Carmen Laforet (Barcelona, 6 de septiembre de 1921 – Madrid, 28 de febrero 2004) pasó su infancia y adolescencia en Gran Canaria, ciudad destino de profesor de su padre y donde falleció prematuramente su madre. Recién acabada la guerra civil, con 18 años, se traslada a Barcelona con sus abuelos y comienza la carrera inacabada de Filosofía y Letras. Tres años después se marcha a Madrid donde empieza los estudios de Derecho y donde escribe la novela Nada, fruto de la experiencia de esos años. En ella Laforet trazaba un desolador relato de nuestra oscura posguerra a partir de la historia de una joven, Andrea, que iba a Barcelona a alojarse en casa de unos lóbregos familiares.
La novela gana el primer Premio Nadal (1944), obteniendo un gran éxito que le catapultó a la fama literaria y marcó su carrera como escritora. Por esta novela recibió también, en 1948, el Premio Fastenrath de la Real Academia de la Lengua Española. Además, cosechó elogios de destacados escritores de generaciones anteriores, como Juan Ramón Jiménez y Azorín, que catalogaron Nada como una obra renovadora dentro de la narrativa de posguerra española, y situó a Carmen Laforet al lado de escritores como Camilo José Cela, Miguel Delibes o Antonio Buero Vallejo. La versión cinematográfica de Nada fue dirigida en 1947 por Edgard Neville, pero chocó con la censura de la época, recortándole 30 minutos y eliminando escenas rodadas en Barcelona. Posteriormente, en 1956 fue adaptada por Leopoldo Torre Nilsson en Argentina bajo el título de Graciela.
La repercusión que tuvo fue tal, que llegó a rivalizar en ventas con La familia de Pascual Duarte. Hoy en día, Nada se reedita continuamente, se estudia en los departamentos de lengua española de todo el mundo y es una de las novelas en lengua española, junto a Don Quijote de la Mancha o Cien años de soledad, más traducida de todos los tiempos.
Sin embargo, el éxito de Nada siempre sorprendió a Carmen Laforet, ya que nunca estuvo muy contenta con la novela, pues la consideraba un libro inmaduro y lleno de fallos. De igual forma, no entendía el interés que despertaba su persona como autora, huyendo desde el primer momento de las entrevistas y la fama.
En 1946, se casa con Manuel Cerezales, crítico literario y periodista, quien le había animado a presentar su novela al Premio Nadal, y con quien tuvo 5 hijos. Viajó y vivió en Tánger entre 1959 y 1962, ya que su marido fue el director del diario España en esa ciudad. Esta fue una época feliz y fértil para la escritora, ya que allí conoce a Truman Capote y Paul Bowles, que vivían allí integrando un sólido grupo de intelectuales. Jane Bowles dijo de ella que tenía “el encanto irreal de las hadas”.
Aunque Laforet se retiró voluntariamente del mundo literario de la época, y se le puede considerar una escritora poco prolífica y muy perfeccionista, publicó otras excelentes novelas. Casi toda su obra gira en torno a un mismo tema central: el enfrentamiento entre el idealismo juvenil y la mediocridad del entorno.
La isla y los demonios (1952), con la acción situada en Gran Canaria y con la adolescente Marta como protagonista, es la historia de una familia que pasa la Guerra Civil en la isla. Guarda muchos puntos de encuentro con el ambiente opresivo y desesperanzado de su primera novela.
En 1955 publicó La mujer nueva, que narra la aventura espiritual de la protagonista y su conversión al catolicismo. Con ella ganó el Premio Nacional de Literatura en 1956 y el Premio Menorca de Novela en 1955, lo que la situó de nuevo en el foco mediático que tanto la incomodaba.
En la década de los 50 también publicó una serie de novelas breves que se cuentan entre lo mejor de su producción: El piano (1952), Un noviazgo (1953), La niña, Los emplazados (1954), La llamada (1954) o La muerta (1952).
En 1963 publica La insolación, primera novela de una trilogía que iba a llamarse Tres pasos fuera del tiempo, y cuyos siguientes tomos se titularían Al volver la esquina y Jaque Mate. En el prólogo Laforet explicaba que se podrían leer independientemente, pero sus personajes serían los mismos en sus etapas de niñez, juventud y madurez. La escritora trabajó incansablemente en la segunda novela de la trilogía, pero cuando le enviaron las galeradas para que las corrigiese, entró en un proceso cada vez más insatisfactorio de reescritura del texto, en una reorganización interminable del texto que le llevó décadas, sin conseguir concluir a su gusto su proyecto más ambicioso. Este segundo tomo, Al volver la esquina, que ella no se decidió a publicar, se editó en 2004 de forma póstuma.
En 1970 se divorció de su marido y buscó una vida nueva, independiente, que le permitiera escribir. Con escasos recursos económicos, viajó a París; se instaló en el Trastevere, en Roma, donde vivía su hija y donde trabó amistad con Rafael Alberti, María Teresa León y conoció a María Zambrano, y donde continuó trabajando en la segunda novela de su trilogía. Pero la independencia no le sirvió para liberarse de su inseguridad patológica y una indisimulada fobia social. Sus últimos escritos son, Diario de Carmen Laforet, publicado en ABC, y media docena de artículos de opinión que aparecieron en los años ochenta en El País.
Su paulatino distanciamiento de la vida pública se aceleró debido a una enfermedad degenerativa que afectaba a la memoria y que la dejó sin habla en los últimos años de su vida. Tras su fallecimiento, en 2004, Miguel Delibes dijo: “Al fin descansó de la vida y de la literatura”.
En 2007, en el tercer aniversario de su muerte, se publica por primera vez una recopilación de todos sus relatos cortos, incluidos cinco inéditos bajo el nombre de Carta a Don Juan.
Dos libros epistolares sirven para entender mejor su figura. En 2003, bajo el título Puedo contar contigo, se publican 76 cartas entre Carmen Laforet y el escritor Ramón J. Sender, a quien conoció en su viaje a Estados Unidos en 1965. En ellas, la escritora habla sobre su vida familiar, los hijos, sus dificultades de ser y escribir como mujer, o la inseguridad frente a su obra de la que se muestra muy crítica. También se lamenta de lo gris del mundillo literario, que ella veía repleto de envidias, enemistades y rencillas. Sender, por su parte, le animaba constantemente a que escribiera.
En 2017, se publica Carmen Laforet y Elena Fortún. De corazón y alma (1947-1952) que reúne la correspondencia inédita entre las dos escritoras. Se trata de cartas que desvelan la admiración de Laforet por la creadora de Celia desde su infancia, y la amistad y profunda complicidad entre ambas. Son el vehículo para dar voz a dos personas en busca del sentido de la vida y el sentimiento religioso.
Además, su hija, Cristina Cerezales Laforet, publicó en 2009 el libro Música blanca en el que, en un diálogo sin palabras con su madre, emprende un recorrido por los senderos de la memoria en el que abundan detalles reveladores que permiten entender en profundidad su vida y su obra.
La Biblioteca de Filosofía y Letras te sugiere que aproveches esta conmemoración para conocer o releer la obra de Carmen Laforet. Encuéntrala en la BUA.
Fuentes:
- https://carmenlaforet.com/biografia/
- https://elpais.com/diario/2004/02/29/cultura/1078009202_850215.html
- https://www.hoyesarte.com/literatura/carmen-laforet-y-elena-fortun-en-busca-del-sentido-de-la-vida_237732/
- https://www.abc.es/cultura/abci-carmen-laforet-nada-hice-algo-200702110300-1631408339896_noticia.html
- http://saenzsotogrande.blogspot.com/2014/10/nada.html