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Mediateca, Apuntes de cine

Cupido. Cine para el 14 de febrero

 

La primavera de Botticelli

 

Cupido hace de las suyas, sobre los personajes, en “la primavera” del pintor florentino Sandro Botticelli.

Si tienes una cita hoy con Cupido, amor, amistad y afecto…  aquí tienes tres buenas razones, y tres películas para un día muy especial.  ¡La fuerza de la gravedad existe!,  es un axioma aceptado por todos, y  ¿Cupido?, pues, ¡también!.  Hijo de la diosa Venus, en la Eneida de Virgilio, aparece Cupido obediente a los encargos de su madre, portando un presente,  con un talante algo “travieso”.  Déjate tú, también,  atrapar por ese regalo de los dioses…

Una selección de tres películas: Qué les pasa a los hombres,  Historia de lo nuestro,  El amor tiene dos caras ;  tres formas de recibir el “presente” de Cupido, divertida e impulsiva, intensa y esperanzadora, intelectual y sosegada.

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Esperanza y gloria

La guerra y lo cotidiano, la mirada de un niño

 

“Todos los que teníamos edad para recordar, no podemos olvidar lo que hacíamos en aquel momento, …”

 

 

Domingo 3 de septiembre de 1939, mientras los niños jugábamos  en el jardín, la radio anunciaba: “hemos de informarle que no hemos recibido una respuesta positiva, por lo tanto hemos entrado en conflicto bélico con Alemania, …”

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El amor y otras desgracias

El próximo viernes 15 de Febrero se estrena en el  Paraninfo de la Universidad de Alicante esta película realizada por 16 autores alicantinos de una forma diferente. Cada autor es director y guionista, pero con la particularidad de que no ha dirigido su propio guión, al estilo de películas  como Vidas Cruzadas de Robert Altman, New York I Love You  o 7 días en la Habana.

Entre los realizadores, queremos destacar la presencia universitaria con dos compañeros , Ángel Puado Veloso que trabaja en la Biblioteca de la Facultad de Ciencias  y Vicente Carrillo Paños, del servicio de informática. Es por tanto una película amater y realizada sin ninguna ayuda oficial y que se ha financiado a través de fórmulas novedosas, como el crowfunding.

Por medio de la página web de crowfunding,  Lanzanos, se puede apoyar esta película yadquirir las entradas para el estreno del paraninfo, que tienen un precio simbólico de 5 €.

Lugura: Paraninfo de la Universidad de Alicante
Hora: 20:00

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Nagisa Oshima “ in memoriam”

Un director controvertido

 

Nagisa Oshima

 

Recientemente murió el director de cine japonés Nagisa Oshima. Nacido en Kyoto en 1932, huérfano de padre a temprana edad, vivió con su madre y hermana hasta 1954, el mismo año que se diploma en derecho y políticas en la Universidad de Kyoto. A lo largo de su longeva vida, dirigió casi treinta películas. Inicia su aventura cinematográfica en los estudios Shochiku, como ayudante de dirección. Mientras, escribe guiones y publica críticas de cine, debutando como director con El barrio del amor y la esperanza. Hasta 1972 realiza 13 películas, la mayoría sobre tabúes. La mala situación de las productoras independientes en Japón, le obliga a cerrar la suya, estando un tiempo sin hacer cine. Hasta que en 1976, puede volver al mundo del celuloide con  El imperio de los sentidos, de la que obtendrá un gran éxito internacional.

Ghoatto (tabú) y El imperio de los sentidos, dos películas seleccionadas, de su larga filmografía para hacer un homenaje a Nagisa Oshima, este controvertido guionista y director.

 

Gohatto (tabú)

Última película dirigida por Oshima en 1999, una peculiar mirada al mundo samurái. Ambientada durante el siglo XIX en Japón.

 

 

Sinopsis. En el templo Nishi-Honganji, la milicia Shinsengumi está seleccionando nuevos reclutas, para convertirlos en samuráis, entre otras pruebas, cada aspirante se enfrentará al mejor hombre de la milicia Soji Okita…

 

Gohatto

 

Dentro de “Gohatto”, se desarrolla una sutil trama sobre el honor, el amor y la muerte, que tiene lugar entre profesores, alumnos y aprendices, que tiene su máxima expresión en el triángulo formado entre el jefe de la milicia, un destacado samurái y el novicio (el protagonista), y que aflora dentro del cerrado y enigmático mundo samurái.

La película tiene una cadencia pausada, con un ánimo casi contemplativo, y está aderezada con una magnífica fotografía. Muy japonesa.

 

El imperio de los sentidos

Con esta película, realizada en 1976, Oshima inicia su segunda etapa, después de la quiebra de su productora. Debido a la censura, tuvo que realizarla fuera de Japón, concretamente en Francia, en coproducción con Anatole Dauman.

