Rafa Sirvent es nuestro siguiente bibliotecario invitado. Con casi 30 años de servicio en la Universidad de Alicante, desempeña su labor en la Biblioteca de Económicas (con períodos de dedicación exclusiva a su labor como sindicalista) desde 1988.
Comenzamos la entrevista preguntándole por su presente, en el que dedica un 20% de su jornada a colaborar con sus colegas de biblioteca en las tareas que surgen de la actividad normal del servicio: préstamo, preparación de exposiciones…Precisamente trabajan en una exposición para conmemorar el 8 de marzo, una serie con varios años de andadura. Cada edición se elige un tema asociado (este año es Mujer y Liderazgo). Para ello, seleccionan los libros de la Biblioteca Universitaria, se adquieren aquéllos que no están y son interesantes (hasta donde permite el presupuesto), y además se hace una búsqueda en el CSIC, para ver qué artículos a texto completo hay sobre el tema. Con todo ello se elabora una guía que se publica junto con los materiales relacionados.
El doctorado ocupa también buena parte de su tiempo. En el área de Filosofía y Letras, su tesis gira en torno a la utilización, por parte de los docentes de Literatura española e hispanoamericana de la Universidad de Alicante, de la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Fue precisamente su actual directora y amiga quien le sugirió que incluyera una perspectiva bibliotecaria en su tesis, y su objetivo es proporcionar una información útil para ayudar a la toma de decisiones en dicha biblioteca virtual.
Rafa ingresó como ordenanza en la Facultad de Económicas en 1987. Entonces era norma habitual que si había personal disponible entre los ordenanzas y una vacante en la biblioteca, se cubría esa vacante con ordenanzas. Así, le ofrecieron (ya había trabajado como ordenanza en la Biblioteca de Geografía en 1987 un puesto en la biblioteca, que desempeñó desde el 1 de junio de 1988 (comentamos su buena memoria). En la biblioteca no había gestores, los ordenanzas realizaban tareas (préstamo, tejuelado, control de publicaciones periódicas…) más allá de su categoría. Así, el primer reto, que ya sugería su vena reivindicativa, fue la demanda (individual pero simultánea), junto con otros compañeros y compañeras del servicio de bibliotecas a la universidad solicitando el reconocimiento de las tareas y su materialización en las retribuciones. A algunos (Rafa entre ellos) se les concedió, con la reposición de la retribución correspondiente, el reconocimiento de tareas de grupo C. A unos pocos, se les reclasificó el puesto. Y a otros pocos, no les dieron nada. Al año siguiente, al presentar la demanda se volvió a recuperar la retribución. Y en el siguiente convenio colectivo de las universidades valencianas ya apareció la figura del auxiliar de servicios bibliográficos (grupo D). Más adelante, se ofertó la opción de gestor con destino en bibliotecas. Sin embargo, la evolución de la creación de puestos específicos en el ámbito de la biblioteca siguió adelante.
El puesto de especialista técnico ya existía en otras universidades (grupo B/C), y el sindicato en el que nuestro entrevistado prestaba servicio luchó para llegar a conseguir que en 2004 se crearan las plazas y se ofertaran por oposición interna, incluso (paradójicamente y por sorpresa) con el voto en contra del mismo sindicato. Estos puestos tenían asignadas más funciones técnicas (bases de datos, registros de revistas y reclamaciones…); tareas que, por otro lado, ya se realizaban por personal ocupando puestos de categorías diferentes. Así, siendo especialista técnico promocionó a A2, tras tener la titulación, y siempre en la Biblioteca de Económicas.
