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Delicioso (2021)

MEDIATECA. Apuntes de cine 

Delicioso (2021) 

Para buenos paladares

“No hay que tener ganas de comer, hay que saber comer,

 es un arte…“

Esta semana en Mediateca, apuntes de cine, os presentamos una película que os va a excitar las papilas gustativas, y que va dirigida de forma directa al paladar. Délicieux es una historia divertida y a la vez instructiva que hace que el comer sea encumbrado al nivel de arte. Una película francesa relacionada con el arte culinario, no podía ser de otra manera; Francia siempre está entre la élite del mundo del buen comer. Este film se suma a otros recientes que se acercan al mundo de la gastronomía francesa, recordamos títulos como: El chef, La receta de la felicidad, Vatel, y La cocinera del presidente. Si queréis pasar unos buenos momentos, esta es la película, y hasta puede que os haga ir raudos al frigo para picotear algo, y hacer un intermedio inducido por la historia, así que:

¡Bon appetit!

 

Algunas consideraciones

El director y guionista francés Eric Besnard dirigió en 2021 Délicieux, su séptima película; destacar también de su filmografía la comedia, Pastel de pera con lavanda (2015), comentada anteriormente en este blog; ambas comparten una historia original, contada de forma peculiar y sosegada.

Délicieux es una comedia dramática, que reúne a la vez la crónica histórica y social con la sátira y el humor. Eric Besnard condimenta con maestría y buen gusto el calor de los fogones, acontecimientos sociales y la fascinante campiña parisina. La puesta en escena es magnífica, con sugestivas localizaciones campestres y una fotografía extraordinaria, en las que las estaciones sirven también de marco decorativo a la trama, sin olvidarse de los preparados culinarios, que componen unos sugestivos bodegones.

Destacar también el trabajo de los personajes principales, interpretados por Grégory Gadebois (Manceron), e Isabelle Carré (Louise), ambos proceden del mundo del teatro, en el que tienen experiencia y fama. En lo referente al marco histórico, está muy bien contextualizada, en los albores la Revolución Francesa, que arrastra e influye a su vez en los cambios y pormenores del comer y de la gastronomía, mostrándonos cómo se gesta el primer restaurante del mundo.

– “¿Qué nombre reciben estas empanadillas?”

– “Délicieux.”

En resumen, Délicieux, una historia para paladares gourmet, que se aleja del repetitivo y a veces insípido cine comercial al uso.

 

FOTOGRAMAS. Unas pinceladas

Francia, 1789. Un poco antes de la Revolución Francesa, un periodo en el que se avecinan importantes cambios sociales, este es el marco en el que se desarrolla Délicieux.

Manceron es un reputado cocinero, un buen profesional, un innovador de la cocina, que vive sólo para crear apetitosos platos.

Trabaja al servicio del duque de Chamfort, al que dedica todo su tiempo. En el palacio del duque se celebran suntuosos banquetes, a los que acuden un reducido grupo de las élites, unos comensales bastante excéntricos, sus tertulias consisten en su mayor parte en cotilleo, además de comentar las frivolidades de la Corte.

Después de ser despedido por su jefe, el duque, decide irse a la campiña para abrir un restaurante, en el que pueda realizar sus creaciones culinarias con plena libertad.

Se instala con su hijo Benjamin Manceron (un joven seguidor de las nuevas corrientes de libertad, que llegan desde París). Un acontecimiento que va a alterar la cotidianidad del nuevo local, la aparición de una misteriosa mujer que se ofrece para aprender el secreto de los fogones,

-“Me llamo Louise, quiero ser aprendiz.

– Es vieja para ser aprendiz…”

Este es el comienzo de una arriesgada e innovadora idea, un nuevo concepto de sitio de comidas, “el restaurante”, que hasta entonces era desconocido.

“Estáis en un buen sitio,

si os esforzáis, las diligencias pasarán aquí en invierno.”

Ahora os toca a vosotros disfrutar de esta historia, tenéis casi dos horas, la trama ya está hilvanada, aún quedan dificultades por salvar y giros que dar para que se consolide este sitio de comidas, y lleguen a la mesa la igualdad y fraternidad que se reclaman en las calles de París…

 

 

 

La puedes encontrar en el catálogo de la Biblioteca de la Universidad de Alicante (BUA): 

 


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… la justicia, no es solo cuestión de fondo. Sobre todo, es cuestión de forma. Así que no respetar las formas de la justicia es lo mismo que no respetar la justicia. Lo comprende, ¿verdad? -Melchor no dice nada; el subinspector esboza una sonrisa tolerante-. Bueno, ya lo comprenderá. Pero acuérdese de lo que le digo, Marín: la justicia absoluta puede ser la más absoluta de las injusticias.

Terra alta / Javier Cercas

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