo social, orígenes del movimiento obrero y feminista en una ciudad del Mediterráneo occidental: Elche, 1884-1903. Arenal: Revista de historia de las mujeres, 29(1), 75-96. 
  • De archivo:
    • AHME (Archivo Histórico Municipal de Elche), b257: 873
    • AHME, b258: 24, 33, 81, 87, 193, 237, 334, 446.
    • AHME, b259: 451. 

Ventura Martí Pérez

Fuente: http://www.alteamipueblo.es/personajes.php (Izq.), Revista Altea, 204, mayo 1996, p.15 (Dcha.)

Natural y vecina de Altea, nació en el año 1913. Fue cuidadora de niños y niñas refugiados en una colonia infantil y miembro de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT). En sus propias palabras, se afilió al sindicato anarquista “para ayudar a los más necesitados, porque habían muchas familias que pasaban hambre”. En su militancia, llegó a desempeñar el cargo de secretaria de la sección femenina de la CNT en Altea. En sus años de juventud fue una gran aficionada del teatro y de la poesía, relacionándose con otras personas que compartían dichos gustos, con las cuales formaría un grupo artístico.

En los últimos días de la Guerra Civil, Ventura Martí marchó al exilio. La mañana del 28 de marzo de 1939 consiguió subir a un camión que recorría los municipios costeros para llevar a las personas que marchaban al exilio al puerto de Alicante. Allí consiguió embarcar en el buque británico Stanbrook a la edad de veintiséis años y estando embarazada, acarreando consigo lo puesto, una muda y unas monedas de oro. Ventura recuerda el horror vivido en aquella travesía debido a la sobrecarga del barco, a la falta de víveres y al temor de un posible ataque enemigo al barco. El destino de la embarcación fue Orán, donde llegó al cabo de un día.

Ficha de la Brigada Político-Social
Fuente: Centro Documental de la Memoria Histórica (CDMH)

Allí, las personas exiliadas fueron trasladadas a una antigua prisión convertida en albergue, siendo repartidas a los tres días en varios domicilios de la ciudad. En Orán, Ventura Martí trabajó limpiando casas y ventanas hasta que su hijo nació. Recuerda recibir las noticias de lo que sucedía en España a través de una de sus enfermeras.

Dos años después regresó a Altea, según afirmó en una entrevista, “con cierto temor a represalias y a que me metieran en la cárcel”, sin embargo, explica que recibió un buen trato a su llegada, especialmente por el alcalde de entonces, Joan Batiste Orozco, al cual conocía desde pequeño. Recuperada de las fiebres tifoideas con las que llegó a Altea, Ventura Martí completó el Bachillerato, haciéndose comadrona para asistir en los partos a las mujeres de la localidad.

Autoría: Pablo Navarro Sax

Bibliografía:

  • Martí Pérez, Ventura. Archivo de la Democracia. El exilio republicano en el norte de África. Disponible en https://archivodemocracia.ua.es/es/exilio-republicano-africa/9.- biografias-y-testimonios/m.html
  • Miralles Martínez, Alberto & Instituto Alicantino de Cultura Juan Gil-Albert. (2017). Altea: la gestió d’un municipi de la rereguarda republicana en la guerra civil i el destí dels seus gestors (1936-1939). Institut Alacantí de Cultura Juan Gil-Albert. Alicante.
  • Revista Altea, 165, febrero 1993, p.13 (Archivo Municipal de Altea).
  • Revista Altea, 204, mayo 1996, p. 15 (Archivo Municipal de Altea).

Asociación Católica de Sirvientas Hijas de Santa Zita

El sindicalismo católico femenino estuvo muy extendido en el primer tercio de siglo en España. Los sindicatos y organizaciones surgieron con el objetivo de difundir los principios del catolicismo, garantizar la moral pública y defender ciertos derechos de las trabajadoras. Algunas organizaciones agruparon a mujeres que trabajaban en el servicio doméstico. Por ejemplo, en julio de 1920, la Federación Regional de los Sindicatos Femeninos, con presencia en las tres provincias valencianas, celebró su I Asamblea Regional. Demandó una regulación del descanso, un salario mínimo, condiciones dignas de vivienda y una separación de las habitaciones de criados y criadas.

En la ciudad de Alicante a principios del siglo XX existía la Asociación Católica de Sirvientas Hijas de Santa Zita, que estaba establecida en la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, hoy desaparecida. Según La Voz de Alicante, organizaba actos religiosos, como ejercicios espirituales y fiestas en el día de su patrona.

Autora:

Isabel Domenech Jiménez

Fuentes y bibliografía:

Palacio Lis, Irene: Mujer, trabajo y educación /Valencia 1874-1931), Valencia, Universidad de Valencia, 1992.

La Voz de Alicante, 23-2-1906, 4-1-1908, 6-2-1909 y 22-4-1909.