 

http://youtu.be/Db4sNB68-VY?t=5s

 

Sinopsis. Una pareja de amantes vive una historia de amor, llevada hasta límites inimaginables. La pasión se ha adueñado de ellos. Las ansias de la mujer por poseer a su hombre parecen inagotables, y crece cada día más, hasta llegar a confundir el placer con el dolor…

Basada en una historia real ocurrida en Japón en 1936. La acción transcurre casi en su totalidad en interiores, creándose una atmosfera casi asfixiante, al igual que la relación de los dos amantes, llegando al clímax en las últimas secuencias, dónde el kimono rojo de la protagonista y el pañuelo, presagian el desenlace final…

 

El imperio de los sentidos

 

Con un planteamiento casi de psicoanálisis, “Eros y Tanátos”, y por extrapolación sexo y crimen, son para Oshima los dos impulsos más violentos del ser humano, y es en esta cinta dónde el director los muestra de forma más contundente.

La película tuvo un gran éxito internacional, mientras en Japón fue censurada.

 

Películas de Nagisa Oshima en la Biblioteca de la Universidad de Alicante

 

Ladran, luego cabalgamos

Hace tantísimos años que venimos oyendo la famosa frase “Ladran, luego cabalgamos” que es imposible recordar cuando la oíamos por primera vez y quién la dijo entonces. De lo que sí estamos seguros es que, al confesar nuestro desconocimiento de su progenitor, el que respondió a nuestra pregunta la achacó a Don Quijote. Como desconocíamos en absoluto al autor de dicha sentencia, al principio, dudando de nuestra memoria, volvimos a leer el Quijote y al siguiente interlocutor, que incansablemente la atribuía  a un dicho a Don Quijote dirigiéndose a Sancho, le podíamos rebatir su opinión, pero sin darle la solución puesto que no la sabíamos, lo que generalmente provocaba un gran enfado, pues muchas veces teníamos que ir en contra de personajes de mucha mayor categoría social que nosotros.

Ilustración Quijote. Antonio Saura

Como la equivocación persistía en muchísimas personas, la gran mayoría de ellas de alto nivel educativo, a las que requeríamos para que nos dijeran el origen de tal frase, insistían en achacarla al Quijote. Al persistir en la búsqueda, teniendo como pista que a Sancho se la dirigía su amo, volvimos a releer el libro por enésima vez y, por fin, encontramos el origen del error. La sentencia que confundía a nuestros amigos y amigas les justificaba plenamente porque, cuando una figura retórica, por ejemplo una metáfora, se parece literalmente mucho a otra o tienen el mismo significado aunque no se parezcan en nada, no es difícil que puedan confundirse, lo cual no tiene mayor trascendencia porque no desvirtúa en absoluto el sentido del discurso. Su consideración sólo tiene interés como mero diletantismo literario.

Debido al mencionado hecho de falta de importancia, fueron pasando los años sin mayor preocupación que la que, de vez en cuando, nos divertía oír sistemáticamente el error, que naturalmente atribuíamos al hecho de que el confundido no había leído el Quijote. Al ofrecerles el dicho de Don Quijote que les había llevado a la confusión, en muchos casos tampoco se lo creían, convirtiéndose la mayoría de nuestros interlocutores en creer que la frase era del libro de Cervantes a pesar de no haberlo leído. Otros opinantes atribuían el dicho al poeta Rubén Darío, a Unamuno en su libro de la “Vida de Don Quijote y Sancho y, en fin, a un número de presuntos autores que resultaría prolijo mencionar si nos acordáramos de ellos.

También eran muchos los años que fueron pasando sin hallar la respuesta, hasta que un día, lejano solamente unas semanas de la actualidad, sucedió el hecho que tanto tiempo estábamos anhelando, que no era inferior a 20 ó 25 años. El evento fue tan sencillo como oírlo en un concurso de televisión. La respuesta no fue sabida por los concursantes y el juzgador la dio sin darle la menor importancia. Era Goethe. Naturalmente, la mayoría de la gente, entre los que están las decenas de nuestros interlocutores, afirmará ahora que ya lo sabían, y nosotros tendremos que pensar que en tantísimos años tuvimos la mala suerte de no dar con ninguno de ellos.

Portada del disco: Goethe Chorlieder por Coro de Cámara de la Universidad Johann Wolfganf Goethe de Frankfurt del Meno bajo la dirección de Christian Ridil.

Por todo lo antedicho, iniciamos una búsqueda de la literatura de Goethe y de las relaciones de esta frase con otras similares de igual sentido. Sin duda fue el poema “Ladrador” (Kläffer) de 1808 en el que Goethe hace emerger la frase “Ladran, señal de que cabalgamos” por primera vez.  La traducción, elaborada por el bibliotecario Roberto Gómez Junco, Jr, dice así:

Cabalgamos en todas direcciones

en pos de alegrías y de trabajo;

pero siempre ladran cuando

ya hemos pasado.

Y ladran y ladran a destajo.

Quisieran los perros de la cuadra

acompañarnos donde vayamos,

mas la estridencia de sus ladridos

sólo demuestra que cabalgamos”.

