La historia del jazz es una de las más originales de la música. Sus personajes y estilos, su fuerte individualismo, la hacen enormemente atractiva, y aunque algunas tendencias exijan una alta preparación por parte de los aficionados, es sobre todo música para escucharla con los pies.
El jazz es una forma de arte musical que se originó en los Estados Unidos mediante la confrontación de los negros con la música europea, de hecho, para Estados Unidos fue una de sus mejores tarjetas de identidad y todos los historiadores musicales coinciden en señalarlo como su contribución más importante al mundo de la cultura.
La instrumentación, melodía y armonía del jazz se derivan principalmente de la tradición musical de Occidente. El ritmo, el fraseo y la producción de sonido, y los elementos de armonía de blues se derivan de la música africana y del concepto musical de los afroamericanos.
Los spirituals y los blues evolucionaron hasta crear su propio lenguaje: el del jazz. ¿Y cómo es ese lenguaje? Uso de la síncopa, insistencia rítmica, timbres instrumentales insólitos – difíciles de encontrar en otro tipo de música -, improvisación y desgarro de las voces. Todo ello impregnado de una palabra mágica: swing, el alma del jazz. Algo que va más allá de la propia interpretación provocando un ritmo tan coordinado que provoca una respuesta visceral del oyente, hasta el punto de provocar movimientos involuntarios de los pies y de la cabeza.
A partir de los años 40 surgieron nuevos estilos de música jazz – bebop, cool, free – que dejaron un poco de lado el ritmo para atraer al intelecto, y como consecuencia a reducidos grupos de vanguardia. A pesar de todo, el jazz perdura y el público lo sigue con extraordinario entusiasmo por su gran vitalidad.
En noviembre de 2011 la Conferencia General de la Unesco proclamó el 30 de abril Día Internacional del Jazz. La UNESCO da a esta jornada el objetivo de sensibilizar al público general sobre las virtudes de la música jazz como herramienta educativa y como motor para la paz, la unidad, el diálogo y el refuerzo de la cooperación entre pueblos. Gobiernos, organizaciones de la sociedad civil, instituciones educativas y ciudadanos particulares ya implicados en la promoción de la música jazz aprovechan esta oportunidad para fomentar la idea de que no se trata tan sólo de un estilo de música, sino de que el jazz contribuye también a la construcción de sociedades más inclusivas.
En la Biblioteca Universitaria hay material disponible para la iniciación o descubrimiento de esta gran música, desconocida por un extenso público. Libros, cine y música donde el jazz se muestra en sus diferentes formatos, y de la mano de los grandes maestros como Duke Ellington o Charles Mingus podréis navegar por el océano de pensamientos sonoros que es el jazz.
El jazz es, ante todo, improvisación, vida, expresividad, evolución constante.