La Unión Tabaquera

La primera organización obrera de la Fábrica de Tabacos en Alicante fue la que se constituyó en el año 1910 por parte de las cigarreras que crearon una sociedad obrera bajo el nombre de “La Feminista”. Desde 1911 sus integrantes participaron en las manifestaciones del Primero de Mayo, llegando a tener bajo sus filas a mujeres trabajadoras que desempeñaban otros oficios.

La organización de las cigarreras en Alicante despertó un movimiento asociativo por toda España que acabaría derivando en la formación de un movimiento de cigarreras. El periódico El Luchador recogió en sus páginas que el 18 de octubre de 1918 se produciría una reunión en Madrid de las cigarreras de toda España, donde las alicantinas participaron, habiendo sido las precursoras de ese movimiento asociativo por toda España.

Tras varios encuentros, en 1919 en una asamblea que se produjo en la Casa del Pueblo de Alicante y que contaba con la participación de cigarreras de toda España, se reunieron unas 3000 personas para explicar las bases presentadas a la Compañía de las doce fábricas de tabacos de toda España. Se acordó entre otras cosas un aumento del jornal del 35%, un socorro en caso de enfermedad y la obtención por parte de los familiares de las trabajadoras de un trabajo en caso de que hubiera vacantes en la fábrica.

Tras este encuentro se logró crear en Alicante la “Unión Tabaquera” que contaba con 400 adscritos entre hombres y mujeres y estaba relacionada con el resto de las asociaciones de tabaqueras de toda España. Tanto es así, que las cigarreras alicantinas a finales del mes de agosto de 1919 se solidarizaron con las compañeras de Cádiz haciendo un paro de 5 horas por las trabas que encontraron las gaditanas para crear su propia asociación.

En la Fábrica de Tabacos se dio un enfrentamiento entre las maestras( que eran las que mandaban en la fábrica) y las no asociadas contra las asociadas a la organización sindical, esto tensó el ambiente ya que las maestras, recibían gratificaciones por parte de las trabajadoras y es algo que el movimiento sindical prohibió, debido a esto se realizó una distinción dentro de la propia fábrica de entre “rojas” (mujeres asociadas a la Unión Tabaquera) y “amarillas” (mujeres no asociadas y al servicio de las maestras).

La labor asociativa seguía siendo importante en el año 1920 para la unión de cigarreras, en Alicante contaban con el apoyo de los socialistas y estos acudían a Madrid a numerosos mítines en defensa de la Unión Tabaquera. La actividad sindical en la Fábrica de Tabacos de Alicante iba creciendo con el paso del tiempo, se volvió a pedir un aumento de sueldo al Ministerio de Hacienda, firmado por el socialista Ángel Martínez y se defendió la situación que vivían sus compañeras de Logroño, Cádiz… Pero el sindicato alicantino tenía un problema, el diario El Dia denunciaba en sus hojas las presiones a las que estaban sometidas las trabajadoras no asociadas al sindicato, para ello, se convocó una asamblea en la Casa del Pueblo, que supuso la creación de una cooperativa de Consumo de la Unión Tabacalera en la calle Valencia de Alicante en el año 1922, que tendría el objetivo de entablar relaciones con las compañeras no asociadas.

En abril de 1922 se celebró una reunión en la Casa del Pueblo de Alicante, donde se juntaron una cantidad ingente de trabajadoras de la fábrica, de esta manera, se informó a las asistentes  sobre la deplorable situación en la que se encontraban las cigarreras del resto de España, poniéndose de manifiesto las siguientes conclusiones:

  1. “Protestar enérgicamente de los atropellos cometidos por la Compañía Tabacalera y sus jefes de las Fábricas de Madrid, Logroño, Cádiz, Santander y Sevilla.
  2. Exigir una urgente revisión de los expedientes de las fábricas de Cádiz y Sevilla, que sean resueltos favorablemente los de Logroño, y levantados los castigos a las operarias de Madrid y Santander.
  3. La Sección Unión Tabaquera de Alicante declara hallarse dispuesta a cumplimentar cuantos acuerdos emanen de la Federación encaminados a que sean prontamente reparadas todas las injusticias de la Tabacalera.
  4. Insiste una vez más la Sociedad de Alicante en que por la Compañía y el estado sean concedidas las mejoras reclamadas por la Federación en sus dos aspectos, morales y materiales.
  5. Invitar a todas las cigarreras y tabaqueros de la Fábrica a que se incorporen a la organización para que todos unidos poner coto a los abusos de la Tabacalera, y que los derechos de todas las cigarreras españolas sean cumplidamente atendidos y respetados” (El Luchador, 5-IV-1922, citado por Francisco Moreno en https://alacantobrera.com/2014/10/01/5_la-organizacion-sindical/ )

En muchas ocasiones las mujeres que trabajaban aquí eran las abanderadas de esos movimientos nacionales que se llevan a cabo en favor de las cigarreras de toda España.  El apoyo de los socialistas y muchos de los beneficios que tenían las trabajadoras con aumentos de sueldo, mejora en maquinaria, etc., hacen de la Fábrica de Tabacos un referente a nivel nacional.