Esta forma de expresarse se recoge a su vez en una alocución griega anónima, que se refiere a que la persona de éxito, que no mira hacia atrás sino que busca su meta, siempre tiene gran cantidad de enemigos que, como perros, le siguen y ladran para descomponerle la figura, o acaso para que caiga, o incluso cese en su búsqueda.” En latín hay una frase, también de autor anónimo, que dice: “Latrant et scitis estatint praetesquitantes estis”, que quiere decir: Ladran y sabéis al momento que cabalgáis por delante de los demás”. En el idioma turco, en “Proverbs of all nations”, escrita en 1859 por Walter Keating Nelly, se cita un proverbio de origen otomano de una inquietante similitud con el tema de este artículo: ”The dog barks, but the caravan passes”: “Los perros ladran, pero la caravana avanza”.

Sin embargo, la referencia bien documentada más antigua en relación con Goethe que se ha encontrado está en inglés: en Godey´s magazine, 1868, pág. 275, en un artículo de  Louis Antoine Godey y Sarah Josepha Buell Hale, que dice: “Goethe never said a truer thing than ´When the dogs bark we know we are riding on horseback”: “Goethe nunca dijo algo más verdadero que ´Cuando los perros ladran, sabemos que cabalgamos”. También en  “The military career: a guide to young officers, army candidates and parents‎”, escrita por Sir William Bellairs, en 1889,  dice: “As Goethe tell us: When dogs bark, it is a proof you ride”: “Como Goethe nos dice: Cuando los perros ladran, es la prueba de que cabalgamos”.

No se sabe de una forma evidente quién mencionó la frase por primera vez en castellano. La referencia más antigua conocida se encuentra en  la edición de agosto de 1903 de la Revista  “Nuestro Tiempo” en el artículo “Los dos catolicismos”, de Edmundo González Blanco, que dice: El perro, empleando la comparación de Goethe, quisiera acompañarnos desde el establo; pero el eco de sus ladridos nos prueba que cabalgamos”.

Goethe  expresa con toda claridad que “los ladridos son señas de que se avanza”, mientras que en otras referencias la idea es que  “se avanza a pesar de los ladridos”. La  diferencia es bastante evidente: en la primera acepción los perros son amigos o por lo menos no beligerantes, ladran porque alguien se va; mientras que en la segunda los perros significan el peligro de una agresión, ladran porque alguien está huyendo.

Gustave Doré, Quijote y Sancho sobre Clavileño, grabado, Francia, 1863

¿Pero en qué momento se coló Sancho en la expresión? Difícil saberlo, aunque todo indica que fue en la primera mitad del siglo XX. Alguien supuso que la frase era del Quijote y le agregó el Sancho, con mucha fortuna por cierto, porque el error se propagó exponencialmente. No se sabe quién fue el primero en cometer tal equivocación, pero en un artículo de 1945 titulado “Por una Política Nacional de la energía eléctrica”, el autor, Juan Sabato, usa la frase “con el Sancho ya incluido”.

En la lectura cuidadosa de El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, en el capítulo XLI, De la venida de Clavileño, …se encuentra la frase que, sin duda alguna, debió ser la que confundió a tanto intelectual. Una primera aseveración  puede querer expresar la misma idea pero con carácter negativo: una situación, una consecuencia. D. Quijote y Sancho cabalgan con los ojos vendados a lomos de Clavileño, pero no se mueven, por lo que D. Quijote hace ver a Sancho “…; que osaré jurar que en todos los días de mi vida he subido en cabalgadura de paso tan llano; no parece sino que no nos movemos de un lugar”.

En una segunda interpretación, añade Don Quijote que llevan el viento en popa, pues desde el jardín de los duques les estaban soplando con mil grandes fuelles, por lo que comunica  a Sancho que deben estar llegando a la segunda región del cielo y que, si siguen subiendo, pronto darán con la región del fuego. En ese momento con unas estopas de cáñamo, ardiendo en la punta de unas cañas, les calentaban los rostros. Sancho, que sintió el calor, sin destaparse los ojos, dijo: Que me maten si no estamos ya en el lugar del fuego, o bien cerca, porque una gran parte de mi barba se me ha chamuscado, …” Esta última frase es, si duda alguna, la que fue objeto de la tergiversación de la idea: en ambos casos, tanto los ladridos como el fuego, son causas conocidas que conducen  necesariamente al desenlace de un  efecto esperado.

 Fernando Ruiz-García

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… la justicia, no es solo cuestión de fondo. Sobre todo, es cuestión de forma. Así que no respetar las formas de la justicia es lo mismo que no respetar la justicia. Lo comprende, ¿verdad? -Melchor no dice nada; el subinspector esboza una sonrisa tolerante-. Bueno, ya lo comprenderá. Pero acuérdese de lo que le digo, Marín: la justicia absoluta puede ser la más absoluta de las injusticias.

Terra alta / Javier Cercas

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