“La pintura tiene algo que no se puede explicar, y es algo esencial. Te acercas a la naturaleza con tus teorías y ella te las echa todas abajo” (Pierre-Auguste Renoir).
Renoir, una aproximación a la vida de uno de los grandes pintores impresionistas, a los últimos años de su vida, marcados por la enfermedad, que merma sus facultades físicas, pero no le impide seguir pintando y mantener una actitud vitalista y optimista.
Zero Dark Thirty, un título preciso, hace referencia a la hora de la madrugada (0.30 am) del 2 de mayo de 2011, momento en el que un comando SEAL de los marines penetró en “la hipotética” residencia de Bin Laden en Abbottabad (Pakistan) para capturarlo.
Un film de suspense, un viaje a Génova de la mano del director británico Michael Winterbottom. Una terapia familiar tras un accidente de coche y una pérdida. Un drama familiar, en el que un padre y sus dos hijas buscan otros ambientes, otros horizontes, en dónde mitigar el dolor de esa pérdida y empezar una nueva vida.
Vuelve Quentin Tarantino, esta vez con un Western de estilo clásico, pero con el sello inconfundible Tarantino. No es Pulp Fiction, su opera prima, esa quedó entre las películas de culto, un thriller de acción con escenas muy duras. Django desencadenado, quizá es algo más comedida en las escenas de violencia, “endulza” la historia con pinceladas de humor y con una magnífica banda sonora variada (música de spaghetti western, rap, Beethoven…).
… la justicia, no es solo cuestión de fondo. Sobre todo, es cuestión de forma. Así que no respetar las formas de la justicia es lo mismo que no respetar la justicia. Lo comprende, ¿verdad? -Melchor no dice nada; el subinspector esboza una sonrisa tolerante-. Bueno, ya lo comprenderá. Pero acuérdese de lo que le digo, Marín: la justicia absoluta puede ser la más absoluta de las injusticias.