El pasado 4 de octubre, nuestro compañero Pablo Gallo tuvo la oportunidad de participar en una de las mesas de trabajo para la elaboración del Libro Blanco de la Creación, Formación y Desarrollo de Públicos de la Cultura. Pero, ¿esto qué es?
De acuerdo a Wikipedia, un libro blanco “es un documento que publican los gobiernos en determinados casos para informar a los órganos legislativos o a la opinión pública”. De esta forma, con él se pretende ampliar el conocimiento de un tema, tanto por la sociedad como más en concreto por los políticos. Esto debe favorecer la adopción de acciones de gobierno, toma de decisiones e implantación de políticas públicas sobre esa materia.
Los objetivos marcados para este Libro Blanco son:
- Avanzar en el acceso y disfrute universal de la cultura y mejorar los índices de participación en la vida cultural de toda la ciudadanía.
- Garantizar el derecho constitucional de acceso a la cultura.
- Avanzar en la inclusión de sectores en riesgo de exclusión.
- Construir una ciudadanía formada y con sentido crítico, capaz además de impulsar –cuantitativa y cualitativamente‐ la oferta cultural del país y estimular la excelencia del propio sector.
- Contribuir así al desarrollo, diversificación y mejora de la oferta cultural, al fortalecimiento de los sectores culturales y al progreso del empleo en el sector.
- Impulsar políticas públicas en este ámbito por parte de las diferentes administraciones.
- Introducir la variable o dimensión educativa y formativa en las políticas culturales públicas.
Mesa del libro y las bibliotecas
En concreto, la mesa de trabajo en la que participó fue la del Libro y Bibliotecas, sobre todo por su labor como coordinador del informe Prospectiva 2020, que explora tendencias de futuro de la biblioteca. La mesa estuvo liderada por las subdirectoras generales del Libro, Begoña Cerro, y de Coordinación Bibliotecaria, Concha Vilariño; además de por Alberto Soler, responsable del magnífico proyecto Mandarache de Cartagena. Una idea que demuestra que sí es posible que los adolescentes lean.
Empezando por el único aspecto negativo, en la mesa se notó cierta desproporción de representantes entre el mundo de las bibliotecas y el del libro. Esto es probablemente achacable a la desafortunada coincidencia con la feria LIBER, principal cita española del sector. Aún así, las propuestas y conclusiones fueron de gran interés. A los participantes se les solicitaba que respondiesen de forma breve a dos preguntas.
- ¿Qué conoces de tus públicos, reales y potenciales? ¿De qué herramientas dispones para ello? ¿Te resultan útiles y eficaces?
- ¿Qué dos medidas o propuestas concretas para la creación, formación y desarrollo de públicos dentro en tu sector incluirías en el futuro Libro Blanco?
Sobre la primera cuestión, se evidenció que, a pesar de la existencia de estudios nacionales y de la sistemática recogida de estadísticas por bibliotecas y librerías, resulta muy complejo inferir unas conclusiones cualitativas de los datos cuantitativos que manejamos. Esto es, conocer de verdad las necesidades de nuestros usuarios, más aún en un entorno de absoluta inmediatez. Por ello, se dijo que había un gran desfase entre la realidad social y la bibliotecaria y librera, lo que nos obligaba a una renovación que, en el caso de las bibliotecas, se concretaría en:
- Actualización de los espacios a las nuevas necesidades, más atractivos y pensados para el intercambio social.
- Perfiles profesionales cambiantes, al tiempo que se deben introducir en las bibliotecas otras profesiones.
- Esfuerzo en la educación lectora, pero empezando por la de los propios profesionales. Quien no le guste la lectura, no puede recomendar lectura.
- Uso más eficaz de los datos que tenemos, realizando minería real de los mismos de forma cooperativa.
Cultura y Ciudadanía
Las mesas de trabajo se enmarcaron dentro de la celebración del IV Encuentro Cultura y Ciudadanía, este año dedicado a la educación y los públicos, celebrado el 3‐4 de octubre de 2018 en Madrid. En sí mismo es un evento de gran interés, en el que confluyen diversos actores del sector y en el que las bibliotecas deberían tener una mayor implicación al ser los principales agentes culturales de cercanía, con una presencia que se extiende en el territorio como ningún otro servicio logra.
