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Tu espacio de cine: Primavera, verano, otoño, invierno… y otra vez primavera

“Primavera, verano, otoño, invierno… y otra vez primavera“: una historia con acento oriental: una metáfora de la vida.

Película subcoreana, del director Kim Ki-duk del año 2003, en San Sebastián obtuvo el premio del público.

 

 

  •  Sobre el director.

Kim Ki-duk, nace en un ambiente rural en 1960. Después de realizar trabajos tan diversos como trabajador manual, soldado y acólito en un templo budista. Descubre el cine cuando realiza un viaje a París. Director autodidacta, comienza en el mundo del cine haciendo guiones, de los que ninguno llegará a rodarse. Sus películas, en general, tienen un alto grado de violencia y crueldad, no es el caso de este film.

De su filmografía destacan “La isla”, “El arco”, “Time”; “Aliento”, “Samaritan girl”, “Hierro 3”, estas dos últimas premiadas en Berlín y Venecia.

 

  • Sobre la película.

Hemos seleccionado esta película, no por la trayectoria del director, lo hemos hecho por la película exclusivamente. Una “rareza sugestiva” tanto  en el contenido como en la forma. Pocos, muy pocos diálogos. La cámara toma la iniciativa. La imagen, y el fluir de la naturaleza marcan el tiempo, y son las coordenadas en las que se mueven los dos personajes.

Una historia con marcado carácter existencial, desde una perspectiva Budista.

Aislados, en medio de un lago, en un monasterio budista viven dos monjes; en plena naturaleza, rodeados de montañas y bosques. Las estaciones van marcando el fluir del tiempo y de la existencia. Primavera: un niño, mientras juega, descubre el entorno el agua y los animales. Ríe, mientras observa como un pez intenta liberarse de una “piedra” que lleva atada… Verano: un monje adolescente descubre el amor…

Película llena de simbolismos: el río, el agua, las hojas de los árboles, la piedra, la escritura, los sentidos humanos, el fuego…

 

 

  • Un defecto.  Puede que sea excesivamente didáctica, con una gran carga religioso/existencial.
  •  Una virtud.  Un cuento, una historia muy bien narrada. Con unas magníficas  imágenes, de una belleza sosegada innegable. La historia es sencilla, los diálogos apenas existen, y son sustituidos por el silencio, o el rumor del agua, del viento, de las hojas. Casi cine mudo, “un bello anacronismo”.

 

En Mediateca la tenemos, te damos el registro de la película en el catálogo de la Biblioteca:

Primavera, verano, otoño, invierno…  y primavera

 

 


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… la justicia, no es solo cuestión de fondo. Sobre todo, es cuestión de forma. Así que no respetar las formas de la justicia es lo mismo que no respetar la justicia. Lo comprende, ¿verdad? -Melchor no dice nada; el subinspector esboza una sonrisa tolerante-. Bueno, ya lo comprenderá. Pero acuérdese de lo que le digo, Marín: la justicia absoluta puede ser la más absoluta de las injusticias.

Terra alta / Javier Cercas

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