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Segunda Guerra Mundial: 80 años después

Nadie ha dicho que matar sea fácil. Sin embargo, la guerra depende de gran número de personas dispuesta a matar a otras tantas. (…) La Segunda Guerra Mundial llevó esta exigencia militar a unos límites sin precedentes. La devastación fue tal que hubo que recomponer el mapa del mundo. (…) Para muchas personas el peso de los estragos materiales y psicológicos fue difícil de soportar. Como farfulló un joven soldado americano de infantería después de clavarle una y otra vez la bayoneta a un hombre hasta matarlo: «Me sentí mal…mi padre me enseñó que no había que matar».

Quien escribe esto es Joanna Bourke en la introducción de su libro La Segunda Guerra Mundial: una historia de las víctimas. Ocho décadas después, parece que estas palabras no hayan perdido actualidad, pues sigue habiendo demasiada gente dispuesta a matar. Y demasiados conflictos en el mundo que desembocan en guerras que, aunque no puedan ser consideradas de alcance mundial, provocan destrucción y sufrimiento similar.

Aprovechando que este año se cumplen ochenta años desde el comienzo de la Segunda Guerra Mundial y el interés que todavía suscita en la historiografía actual, la Biblioteca de Filosofía y Letras ha organizado en su primera planta una exposición bibliográfica con una selección de materiales impresos y audiovisuales que se podrá visitar desde el 9 al 30 de septiembre.

¡Te esperamos!


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… la justicia, no es solo cuestión de fondo. Sobre todo, es cuestión de forma. Así que no respetar las formas de la justicia es lo mismo que no respetar la justicia. Lo comprende, ¿verdad? -Melchor no dice nada; el subinspector esboza una sonrisa tolerante-. Bueno, ya lo comprenderá. Pero acuérdese de lo que le digo, Marín: la justicia absoluta puede ser la más absoluta de las injusticias.

Terra alta / Javier Cercas

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