Tras la llegada de la Segunda República la Unión Tabaquera procedió a la construcción de un edificio social, con las aportaciones de las trabajadoras y trabajadores de la Fábrica de Tabacos. Se inauguró en 1934 y contaba con escuela, salón de actos y biblioteca. Con el final de la Guerra Civil en Alicante fue incautado por Falange en 1939.

Grupo de operarias en el patio de la fábrica de tabacos. Fuente: https://alacantobrer.files.wordpress.com/2014/10/antiguo-grupo-de-operarias-en-el-patio-de-la-fc3a1brica-de-tabacos_alicante-vivo.jpg

Trabajadoras en la década de los años 20. Fuente: Libro “Las cigarreras de Alicante”

Autor: Manuel Gallego Giménez

BIBLIOGRAFÍA

  • Garis Puerto, Natalia, “Carmen Martínez y Asunción Lledó: dos experiencias de compromiso y solidaridad en la Fábrica de Tabacos de Alicante”, en Helena Establier Pérez y Mónica Moreno Seco (eds.), Modernas, luchadoras y pioneras. Mujeres alicantinas de la Edad de Plata, Universidad de Alicante, Alicante, 2021, pp. 253-283.
  • Lanceta Aragonés, Teresa (2013). Mujeres e industria tabaquera en Alicante. Alicante. Ediciones del Bullent
  • Morate, Benito, Lucía (Coordinadora) (2022). Las cigarreras de Alicante. Alicante. Disponible en pdf en: https://www.alicante.es/sites/default/files/documentos/202206/cigarreras-alicante.pdf
  • Moreno Sáez, Francisco “Los orígenes de la organización obrera en la Fábrica de Tabacos de Alicante”, en AA.VV., Hechos y dichos de una tradición. Alicante, 1994, págs.101-103.
  • Moreno Sáez, Francisco (2014). Alacant obrera. Disponible en: https://alacantobrera.com/2014/10/01/5_la-organizacion-sindical/
  • El Luchador, 2 de junio de 1921, 11 de julio de 1921 y 4 de abril de 1922.

FETE (Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza)

La Federación Española de Trabajadores de la Enseñanza (FETE) fue la agrupación de la Unión General de Trabajadores (UGT) de docentes.

El asociacionismo de docentes en España fue creciendo en importancia a lo largo de los primeros treinta años del siglo XX, cuando la escuela pasó a depender del Estado y el personal del magisterio se convirtió en funcionario. Estas asociaciones buscaban un reformismo cultural y social, así como planteaban reivindicaciones económicas y laborales del magisterio. Las primeras agrupaciones integraban generalmente sólo a docentes de una localidad o partido judicial a causa de las pésimas condiciones laborales y económicas que soportaban maestras y maestros. A partir de 1912, se formaron la Asociación General de Maestros (vinculada a la UGT en 1919), la Unión General de Maestros y la Liga de Maestros Rurales.

En abril de 1931 se creó la FETE, a partir de la Asociación General de Maestros. En ella se afiliaron no sólo maestros y maestras socialistas sino también republicanos y republicanas de distintas corrientes. Durante la II República los sindicatos de docentes tuvieron unos objetivos administrativos y económicos comunes: la equiparación salarial con otros funcionarios, organizar actividades para los docentes…

Desde el comienzo de la Guerra Civil, todo el profesorado tuvo que afiliarse a un sindicato para pasar la depuración republicana y cobrar las nóminas. Tanto FETE como CNT colaboraron con el Ministerio de Instrucción Púbica para elaborar el Plan de Estudios para la Escuela Primaria de 1937 y presionaron para conseguir una subida de salario a los docentes dada la carestía de los productos básicos. También ambos sindicatos organizaron campañas educativas en el frente y colonias escolares en la retaguardia.

Por otra parte, a pesar de la guerra, continuaron algunas actividades de formación permanente. Organizado por la FETE se celebró en Novelda, a primeros de junio de 1937, una Semana Pedagógica y otra en Alcoy al mes siguiente.

Las maestras de la provincia de Alicante no fueron muy proclives a la afiliación sindical. Solo tenemos noticia de la integración de 21 maestras en FETE, 14 en UGT, 4 en CNT y 2 estudiantes en la FUE. El número de maestros afiliados era mayor, pero tampoco muy elevado: 79 en total, en su mayoría también a FETE.

