MEDIATECA, Apuntes de cine
Cézanne y yo (2015)
Vidas paralelas
La directora francesa Danièle Thompson nos presenta su última película “Cézanne et moi”. Un título muy elocuente, que define a la perfección el argumento y la trama del film, y que hace referencia a la relación que mantuvieron el escritor Émile Zola y el pintor Paul Cézanne. Cézanne y yo es la historia de una larga amistad entre dos importantes figuras de finales del siglo XIX. Una intensa y fructífera relación, que estuvo jalonada de afectos y desafectos. Dos personas con caracteres muy diferentes, que a consecuencia de ello mantuvieron fuertes discusiones y disputas. Ambos compartieron aficiones, amigos, y hasta amantes. Una historia que transita entre Paris y la Rivera francesa, en un ambiente marcadamente bohemio, y por el que transitan pintores y escritores. Un retrato de una época y de dos importantes personajes del mundo de la creación.
Entre la realidad y la ficción
Acercarnos con unos rápidos trazos a la vida de estos dos genios nos servirá de complemento al film y nos ayudará a comprender diversos aspectos de Cézanne y yo. El pintor Paul Cézanne y el escritor Émile Zola realmente tuvieron una relación muy estrecha. Nacidos a mediados del siglo XIX ambos, Cézanne es un año mayor que Zola, comparten además colegio y, muy especialmente, intensas vivencias en las vacaciones de verano en el Sur, en casa del padre de Cézanne en Aix-en-Provence.
Cézanne era hijo de un rico banquero del sur de Francia. Cuando se trasladó a París, vivía de la pensión de 120 francos que le pasaba su padre. Zola, quedó huerfano de padre a edad temprana, su padre era un arquitecto veneciano, lo que originó que su familia pasara penurias económicas.
Después coincidirán en París, ya de adultos. Cézanne continuará sus estudios en la Academia Suiza, continuando su formación artística, pintando modelos al natural. Zola, trabajaba en la librería Hachette de dependiente, mientras colaboraba en varios diarios con columnas literarias.
Las vida de ambos en la madurez se invierte. Cézanne, pasa por grandes dificultades económicas, mientras pintaba y sus óleos pasaban desapercibidos, siendo ignorados por las élites económicas y artísticas. Siendo para unos considerado como un impresionista más (una forma despectiva de llamar a los pintores de este movimiento pictórico, alejados del academicismo oficial).
El tiempo hizo que el éxito que Cézanne no disfrutó en vida, sí lo tuviera después de su muerte al considerársele pintor de pintores, padre de la pintura moderna, un postimpresionísta, que puso las bases artísticas de la pintura del siglo XX, siendo un precursor de Pablo Picasso…
El historiador Michael Fraisset, ha ayudado a revisar la correspondencia original de ambos, afirmando que:
“Cuando hoy hablamos sobre Cézanne, Zola, Renoir… nos imaginamos extraordinarios hombres, mayores de pelo blanco. Pero descubrí que no eran leyendas, ni iconos, sólo tipos con amigos, problemas, sueños, debilidades y esperanzas…”
La amistad entre Cézanne y Zola es mostrada por la directora Danièle Thomson, como un vínculo con forma de “montaña rusa”, con altibajos, y es fruto de una relación amistosa y de disputas continuas, que estallará en 1888, a consecuencia de la publicación de la novela de Zola “La obra”.
Algunas consideraciones
Una de las virtudes de “Cézanne et moi” es el tratamiento que se da a la historia, desmitificando el cambiante mundo de finales del siglo XIX, así como el retrato agudo que hace de esta y de Cézanne y Zola. Los dos creadores aparecen como dos personajes intensamente unidos, pero con personalidades y gustos distintos. Este es un magnífico punto de partida para que fluyan las escenas y los diálogos, que irán dando pistas sobre sus formas de entender el mundo y el arte.
Magnífica labor de documentación de la directora y guionista Danièle Thomson, que ha realizado un planteamiento y un desarrollo muy acertado y novedoso, dos genios que miran el mundo. Además, destacar la fotografía de Jean-Marie Dreujou, un magnífico complemento, que crea escenas que parecen salidas de un cuadro de Cézanne, especialmente las realizadas en Aix-en Provence, que tienen la paleta de colores del pintor. Magníficas las localizaciones y la ambientación, París, La Provenza, calles, cafés de artistas y paisajes luminosos del Mediodía francés.
Los actores Guillaume Gallienne (Cézanne) y Guillaume Canet (Zola), realizan una buena interpretación, magnífico choque de egos. Los únicos puntos negros son los altibajos que tiene, y los continuos flash-back, que puede que oscurezcan la historia.
FOTOGRAMAS. Unas pinceladas
Historia de una amistad. Una relación intensa, que se remonta a la edad escolar, ya que compartieron colegio y correrías campestres en el sur de Francia.
Retomada esa amistad, nuevamente en París, entre el Museo del Louvre, los cafés, rodeados de amigos, pintores y literatos. Una época de penurias, pero de experiencias intensas.
Una relación de amor y odio…
Las relaciones entre Émile Zola y Paul Cézanne continuamente fluctuantes entre la amistad más generosa y la desafección más violenta. La gota que colma el vaso, la publicación de la obra de ficción titulada “La obra” escrita por Zola, en la que el protagonista “Claude Lantier” es un artista fracasado y trágico. Cezanne se ve retratado en la figura de C. Lantier…
-“ Los burgueses, que tanto detestabas, se han convertido en tus amigos”
-“¡Desgraciado perdedor!”
La pintura, su única obsesión
Cézanne se instala en el Sur junto con su mujer “Hortense” y su hijo, dedicándose en cuerpo y alma a pintar. Siendo la intensa luz de la Provenza, junto al paisaje y la naturaleza, la gran inspiración de su pintura. Además sigue dedicándose también al desnudo femenino, una de sus grandes pasiones.
– “¿Tienes celos de las mujeres que pinta?”
– “Ellas me dan igual, mi única rival es la pintura”
(Diálogo entre Alexandrine Zola y Hortense)
Os hemos dado unas pinceladas, tenéis casi dos horas para disfrutar de esta comedia intensa, repleta de arte, naturaleza y relaciones personales.
La puedes encontrar en el catálogo de la Biblioteca de la BUA,