Al preguntarle por satisfacciones y decepciones, destaca como mayor logro la creación, junto con la dirección del SIBYD (Servicio de Información Bibliográfica y Documental -antigua denominación de la Biblioteca Universitaria-) y el Gerente del momento de estas plazas de Especialista Técnico, posibilitando así la carrera profesional dentro del Servicio de Bibliotecas. Y precisamente en este contexto sitúa su mayor decepción: la oposición de su sindicato de entonces a esta reclasificación. También recuerda como momento difícil la promoción (a A2) que tuvo lugar en 2007 y cuyas pruebas recuerda “extraordinariamente duras”, y que hicieron que la mitad de los candidatos quedaran excluidos. La próxima (2009) la superó, siendo nombrado en 2010.
Dado que la carrera de Rafa siempre ha ido ligada a la actividad sindical, le preguntamos por su andadura en este contexto. Comenta que, en el año 2000, y a media jornada, empezó con UGT; en ese mismo año le solicitaron más dedicación, y estuvo dedicado al 100%, hasta 2004 cuando surgió el conflicto por la creación del puesto de especialista técnico. Esto supuso su vuelta a su actividad como bibliotecario, aunque tenía horas sindicales como delegado de prevención (ya desvinculado de UGT). Ya en 2006 creó, junto con otros compañeros, el sindicato SEP (Sindicato de Empleados Públicos), con una progresión positiva en los delegados elegidos en cada período electoral. Aunque en el SEP la dedicación era exclusiva, alejado de bibliotecas, considera volver progresivamente. La biblioteca le “gusta mucho” y “si te vas, pierdes cosas, novedades, como el tema de las CI2”. Añade que la dedicación exclusiva en el sindicato “te hace olvidar lo que es el trabajo cotidiano”. Confiesa que el sindicato le gusta porque le proporciona oportunidades de resolver (o intentar resolver) los problemas de la gente, los pequeños dramas individuales en los que puede poner en práctica su capacidad para escuchar (ya las usuarias jóvenes compartían sus problemas sentimentales en el mostrador de la biblioteca); pero también valora el contacto con el usuario y con los libros (tiene miles en casa). Estas son las mayores satisfacciones, junto con el hecho de haber frenado, -no sabe si anulado definitivamente- la instalación de una antena de telefonía móvil en el edificio de la Biblioteca General, con la colaboración de personal e incluso alumnado. Las puñaladas por la espalda inesperadas son, por el contrario, lo más decepcionante. Un ejemplo bien conocido es la difusión de un desnudo artístico con la intención de desprestigiarlo, y que finalmente no tuvo el efecto esperado en los resultados electorales.
Al preguntarle por el futuro, ve claro que los cambios en el ámbito de la biblioteca pasa por la comunicación y las redes sociales. Celebra la creación de la unidad de Calidad y Comunicación de la Biblioteca, dada la importancia de estos (ya no tan nuevos) canales en la comunicación con el personal usuario. Hay que ir a por ellos, y no esperarles, se trata de un camino a fomentar entre todos. Acercar al usuario (incluyendo profesorado) a la biblioteca es fundamental, ya que es posible detectar carencias importantes en el uso y aprovechamiento de los servicios bibliotecarios. Es necesario enseñar. Como apunta, “lo importante es el usuario, y tenemos que ver cómo llegar a él”.
En cuanto al futuro de las bibliotecas, reconoce que las revistas en papel ya son minoritarias, y en el ámbito de los libros, la gente todavía no está muy acostumbrada, pero llegará el momento en que el uso del formato digital desbanque al papel. Su función en la biblioteca, nos dice, será el de seguir colaborando mientras siga liberado. Probablemente, apunta, su vuelta a la biblioteca será progresiva.
Estamos seguros porque, como confiesa, “siempre he sido una rata de biblioteca, la del instituto la conocía incluso mejor que la bibliotecaria”. Al pedirle una nota final, reconoce que es el trabajo de su vida, y aprovecha, entre risas, para reivindicar la necesidad de mayor presupuesto.
Muchas gracias Rafa por añadir la perspectiva profesional y sindical al ámbito de las bibliotecas. El reconocimiento de las funciones y labores del personal bibliotecario dentro de instituciones como la universitaria denotan la importancia social de nuestra profesión. ¡Gracias!