Mediateca. Apuntes de cine
La gran belleza (2013)
Roma, Roma, Roma
Volvemos de nuevo a Italia, después de Verona, el segundo viaje Roma. Dos películas, Cartas a Julieta y La gran belleza; y dos destinos Verona y Roma.
Un viaje. Un recorrido imaginario, onírico, de la mano de “Dante” y en sentido inverso al de la divina comedia, así que después de haber visitado “el cielo” en Verona en compañía de Julieta (Beatriz), esta vez descenderemos a un infierno imaginario acompañado de Jep Gambardella, nuestro Virgilio. Transitaremos por las cálidas y excitantes noches de Roma, un infierno lleno de “diablillos”, luces de neón, decibelios y desenfreno, en dónde la superficialidad y el exceso son la pauta dominante.
¿Nos acompañáis?
“Roma o morte”
Un mensaje corto, claro y contundente. Con este lema grabado en una escultura de Garibaldi, en la primera escena del film nos avisa, es toda una declaración de intenciones. La escena continua con la imagen de un grupo de turistas japoneses alrededor de una fontana, cámara fotográfica en mano, mientras el rumor del agua mezclado con las explicaciones en japonés del guía; de súbito surge un coro de voces femeninas que se suman a la escena. Esta primera escena nos da alguna pista de a través de que caminos va a transitar la historia. La cámara nos ha confirmado de un barrido el mensaje, “Roma o morte”, toda una locura adictiva, que nos va a ir atrapando según avanza la historia.
El director Paolo Sorrentino nos presenta su última película, la séptima de su corta y exitosa carrera. La gran belleza, sorprende la primera vez que se ve por la viveza de sus imágenes, por el contraste de las escenas, y por el delirio general de la historia y de sus personajes, hechos de vanidad, excesos y superficialidad.
Sinopsis. En Roma, durante el verano pululan una fauna de personajes peculiares: nobles, decadentes, arribistas, políticos, criminales de altos vuelos, periodistas, actores, prelados, artistas e intelectuales, que tejen una trama de relaciones inconsistentes que se desarrollan en fastuosos palacios y villas. El centro de todas las reuniones es Jep Gambardella (Toni Servillo), un escritor de 65 años que escribió un solo libro y practica el periodismo. Dominado por la indolencia y el hastío, Jep asiste a este desfile de personajes poderosos pero insustanciales.
Fellini, y La Grande Bellezza
Nadie duda, después de haber visto La grande bellezza la deuda que tiene con el “mundo felliniano”, es más, creo que sin Fellini probablemente esta película no se habría hecho. No es un remake de la dolce vita, es más una nueva visión de Roma, y de los personajes peculiares que habitan sus noches de verano, y que dan vida a una trama que se crea en torno a Jep Gambardella. Federico Fellini y las películas: Roma, La doce vita, y Ocho y medio, están en el origen de la Grande bellezza.
Federico Fellini no ha muerto, además de sus películas que perduran, sus personajes, y su mundo onírico continúan a través de La grande bellezza, una lección de gran cine. Paolo Sorrentino coge el testigo.
Dos vidas paralelas
Marcello Rubini (Marcello Mastroianni) en La dolce vita de Fellini, y Jep Gambardella (Toni Servillo) en La grande bellezza. Marcello y Jep, dos periodistas que transita por la noche romana y ponen al descubierto la vida de una aristocracia urbana, superficial y decadente. Dos personajes y dos historias que se vuelven a encontrar cuarenta y tres años después, como si no hubiera pasado el tiempo.
La mirada de Paolo Sorrentino
La fiesta nocturna, no para. Hay diablillos alegres y drogados, todos en un éxtasis perpetuo. Buscando una similitud (quizás también algo excéntrica) las escenas podían estar próximas al infierno de la divina comedia de Dante, o al jardín de las delicias del Bosco, o también a la sociedad del Reality Show creada por Berlusconi. Todo es ruido, excentricidad, superficialidad, decadencia y esperpento, y es en este punto en dónde está el gran acierto de Sorrentino, porque es el ángulo exacto de la cámara por el que el director nos hace mirar, y por el que nos muestra un mundo de excesos y vanidades, en el que se mueven sus personajes, que al fin y al cabo es el gran atractivo de La gran belleza.
