Sinopsis
Como las viejas y buenas historias, esta fascinante novela comienza en un buque repleto de pasajeros muy distintos entre sí. Tras un largo viaje por el Caribe, lleno de conversaciones y complicidades, el londinense Eric Devon, su esposa Nora y una lúcida periodista estadounidense deciden viajar a un Berlín que se recupera de los desastres de la última guerra y de los perversos efectos del nazismo. Vacilante y presa de los fantasmas de otro tiempo, Eric, por fin, se enfrentará allí a su pasado, oculto durante décadas.
He aquí una magnífica historia entre el «año cero» (recordemos la famosa película de Rossellini Alemania, año cero) y el llamado «milagro económico». En una ciudad devastada por la guerra, pero llena de vida, a nuestros protagonistas les espera aquello que, quizá demasiado sencillamente, llamamos una gran sorpresa. Nada es lo que parecía ser: Eric irá asistiendo, página a página, capítulo a capítulo, a una serie de revelaciones que lo harán cambiar para siempre.
Este impresionante viaje en el tiempo ofrece una inédita y refrescante visión del Berlín de finales de los años cincuenta. Tan poderosa y seductora que transforma nuestra propia perspectiva de esa parte de la historia, entre los escombros y la reconstrucción, con sus alegrías y su oportunismo, con sus miserias y sus remordimientos. Y lo hace de un modo muy refrescante y más allá de cualquier cliché.
Regreso a Berlín podría ser una historia de Somerset Maugham, pero no lo es. O de Graham Greene, pero tampoco… Eso sí, tiene todo lo que nos gusta de estos dos escritores (la potencia narrativa, el misterio, el perfecto análisis de los personajes, las disquisiciones morales) y también la sutileza y la inteligencia femeninas de Verna B. Carleton, uno de los grandes nombres secretos de la literatura de su época.
La autora
Verna Carleton. De madre inglesa y padre de ascendencia alemana (ella nunca quiso usar su apellido paterno, Von Kessler), nació en 1914 en New Hampshire, Estados Unidos, y se casó en México —con Frida Kahlo y Diego Rivera como testigos—, donde vivió durante la Segunda Guerra Mundial y donde frecuentaba los círculos artísticos de los exiliados alemanes. Allí se hizo amiga de los grandes escritores Anna Seghers y Egon Erwin Kisch. Escribió artículos para diversos medios, como el Saturday Evening Post o The New Yorker. En París, su hogar adoptivo, había conocido a Sylvia Beach y a Walter Benjamin y se había encontrado con muchas personalidades de la vida literaria. Hasta su muerte, en 1967, fue amiga íntima de la fotógrafa Gisèle Freund, a quien acompañó a Alemania en 1957. Regreso a Berlín, su primera novela, recibida con entusiasmo en su época, se inspira en aquel viaje: Freund se había exiliado de su país en los años treinta debido al nazismo; para ella, volver a poner un pie en territorio alemán era una difícil decisión vital: de Alemania y los alemanes no quería saber nada, pero tampoco lograba librarse de sus recuerdos. Verna la alentó a hacer aquel revelador viaje… que también era, en realidad, una búsqueda de su propio pasado.
Reseña de errata naturae.
La novela Regreso a Berlín la puedes encontrar en Biblioteca de Filosofía y Letras.