Home » Efemérides » El bombardeo de las ocho horas

El bombardeo de las ocho horas

Estos días se cumplen 85 años del bombardeo popularmente conocido como «el bombardeo de las ocho horas». El 28 de noviembre de 1936, desde las 19:50 horas a las 3:00 horas del día siguiente, comienzan a caer sobre la ciudad de Alicante una gran cantidad de bombas, 160 en total, principalmente sobre el puerto, los depósitos de Campsa y la estación de ferrocarril. La operación fue llevada a cabo por la aviación alemana. Ocasionaron desgraciadamente tres muertos, dos varones adultos y un niño, y veintiséis heridos.

Durante la guerra civil, Alicante fue castigada duramente hasta el final de la contienda por el ejército nacional. Al estar situada en el Mediterráneo fue convertida en objetivo estratégico y bombardeada sin piedad. De este modo, se perseguía no sólo aterrorizar y minar la moral de la población civil, sino impedir el abastecimiento por mar de la ciudad y de otras zonas republicanas. Fue bombardeada dos veces en 1936, cuatro en 1937, cincuenta y dos en 1938 y doce en 1939 hasta el final de la guerra.

La Biblioteca de Filosofía y Letras ha querido recordar este suceso histórico, ofreciéndote la posibilidad de consultar en nuestro Catálogo algunas de las obras que se han publicado sobre la historia de Alicante durante la guerra civil española. Así mismo te invita a consultar los siguientes enlaces de contenido local:

  • Alicante vivo. Es un blog que comienza en 2007 para dar a conocer y difundir la cultura, la historia de Alicante y su provincia.
  • Alicante digital. Es un recurso particular de Javier Hernández y Pere Ubu de contenido local que ofrece un mapa y fotografías de los refugios antiaéreos que se han descubierto en la ciudad de Alicante

1 comentario

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos necesarios están marcados *

Categorías

Archivos

¿Qué estás leyendo?

… la justicia, no es solo cuestión de fondo. Sobre todo, es cuestión de forma. Así que no respetar las formas de la justicia es lo mismo que no respetar la justicia. Lo comprende, ¿verdad? -Melchor no dice nada; el subinspector esboza una sonrisa tolerante-. Bueno, ya lo comprenderá. Pero acuérdese de lo que le digo, Marín: la justicia absoluta puede ser la más absoluta de las injusticias.

Terra alta / Javier Cercas

Todo en nuestra web