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Z. La ciudad perdida y El sueño de Gabrielle

La ciudad perdida

El sueño de Gabrielle

Sesión doble de cine: Tras los sueños

Soñar, ir tras lo desconocido, buscar la belleza es una recompensa en sí mismo. El hombre debe perseguir lo que excede a su comprensión. Si no para que existe el cielo…”

(Una voz en off de mujer, susurra estas palabras con la misma parsimonia con la que fluye el agua en la primera escena de Z. La ciudad perdida, mientras la cámara recorre la superficie de un caudaloso río que se abre paso entre una vegetación exuberante. Una escena con un mensaje de una gran carga onírica)

Dos sueños, dos historias, con argumentos y personajes muy distintos, y que ambos comparten unos fuertes deseos de convertir en realidad sus anhelos, sus sueños. Este es el móvil de las dos películas, Z. La ciudad perdida y El sueño de Gabrielle. Sus personajes principales: Percy Fawcett ansía encontrar “Z” (una ciudad perdida en el Amazonas), mientras que Gabrielle quiere encontrar su amor soñado

 

Z. La ciudad perdida (2016)

Un film de aventuras. Una auténtica epopeya personal y familiar realizada por el director norteamericano James GrayZ. La ciudad perdida posee una estructura cinematográfica de claro corte clásico, siendo el mejor exponente del cine de Gray. La puesta en escena es excelente, a lo que ha ayudado la fotografía y las localizaciones, consiguiendo una presentación poética y elegante.

Basada en hechos reales. A principios del siglo XX, el Reino Unido gozaba de unas potentes instituciones geográficas, que organizaron expediciones en busca de nuevos descubrimientos, lo que ayudó al conocimento y al impulso expansionista de la Corona.

Durante siglos, los europeos se plantearon la existencia de una antigua civilización en la selva del Amazonas. El británico Percy Fawcett participó en varias expediciones, convencido de poder encontrar una legendaria ciudad, en cuya búsqueda habían muerto anteriormente cientos de hombres. En 1925, Fawcett realizará su viaje más ambicioso, su última expedición, en la que desaparecerá en la selva, sin dejar rastro alguno.

Percy Fawcett, no hubiera podido haber realizado sus expediciones, sin ese substrato de ambiente expedicionario de las instituciones geográficas británicas. Pero, sobre todo, por su obsesión personal hacia esa epopeya amazónica, y la ayuda incondicional e inestimable de su familia, especialmente de su esposa, un personaje que se agiganta según van surgiendo las dificultades.

Z. La ciudad perdida, una aventura como las de antes, de metraje largo, con un buen guion, y que destila un gran amor a la historia. James Gray, un cineasta que en este film sigue la senda de otro gran director británico, David Lean en “Lawrence de Arabia”.

 

El sueño de Gabrielle (2016)

En busca de un sueño. Gabrielle, la protagonista tiene una personalidad libre, romántica y fantasiosa, pero las condiciones sociales intentan aniquilar ese carácter, ese sueño que le impide tener una vida plena y poder llegar a ser feliz.

El sueño de Gabrielle es una adaptación de la novela “Mal de Pierres” de Milena Agus. El film sigue los pasos de Gabrielle durante veinte años, una misteriosa y sofisticada mujer, que tras contraer matrimonio después de la Segunda Guerra Mundial, se enamora de otro hombre que conoce en un balneario al que ambos acuden para curar sus dolencias.

El sueño de Gabrielle, es una historia con tintes melodramáticos. La directora francesa Nicole García, ha realizado un film con una presentación muy sensorial, consiguiendo que los sentidos de la protagonista sean el hilo conductor de la historia. La interpretación de Marion Cotillard (Gabrielle) es magnífica. La actriz francesa más cotizada, sigue en una línea ascendente, y no es extraño que realice cinco o seis películas en un año.

“Amor mío, tu cuerpo me ha invadido. No hago nada más que esperar…

Todavía no has contestado a mis cartas.

¿Qué te he hecho? Quiero que me hables.

¿Qué puedo hacer?”

 

Las puedes encontrar en el catálogo de la Biblioteca de la BUA,


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… la justicia, no es solo cuestión de fondo. Sobre todo, es cuestión de forma. Así que no respetar las formas de la justicia es lo mismo que no respetar la justicia. Lo comprende, ¿verdad? -Melchor no dice nada; el subinspector esboza una sonrisa tolerante-. Bueno, ya lo comprenderá. Pero acuérdese de lo que le digo, Marín: la justicia absoluta puede ser la más absoluta de las injusticias.

Terra alta / Javier Cercas

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