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El libro de la semana: El edificio Yacobián
Una novela sobre un inmueble de El Cairo y las vidas de sus habitantes
– El lavabo está al fondo, a la derecha.
Mientras lavaba el vestido, pensó que era más fácil de lo que había imaginado. Algo parecido a cuando le metían mano en el autobús, lo que sucedía a menudo. Recordó el consejode Fifi acerca de lo que tenía que hacer después. Regresó donde estaba Talal y le dijo, con una voz que intentó que sonase lo más sensual y seductora posible:
– Señor, necesito veinte libras.
Talal la observó por un instante. Se llevó la mano al bolsillo con rapidez, como si lo estuviese esperando, y dijo con naturalidad mientras le daba un billete arrugado:
– No. Con diez tienes bastante. Vuelva a la tienda en cuanto se seque su vestido.
Después salió y cerró la puerta tras de si.
El libro de la semana: La vida cotidiana en Roma
Tabla de contenidos
Prólogo ………………………………………………………… 9
Agradecimientos ……………………………………………… 13
Introducción
La gestación de la identidad cultural romana ……………… 15
Ordenamiento político y social ……………………………… 17
La esclavitud …………………………………………………… 31
¿Cómo era la ciudad romana? ………………………………… 35
El orden y la seguridad pública ……………………………… 51
De campaña electoral por la antigua Roma ………………… 55
La vivienda romana: DOMUS, INSULA, VILLA ……………………… 63
La familia ……………………………………………………… 73
El nacimiento ………………………………………………… 75
El matrimonio ………………………………………………… 77
Los funerales …………………………………………………… 81
El vestido ……………………………………………………… 85
El calzado ……………………………………………………… 91
El cuidado personal …………………………………………… 95
Las termas …………………………………………………… 107
Las instalaciones sanitarias ………………………………… 111
El desayuno ………………………………………………… 113
El almuerzo ………………………………………………… 115
El banquete ………………………………………………… 117
La educación del ciudadano romano ……………………… 123
La literatura ………………………………………………… 127
Los libros y las bibliotecas ………………………………… 137
Los juegos romanos ………………………………………… 143
El Coliseo …………………………………………………… 153
Símbolo de un imperio ……………………………………… 153
El ocio ……………………………………………………… 157
El teatro …………………………………………………… 159
El sexo y la prostitución …………………………………… 163
La medicina ………………………………………………… 167
Las vías y los medios de transporte ………………………… 171
El CURSUS PUBLICUS ………………………………………………181
Los medios de información ………………………………… 185
La religión …………………………………………………… 191
Anexos ……………………………………………………… 197
Sistema monetario …………………………………………… 197
Pesos y medidas ……………………………………………… 199
Precios y salarios …………………………………………… 201
Medición del tiempo ………………………………………… 203
Emperadores romanos ……………………………………… 207
Cronología ………………………………………………… 209
Bibliografía ………………………………………………… 219
El libro de la semana: Estambul era un cuento
Ésta es la primera obra traducida al español del escritor turco Mario Levi. Narra la historia de una familia judía en Estambul a lo largo del siglo XX a través de 47 personajes de tres generaciones distintas y de sus historias, anécdotas y secretos.
La ciudad de Estambul aparece como el telón de fondo de todas estas historias, el escenario perfecto para perderse por sus calles, el cuerno de oro o el estrecho del Bósforote.
Mario Levi nació en Estambul en 1957, descendiente de judíos sefardíes. Ha publicado cinco novelas y dos libros de relatos, entre los que destacan Aquel verano lluvioso (2005), Dónde estabas cuando cayó la noche (2009) y Mis fotografías de Estambul (2019).
Lee un fragmento: http://www.galaxiagutenberg.com/media/80556/estambul_web.pdf
El libro de la semana: Matar al padre
Lectura breve
“Reno, Nevada, 1994. Joe Whip tiene catorce años. Su madre, Cassandra, vende bicicletas. Cuando Joe le pregunta dónde está su padre, ella responde:
–Me abandonó cuando tú naciste. Los hombres son así.
Ella se niega a decirle cómo se llama. Joe sabe que está mintiendo. La verdad es que nunca supo quién la dejó embarazada. Fueron tantos los hombres que vio desfilar por su casa. La principal razón por la que se acaban marchando es porque Cassandra olvida o confunde sus nombres.
Ella, sin embargo, sigue sintiéndose defraudada al respecto.
–Mírame bien, Joe. ¿Acaso no soy una mujer guapa?
–Sí, mamá.
–¡Entonces dime por qué no soy capaz de conservar ni siquiera a uno!
Joe permanece callado. Aunque se le ocurren algunas respuestas. De entrada, el asunto de los nombres. Luego, su aliento a tabaco y a alcohol. Finalmente, una serie de cosas que se formula a sí mismo en los siguientes términos: «Yo también te abandonaré, mamá. Porque eres egoísta. Porque hablas demasiado fuerte. Porque siempre te estás quejando.»
Una noche, Cassandra trae a un nuevo tipo a casa. «Uno más», piensa Joe. Como siempre, ella hace las presentaciones.
–Joe, te presento a Joe, mi hijo. Joe, éste es Joe.
–La cosa se complica –observa el mayor.
Joe Junior piensa que éste le va a durar. De entrada, no se olvidará de cómo se llama, ya que, por muy poco maternal que sea, ha encontrado el mejor método mnemotécnico para acordarse del nombre de su amante. Y, además, Joe Senior es distinto. Hace unas preguntas muy curiosas:
–¿Y el negocio de las bicis, funciona en Reno?”
El libro de la semana: Personas como yo
Lectura breve: capítulo 1. Un casting fallido, p. 14
“Conocí a la señorita Frost en una biblioteca. Me gustan las bibliotecas, pese a que encuentro ciertas dificultades al pronunciar la palabra, tanto en plural como en singular. Según parece, determinadas palabras me plantean serios problemas de pronunciación, sobre todo sustantivos: personas, lugares y objetos que me han ocasionado una inusitada excitación, un conflicto irresoluble o un miedo cerval. Bueno, eso opinan los diversos profesores de voz y logopedas y psiquiatras que me han tratado… sin éxito, lamento decir. En primaria, repetí un curso debido a «graves deficiencias del habla»: una exageración. Ahora cuento sesenta y muchos años, casi setenta; ya he perdido el interés por la causa de mis errores de pronunciación. (Hablando en plata: a la mierda la etiología.)
La palabra «etiología» ni siquiera intento decirla; en cambio, sí consigo, no sin esfuerzo, una pronunciación incorrecta pero comprensible de «biblioteca» o «bibliotecas», y al hacerlo surge de mis labios la palabra errada en forma de ave desconocida. (Digo «mirloteca» o «mirlotecas», como los niños.)
Para mayor ironía, mi primera biblioteca carecía de toda distinción. Se trataba de la biblioteca pública de la pequeña localidad de First Sister, Vermont, un compacto edificio de obra vista en la misma calle donde vivían mis abuelos. Yo viví con ellos en su casa de River Street hasta los quince años, cuando mi madre volvió a casarse.”