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La BUA en primera persona. Toñi Iniesta

Hoy os presentamos ‘en primera persona’ a nuestra compañera Toñi Iniesta que actualmente podéis encontrar desempeñando sus funciones en el espacio de la Mediateca (Biblioteca General).

Toñi lleva un período ininterrumpido de 13 años prestando sus servicios en diferentes unidades y bibliotecas de la BUA: Filosofía y Letras, Depósito, Educación… transcurso que define como “auténtico privilegio” puesto que desde su infancia se reconoce rendida al universo de los libros y todo lo que les rodea. Nos confiesa abiertamente que ha tenido oportunidades y ofertas para abandonar el servicio bibliotecario y, cambiando de turno, trabajar en otros destinos de la Universidad… pero (ahí viene el pero) el fiel de la balanza se inclina poderosamente hacia la satisfacción cotidiana que le ofrece el trato con el usuario y usuaria, el ambiente que la rodea, el personal de la biblioteca y el material del que se ocupa cada día. Además de atender el préstamo y devolución, colocación de carátulas y tejuelado del material depositado en el servicio, manejo de la sala multimedia, y de realizar puntualmente alguna tarea de tipo más técnico, Toñi es la encargada de elaborar el contenido que nos muestra la pantalla de TV ubicada en el servicio, que presenta, explica y fomenta todo el fondo y equipo disponible en Mediateca. Y además la podemos encontrar siempre en primera fila en el momento de ofrecerse para emprender un desempeño novedoso, una colaboración en otro servicio o participando en la atención del stand de bienvenida que cada año organiza la BUA  para recibir al nuevo alumnado y dar por inaugurado el curso académico.

… Y Toñi pasó al otro lado del espejo. Entramos en su faceta más personal y desconocida: la de escritora. Nuestra compañera reconoce su fascinación por la capacidad inefable que tienen quienes narran historias recreando mundos al tiempo idénticos y diversos en cada lectora o lector. Ella ha querido pasar a ese lado y montar el escenario de palabras para que nosotros demos vida a personajes cuyas situaciones se desarrollan en nuestra imaginación.

Las obligaciones de la vida familiar se lo habían impedido hasta ahora, aunque fue precisamente “una triste situación personal” la que a la vez le otorgó el tiempo suficiente para que paso a paso, portátil en ristre, juntando en un principio frases y pensamientos deslavazados con el único afán de la evasión, fuera componiendo la primera parte de una novela que iremos descubriendo a la antigua usanza, por entregas.

“Mi vida se derrumba como un castillo de naipes a mis pies, sin poder evitarlo”. Esa fue la primera frase que escribió, la recuerda con exactitud y nosotros la queremos dejar reflejada aquí, de la misma manera. Frase que, sin embargo, no encontraremos hasta la mitad de la segunda parte, aproximadamente.

Toñi ya tiene publicada la primera parte de su novela, “Vivir en voz baja”, a la que encuadra en el género romántico apoyado en un cóctel entre la realidad y la ficción (aquí podéis leer las páginas iniciales); en la segunda parte (acabada y aún sin publicar, pero con el propósito de no dejar pasar mucho tiempo entre ambas) la intriga se abre paso en la trama; y una tercera parte todavía en ciernes. Nos cuenta que el tema médico forma parte del decorado de fondo y, sin poder ser completamente exhaustiva en su conocimiento, sí que hay un interés confeso en documentarse en la medida de lo posible sobre el tema.

Finalmente nos apunta que está acabando 4º curso del Grado de Turismo aunque todo ello a fuego lento porque: “yo voy muy despacio en todo”…; nada que objetar Toñi, más bien al contrario, porque como tod@s sabemos, aunque muchas veces nuestra hiper-revolucionada vida actual nos haga olvidarlo, ‘piano piano si arriva lontano’.


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… la justicia, no es solo cuestión de fondo. Sobre todo, es cuestión de forma. Así que no respetar las formas de la justicia es lo mismo que no respetar la justicia. Lo comprende, ¿verdad? -Melchor no dice nada; el subinspector esboza una sonrisa tolerante-. Bueno, ya lo comprenderá. Pero acuérdese de lo que le digo, Marín: la justicia absoluta puede ser la más absoluta de las injusticias.

Terra alta / Javier Cercas

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