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“Aromas del mundo: una guía para narices inquietas” de Harold McGee

La Biblioteca de Ciencias te recomienda la lectura de una de sus nuevas adquisiciones: Aromas del mundo: una guía para narices inquietas. Harold McGee, autor de La cocina y los alimentos, nos propone un viaje al misterioso mundo de los olores. En esta obra de asombrosa sabiduría y originalidad, el autor destila la ciencia que hay detrás de los olores hasta obtener una guía accesible y muy entretenida sobre los aromas del mundo. Aunando vivencias personales y una rigurosa investigación, incorpora los últimos descubrimientos de la biología y la química, y revela cómo nuestro olfato, un sentido con una poderosa pero ignorada influencia en nuestra vida cotidiana, tiene el poder de exponer detalles invisibles e intangibles del mundo material, y provocar sensaciones extraordinarias.

Remontándose a los orígenes de los olores en el espacio interestelar, McGee nos cuenta la fascinante historia de las moléculas que desencadenan nuestras percepciones a diario, responsables de fragancias como los aromas cítricos a cilantro y cerveza y los olores medicinales a narcisos y erizos de mar, muchas de las cuales existían antes de que ninguna criatura pudiera olerlas.

Este libro nos lleva en una aventura sensorial en la que olisquearemos lo ordinario (calle mojada y hierba cortada) y lo apetitoso (pan fresco y chocolate), lo delicioso (rosas y vainilla) y lo desagradable (carne en mal estado y huevos podridos), desde la sulfurosa tierra naciente hace más de cuatro mil millones de años hasta las tenues notas de fenol y formaldehído de nuestros teclados de ordenador. McGee rastrea olores de alimentos, bosques, ríos y flores, y nos muestra con su habitual maestría cómo aprender a detectarlos, identificarlos, valorarlos y combinarlos para transformar nuestra relación con la cocina y los sabores.


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… la justicia, no es solo cuestión de fondo. Sobre todo, es cuestión de forma. Así que no respetar las formas de la justicia es lo mismo que no respetar la justicia. Lo comprende, ¿verdad? -Melchor no dice nada; el subinspector esboza una sonrisa tolerante-. Bueno, ya lo comprenderá. Pero acuérdese de lo que le digo, Marín: la justicia absoluta puede ser la más absoluta de las injusticias.

Terra alta / Javier Cercas

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