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Centenario del nacimiento del poeta Luis Rosales

El pasado 31 de mayo se celebró el centenario del nacimiento del poeta y ensayista granadino Luis Rosales (Granada 1910 – Madrid 1992).

Luis Rosales estudia Filosofía, Letras y Derecho en la Universidad de Granada. En 1930 se traslada a Madrid para continuar sus estudios donde conoce a otros autores como Luis Felipe Vivanco, Leopoldo Panero, Dionisio Ridruejo y José García Nieto. Pronto se convierte en la cabeza de la Generación del 36 y en uno de los máximos exponentes de la denominada “poesía arraigada”.

Publica sus primeros poemas en las revistas Los cuatro vientos, Cruz y raya, Vértice y El gallo. En Madrid publica un libro de poesía amorosa, Abril, donde se refleja la influencia de Garcilaso de la Vega en el poeta. Parte de su obra comienza a publicarse también en la revista Caballo verde, fundada por Pablo Neruda y que recoge trabajos de otros poetas como Vicente Aleixandre o Miguel Hernández.

En 1937 colabora en la revista Jerarquía y varios años más tarde, es secretario de la revista Escorial. En 1949 publica La casa encendida y en 1979 Diario de una resurrección, ambas consideradas sus obras cumbre.

Desde 1953 hasta 1965 dirige la revista Estafeta literaria, que es posteriormente continuada por Nueva estafeta (1978-1982). Durante estos años se doctora en Filosofía.

Estudioso de los manuscritos del Siglo de Oro español, pasa a formar parte de la Hispanic Society of America y en 1962 ingresa como miembro de número en la Real Academia Española. En 1982 recibe el Premio Miguel de Cervantes como reconocimiento a toda su obra.

En la Biblioteca podréis encontrar las siguientes obras del poeta.

Fuente: Instituto Cervantes (http://www.cervantes.es/)
Foto: Archivo Histórico Nacional (http://www.mcu.es/archivos/MC/AHN/index.html)


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… la justicia, no es solo cuestión de fondo. Sobre todo, es cuestión de forma. Así que no respetar las formas de la justicia es lo mismo que no respetar la justicia. Lo comprende, ¿verdad? -Melchor no dice nada; el subinspector esboza una sonrisa tolerante-. Bueno, ya lo comprenderá. Pero acuérdese de lo que le digo, Marín: la justicia absoluta puede ser la más absoluta de las injusticias.

Terra alta / Javier Cercas

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