De la idea, al guión y a la puesta en escena. Sorrentino nos transmite su sabiduría cinematográfica en cada plano, en cada secuencia y sobre todo, se percibe que lo ha hecho disfrutando, ya que la historia fluye de forma armoniosa con lo que consigue atraparnos hasta el final. El transitar de la historia es todo un deleite desde los personajes, máscaras, conversaciones, filias y fobias.
FOTOGRAMAS. Unas pinceladas
La fiesta eterna
Una película hecha de humor y de excesos. Un retrato de un ambiente decadente. Toda una gran fiesta de verano, de noches cálidas, de luces de neón y sonidos estridentes, en las que transitan Jep y su corte personajes disfrazados, distorsionados. La Roma de Federico Fellini, bajo una nueva mirada de Paolo Sorrentino.
Delirante
Un paseo a un mundo onírico.
Jep
Jep Gambardella, todo un hedonista, un amante del buen vivir…
“La fiesta eterna”
En “la ciudad eterna”, la noche se estiliza, se hace eterna, la fiesta no termina hasta las primeras luces del día.
Pasen y vean…
Las máscaras ya están colocadas, y cada uno está en su lugar, empieza la fiesta…
El arte toma la noche, se hace espontáneo, los acrílicos multicolores toman forma en el lienzo al estilo Jackson Pollock.
Delirio. Un viaje al subconsciente
El adivino. Todo el mundo a la espera en el diván del sicólogo, astrólogo, mago… “Un divo con poderes”
Los animales, simbolos enigmáticos y esperpénticos.
Los recuerdos. El naufragio, el mar, el faro, las mujeres (cantos de sirena). Un mundo complejo de sueños.
El despertar
El día toma el relevo de la noche. Otro mundo, otra realidad sale al encuentro de Jep.
Vuelve Fellini
Sin haberse ido aún…
Jep y las mujeres
Un hombre maduro, amante de las mujeres.
“La odalisca y el indiferente”
Dadina, la editora del periódico, la confidente.
LAS UBICACIONES
¡Bela Roma!
No hay que desdeñar las localizaciones de La grande bellezza, un bello decorado, un recorrido por la ciudad eterna, en dónde “las piedras”, el arte y la historia salen al encuentro. Piazzas, acueductos, palacios, fontanas, basílicas… entre otros, el acueducto Claudio, El Coliseo, los jardines de villa Medici, el palacio Braschi, los museos Capitolinos, el palacio Spada, el palacio Sachetti, la piazza Navona.
Paolo Sorrentino
Un magnífico director, que sigue la senda y la tradición de los grandes directores de cine italianos del siglo XX. La grande bellezza, es la octava película de este napolitano de 44 años, con la que ha obtenido un gran éxito de público y crítica, y el reconocimiento general con la obtención de diversos premios a la mejor película: Premio del Cine Europeo, Premio Bafta, Globo de Oro, y Oscar.
Sorrentino en el 2008 dirigió Il Divo, una película muy recomendable también, que gira entorno a la vida de Giulio Andreotti, presidente del gobierno italiano, y a la relación que tuvo con la mafia napolitana. Una película muy bien narrada. Toni Servillo (G. Andreotti) realiza una magistral interpretación.
El éxito
Director y actores, frente a los objetivos y flases. La fama y el reconocimiento a un trabajo bien hecho.
Sabrina Ferilli.
Fin de trayecto
Terminamos el doble viaje a Italia en dos películas. Deseo que haya sido de vuestro agrado, Verona y Roma sirvieron de destino y de argumento.
La BSO, Lele Marchitelli pone la música. Una melancólica despedida, la banda sonora acompañada de una visita guiada a Roma en imágenes, con las ubicaciones de La grande bellezza.
La puedes encontrar en el catálogo de la Biblioteca de la UA
La editora se llama Dadina. Viola es la madre de Andrea, el chico que muere.
Gracias Inés, pasamos a corregirlo.