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Exposición sobre la fotografía en Filipinas

La Biblioteca de Filosofía y Letras está formando una colección de libros sobre Filipinas bajo la supervisión de Isaac Donoso, profesor del Área de Estudios árabes e islámicos del Departamento de Filología Integradas, arabista​ y filipinista. La colección Filipiniana se localiza principalmente en la signatura FL 959 de la 1ª planta de la Biblioteca. Se compone de libros adquiridos por compra, donación e intercambio. De entre ellos, hay que destacar las donaciones recibidas del Consulado General de la República de Filipinas en Barcelona y del investigador Francisco Gonzalo Villanueva (Iloilo, 1948) especializado en historia y cultura filipinas y las relaciones entre el archipiélago asiático y España.

Como actividad relacionada con ese fondo bibliográfico, la Biblioteca de Filosofía y Letras acoge del 1 al 20 de diciembre de 2023 la exposición “De Bugasong a Barcelona: una exposición sobre la vida y obra de Félix Laureano (1866-1952), primer fotógrafo filipino”. Se trata de una exposición itinerante, realizada y comisariada por el investigador filipino-canadiense Francisco Villanueva, y compuesta por 40 carteles escritos en inglés. Expuesta por primera vez en la sede del Museo Nacional de Filipinas en Iloilo, esta será la primera vez que se realice una exposición amplia en España con este material, que describe la vida y obra del fotógrafo Félix Laureano a finales del siglo XIX.

Laureano nació el 20 de noviembre de 1866 en Patnongon, pero creció en Bugasong, provincia de Antique, en una acomodada familia terrateniente cuyo cabeza de familia era de origen español. Los Laureano estaban bien situados y pertenecían a la clase ilustrada en la Filipinas finisecular. En esa época empezó el movimiento de «la Propaganda», que exigía reformas políticas para los territorios de Ultramar y representación en Cortes. Es igualmente el momento en que se inicia la fotografía en Filipinas y se funda en 1860 el primer estudio fotográfico, abierto por el británico Albert Honiss en la calle manileña de la Escolta.

En 1883, Félix Laureano fue admitido en el Ateneo Municipal de Manila y estudió fotografía. Participó con 21 años en la famosa Exposición General de Filipinas celebrada en Madrid en 1887, donde sus 40 fotografías de vistas y tipos de Visayas recibieron una Mención de Honor. Al año siguiente, sus obras volvieron a recibir una Mención de Honor en la Exposición Universal de Barcelona. Después, Laureano viajó por Europa y residió en París para estudiar las últimas novedades en fotografía. En 1892 regresó a Barcelona para establecerse como fotógrafo profesional y participar en la primera Exposición Nacional de Industrias Artísticas. En la Exposición Regional Filipinas en Manila de 1895, su álbum de fotos, Recuerdos de Filipinas, recibió una Medalla de Bronce. En esa obra se recogen distintas imágenes de aspectos cotidianos de la vida en Filipinas: el baño, las tareas diarias y los lugares públicos, diversos hombres y mujeres filipinos ataviados con trajes típicos, las costumbres y algunas celebraciones locales, por ejemplo, las corridas de toros.

Laureano abrió en el año 1982 en Barcelona su primer estudio fotográfico “Gran Fotografía Colón” en la Rambla, nº 36-38. El periódico del movimiento de la Propaganda filipina, La Solidaridad, informó ampliamente de evento. En 1897 Laureano abrió su segundo estudio en la calle Alí Bey, nº7, y una sucursal en la Calle Iznart de la ciudad de Iloilo.

Por otra parte, Laureano también se dedicó a hacer fotografías para la prensa, por ejemplo, para las emblemáticas La Ilustración Española y Americana, o La Ilustración Artística. Su carrera en la fotografía de prensa culminó con el icónico retrato de “Los últimos de Filipinas”, los 32 sobrevivientes de la última resistencia española en Baler durante la Revolución filipina.

A raíz de la Guerra Civil Española, Félix Laureano se marchó de España, se instaló con su familia en el barrio manileño de Santa Ana, y falleció el 18 de diciembre de 1952.

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… la justicia, no es solo cuestión de fondo. Sobre todo, es cuestión de forma. Así que no respetar las formas de la justicia es lo mismo que no respetar la justicia. Lo comprende, ¿verdad? -Melchor no dice nada; el subinspector esboza una sonrisa tolerante-. Bueno, ya lo comprenderá. Pero acuérdese de lo que le digo, Marín: la justicia absoluta puede ser la más absoluta de las injusticias.

Terra alta / Javier Cercas

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