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El libro de la semana: Las mujeres, que leen, son peligrosas

Una historia ilustrada de la lectura desde el siglo XIII hasta el siglo XXI

Las mujeres, que leen, son peligrosas

Para abrir boca (fragmento, página 24):

“Lectura peligrosa

En lugar de divertirse con el asunto, otros círculos sociales tomaron este tipo de moral muy en serio.  Cuando la fiebre de la lectura comenzó a hacer estragos entre las damas en tiempos de Chardin y de Baudouin y se vió, primero en la metrópolis parisina y después en las provincias más apartadas a todo el mundo -pero sobre todo a las mujeres- pasearse con un libro en el bolsillo, el fenómeno irritó a ciertos contemporáneos e hizo entrar rapidamente en escena a partidarios y críticos. Los primeros preconizaban una lectura útil, que debía canalizar el furor por la lectura, como se llamó entonces a ese fenómeno social, para transmitir los valores de virtud y favorecer la educación. Sus adversarios conservadores,  en cambio, sólo veían en la lectura desenfrenada una nueva prueba de la imparable decadencia de las costumbres y del orden social. Así, por ejemplo, el librero suizo Johann Georg Heinzmann llegó incluso a considerar la manía de leer novelas como la segunda calamidad de la época, casi tan funesta como la Revolución Francesa.”

Stefan Bollmann

Búscalo en la Biblioteca de Filosofía y Letras, segunda planta


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… la justicia, no es solo cuestión de fondo. Sobre todo, es cuestión de forma. Así que no respetar las formas de la justicia es lo mismo que no respetar la justicia. Lo comprende, ¿verdad? -Melchor no dice nada; el subinspector esboza una sonrisa tolerante-. Bueno, ya lo comprenderá. Pero acuérdese de lo que le digo, Marín: la justicia absoluta puede ser la más absoluta de las injusticias.

Terra alta / Javier Cercas

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