Una novela sobre un inmueble de El Cairo y las vidas de sus habitantes
– El lavabo está al fondo, a la derecha.
Mientras lavaba el vestido, pensó que era más fácil de lo que había imaginado. Algo parecido a cuando le metían mano en el autobús, lo que sucedía a menudo. Recordó el consejode Fifi acerca de lo que tenía que hacer después. Regresó donde estaba Talal y le dijo, con una voz que intentó que sonase lo más sensual y seductora posible:
– Señor, necesito veinte libras.
Talal la observó por un instante. Se llevó la mano al bolsillo con rapidez, como si lo estuviese esperando, y dijo con naturalidad mientras le daba un billete arrugado:
– No. Con diez tienes bastante. Vuelva a la tienda en cuanto se seque su vestido.
Después salió y cerró la puerta tras de si.