Las maestras con alguna responsabilidad en un sindicato eran escasas. Tuvieron cargos en FETE: María Martínez Más, que fue vicepresidenta de FETE en Callosa D’Ensarriá y María Sellés Berenguer, que fue fundadora del sindicato en Alicante. Por lo dicho anteriormente se deduce que ni siquiera dentro del magisterio las mujeres alcanzaron las mismas cotas de representación ni de autoridad sindical durante la II República.

 

Autora: Isabel Domenech Jiménez

Sindicato Profesional femenino de Obreras Católicas de Orihuela

La fábrica de la seda de Orihuela, núcleo importante de la economía de la ciudad en los años 20 y 30 del siglo XX, fue inaugurada en 1928 por el empresario Alberto Noguera y el ingeniero y director milanés  Giuseppe Sironi. Esta fábrica contaba con un total de 109 mujeres trabajando en su interior en el año de inauguración, y, se preveía que para 1929, cuando las obras de la Fábrica se acabaran por completo, se aumentara la mano de obra hasta un total de 250 mujeres.                                                                                               

La “Federación de Sindicatos Femeninos de Obreras Católicas de Orihuela” y, en concreto, su “Sindicato Profesional de Obreras de la Fábrica de la Seda de Orihuela” en septiembre de 1929 presentaron las bases frente al Consejo Local del Trabajo y, un mes después, las mujeres sederas de Orihuela decidieron proclamarse en huelga. Reclamaban un horario laboral de 8 horas (el cual estaba establecido por ley desde hacía diez años) y también la equiparación de sus sueldos al de otras fábricas sederas, ya que era muy inferior. También reclamaron que se fijaran unas normas en el aprendizaje del oficio y que ellas también quedaran dentro de la Ley de Accidentes del Trabajo. 

Tras la Guerra Civil, la producción de la seda había descendido notablemente y los agricultores vieron más rentable la tala de moreras y su sustitución por otros cultivos con mayor rendimiento económico,  por lo que las obreras sederas vieron peligrar sus puestos de trabajo otra vez. Finalmente, la Federación Católico-Agraria (futura Caja Rural Central) decidió actuar y adquirió cooperativamente la Fábrica a los herederos de Alberto Noguera por 750.000 pesetas en noviembre de 1939. 

Fuentes:

  • Mazón Albarracín, A. (2010) La Segunda República y la Guerra Civil vistas desde el puente de Rusia,  Ajomalba
  • Galiano Pérez, A. (2019) De la Federación a la Caja Rural Central de Orihuela. Cien años de Historia, Caja Rural Central de Orihuela

Autora: Ángela Pérez García

Rosario Hernández Sandoval

     Natural de Arneva, pedanía de Orihuela, Rosario Hernández estuvo afiliada a la UGT durante los años de la Guerra Civil. En abril de 1939, tras haber sido acusada por denunciar a un vecino, José Ortuño, al que después mataron durante la guerra, ingresó en la prisión hasta que en 1940 fue puesta en libertad condicional. A pesar de todo, a finales de ese mismo año volvió a entrar en la cárcel.

   En 1941 fue enviada al Reformatorio de Alicante donde asistió a un Consejo de Guerra que la condenaría por auxilio a la rebelión y enviada a la cárcel de Monóvar en agosto donde permanecería con una condena atenuada desde octubre de ese mismo año.

FUENTES:

  • Hernández Sandoval, Rosario. En. Archivo de represaliados de Alicante (online).Consulta 1 de marzo de 2022. Disponible en: https://apps.veu.ua.es/archivo_represaliados/records/11146 
  •  Mazón, Antonio J. (2010). La II República y la Guerra Civil en Orihuela vistas desde el Puente de Rusia. Pág 400

AUTORA: Judit García García

Sindicato de Obreras Conserveras, Agricultoras, Sastresas y Similares de Almoradí

Con la llegada de la República, en muchos pueblos de la Vega Baja se crearon nuevas formaciones políticas. La UGT era el sindicato que más influencia tenía en el municipio de Almoradí. Según señala Teresa Rodríguez en una entrevista realizada por Antonio González, este sindicato se ocupaba de los jornaleros relacionados con la industria y la tierra pero no podían participar mujeres. Es por ello que junto con un grupo de mujeres decide crear, dentro de la misma UGT, el Sindicato de Obreras Conserveras, Agricultoras, Sastresas y Similares.

Teresa Rodríguez ocupó el cargo de presidenta de dicha organización que se popularizó entre las muchachas de la localidad en los meses siguientes. Sus objetivos se centraron en el ámbito laboral destacando la lucha por la jornada de ocho horas, el pago de horas extraordinarias y el descanso los sábados. 

FUENTES:

  • Gónzalez Lucas, Antonio (1999).  Almoradí en la memoria. Págs 51.

AUTORA: Judit García García