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Frantz

MEDIATECA, Apuntes de cine

Frantz

Un mensaje antibelicista

“Queridos padres, me encantaría escapar, estar cerca de ustedes, lejos de este caos. Esta mañana, estuvimos delante de un soldado muerto y como si se nos hubieran abierto los ojos, descubrimos un mar de cadáveres. ¿Franceses, alemanes, cómo saberlo? En la escuela, los niños franceses aprenden el alemán y los alemanes aprenden el francés. Y cuando crecen, se matan.”

Estas líneas citadas en esta cabecera pertenecen a una carta que dirige Frantz, el protagonista, desde las trincheras, a sus padres, en plena Primera Guerra Mundial. Con ellas se puede sintetizar perfectamente el mensaje que el film Franz nos quiere transmitir, un mensaje antibelicista claro y muy certero. Con esta nueva entrega nos acercamos a una película considerada por algunos críticos como una “obra maestra”, quizá una apreciación algo exagerada desde mi punto de vista. Frantz es un film notable, dirigido por François Ozon, que puede que con el tiempo se vaya a convertir en un clásico, incluso en una película de culto. Y todo ello es debido a varios aspectos que iremos desgranando posteriormente. Aunque, como anticipo, se puede decir que destaca especialmente por tener un argumento muy bien montado, con una trama que fluye de forma pausada, además la cámara muestra a los personajes con unos primeros planos que muestran nítidamente los sentimientos, en un blanco y negro fantástico. Todo ello contribuye a crear una ambientación sobria y elegante, que en algunas escenas aportan un punto de desasosiego y misterio. Frantz es un film muy recomendable para ver, y en especial para los amantes del buen cine.

Algunas consideraciones

Una historia montada a partir de mentiras y verdades a medias, que crean un atractivo relato en el que las relaciones personales van a ser el eje fundamental de la trama de la película. Frantz es un film muy bien valorado por la crítica especializada y por los festivales cinematográficos, como demuestran las 11 nominaciones en los Premio César, y el premio obtenido por la actriz Paula Beer en el Festival de Venecia.

Hay que destacar de Frantz el guion, la dirección y el montaje, de los que el cineasta Françoise Ozon es su máximo artífice. Las interpretaciones de Paula Beer (Anna) Y Pierre Niney (Adrien) son magníficas, en especial la primera, sin desdeñar algunos actores secundarios. La puesta en escena es extraordinaria, a la que han contribuido especialmente la fotografía en blanco y negro, el sonido, la ambientación, las localizaciones y decorados, todo ello realizado con un gusto exquisito que contribuye a crear un film de corte clásico.

Un aspecto a resaltar también, es la recreación del ambiente social que se vive en la pequeña comunidad alemana, del “orgullo herido” y de exaltación nacional, como consecuencia de la derrota en la Gran Guerra.

Paula Beer, la jovencísima y bella actriz alemana realiza con veintiún años una magnífica interpretación en el papel de Anna. Beer le da al personaje principal del film veracidad, sensibilidad y dramatismo. Anna es el personaje sobre el que bascula la historia, siendo una joven atrapada en el recuerdo de su novio muerto recientemente en el frente francés durante la Primera Guerra Mundial.

El director galo François Ozon, a pesar de su juventud, tiene en su haber 20 películas. Destacan de su filmografía:  Bajo la arena,  8 mujeres,  El tiempo que queda,  En la casa.

 

FOTOGRAMAS.  Unas pinceladas

Frantz, una historia que gira en torno a tres personajes principales, Anna, Adrien y Frantz; un lugar, una pequeña ciudad alemana; y un acontecimiento, la Primera Guerra Mundial y sus consecuencias.

Año 1919, hacía un año que había terminado la Primera Guerra Mundial. La acción transcurre en una pequeña localidad alemana, donde sus gentes vivían la cotidianidad bajo la influencia de la derrota y del orgullo herido.

Anna acude todos los días a visitar la tumba de su prometido Frantz, que falleció en las trincheras en Francia. Un día descubre que un misterioso joven dejaba flores en la tumba de Frantz.

El misterioso joven acudirá a la casa de los padres del fallecido Frantz, la familia Hoffmeister, donde se presentará como Adrien, un amigo francés del fallecido Frantz. Allí al principio será acogido con recelo, por su nacionalidad francesa.

Anna y Adrien compartirán experiencias, en los mismos lugares que compartieron Anna y Frantz no hace mucho tiempo. A partir de estas vivencias se crearán unos vínculos afectivos; lo que originará una especie de triángulo, en el que la realidad y la ficción se van a confundir.

En este triángulo de relaciones personales, la poesía y el idioma francés van a ser un punto de encuentro con el poeta francés Verlaine y su poema Sonata de otoño,

“Les sanglots longs
Des violons
De l’automne
Blessent mon cœur
D’une langueur monotone
Tout suffocant
Et blême, quand
Sonne l’heure,
Je me souviens
Des jours anciens
Et je pleure…”

Anna viajará a París para encontrarse con Adrien. Allí su vida dará un giro inesperado, cuando descubra un importante secreto, que no le quería revelar Adrien…

Os hemos dado unas pinceladas, ahora tenéis casi dos horas para disfrutar de este magnífico y sosegado melodrama, que está narrado de forma magistral.

 

 

La puedes encontrar en el catálogo de la Biblioteca de la Universidad de Alicante (BUA):


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… la justicia, no es solo cuestión de fondo. Sobre todo, es cuestión de forma. Así que no respetar las formas de la justicia es lo mismo que no respetar la justicia. Lo comprende, ¿verdad? -Melchor no dice nada; el subinspector esboza una sonrisa tolerante-. Bueno, ya lo comprenderá. Pero acuérdese de lo que le digo, Marín: la justicia absoluta puede ser la más absoluta de las injusticias.

Terra alta / Javier Cercas

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